SIETE

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Jimin sintió que su cuerpo se derretía, un calor descomunalmente excitante lo estaba tragando por completo, lo consumía en contra de su voluntad, en contra de sus propios deseos. Sus manos se aferraron con mucha fuerza a los delgados hombros de YoonGi. Sentía como los suaves labios del pelinegro se movían expertos sobre los suyos, se hacían dueños de su boca y lo obligaban a seguirle el juego torpe e inexpertamente.

Cuando YoonGi creyó que al fin había tomado el control, Jimin pudo zafarse de sus labios. Respiró con desesperación, apretó los puños y no pudo evitar estampar la palma de su mano en la mejilla del albino. La furia se podía ver en todas sus facciones, sus ojos encendidos y sus mejillas sonrojadas demostraban cuan enfadado se encontraba. YoonGi se llevó una mano sobre su mejilla y se relamió los labios antes de arremeter nuevamente contra el más pequeño. Lo tomo de las muñecas e intento besarlo otra vez, pero Jimin lucho con todas sus fuerzas y no se lo permitió, pudo voltear a su contrincante, ahora él se encontraba montado sobre YoonGi y apretaba sus costillas con sus piernas quitándole casi toda la respiración.

El silencio reinaba en la habitación, ambos muchachos peleaban uno contra el otro sin decir palabra alguna. Jimin prefería callar antes de que su boca se atreviera a soltar sandeces, YoonGi por el contrario quería estudiar un poco más cada una de las expresiones del hombrecillo que se encontraba sobre él.

—YoonGi, les traje un poco de limo... —La puerta se abrió repentinamente y la madre de YoonGi se quedó con las palabras a medio decir —Lo... lo siento, no... no quise interrumpir... —Volvió a cerrar la puerta de un solo golpe.

Jimin se bajó de un salto de la cama y empezó a meter su ropa mojada dentro de su mochila, mientras que YoonGi se reía a carcajadas sujetándose la barriga debido al dolor que le ocasionaba el reírse demasiado.

—¡¡Eres un bastardo!! —Jimin no pudo soportarlo más — ¿Cómo te atreviste? ¡¡Estas enfermo!!

—Eres tan lindo cuando te enfadas y arrugas la nariz de esa forma—YoonGi no le dio mucha importancia al asunto.

— ¿Cómo pudiste besarme? ¡¡Los hombres no se besan, por Dios!! —Volteó a ver al albino —Estas mal de la cabeza.

—Eres muy exagerado, con el pasar de los tiempos las cosas han ido cambiando. Además el amor no depende del género, ni de la edad, ni de condiciones económicas. Amor es amor, así de simple.

— ¿De qué amor estás hablando? Lo que acaba de pasar solo fue algo de mala suerte —Tomo una bocanada de aire —Cometí un error al venir contigo y esto es un tipo de carma, un castigo.

—Pero...

—¡¡Pero nada YoonGi!! —Jimin levanto la voz —No ha pasado nada, será mejor que me vaya a casa, antes de que se haga mas tarde. 

—¡¡Te quiero maldita sea, te quiero, Jimin!!—El rubio no escucho más, tomo sus cosas y salió con pasos apresurados seguido de YoonGi —¿Acaso eso no es suficiente justificación?

En la sala se encontró con los dos adultos que esperaban expectantes, no sabían lo que estaba sucediendo, se morían por saber y hacer preguntas, pero decidieron guardar silencio al ver que los dos jóvenes tenían una pequeña riña entre sí, era preferible mantener la distancia hasta que los implicados se calmaran un poco.

Jimin sintió sus mejillas arder, era extremadamente bochornoso encontrarse en tal situación, la vergüenza lo estaba carcomiendo por entero. Levanto la mirada con un poco de recelo y se despidió rápidamente con leves movimientos de cabeza, no quería o no debía permanecer más tiempo frente a los dueños de la casa, que lo más probable es que lo juzgarían por una acción tan reprochable.

—Jimin espera —YoonGi lo alcanzo en la puerta de la entrada y el rubio creyó que se disculparía —Por lo menos admite que te gustó —Y su suposición se fue a la basura.

—Eres peor de lo que pensé —Esas fueron sus últimas palabras antes de abandonar el lugar.

El pequeño rubio caminó por un par de horas por medio de las desoladas calles, se sentía sucio y de vez en cuando se limpiaba los labios con la manga de su camiseta con un poco de amargura. Al llegar a casa entró con cautela, ya que no quería encontrarse con su padre y darle explicaciones del por qué acababa de llegar y del por qué usaba ropas que no eran suyas. Fue directo a su habitación a darse un baño con agua caliente y olvidar todos los pormenores del día.

Pero por más que intentó borrar aquel recuerdo de su mente no pudo hacerlo, tenía a Min YoonGi sobre él, acariciando sus labios con los suyos, apropiándose de su boca sin pedir permiso y transmitiéndole el calor que a él le hacía falta, no obstante su cuerpo tembló debido al temor y a la vergüenza, Jimin no admitiría que su primer beso fue con un maldito enfermo, claro que no lo haría.

Después de haberse bañado se apresuró a ponerse el pijama para meterse a la cama. Intento conciliar el sueño por un largo rato, pero todos los intentos fueron pueriles, ya que cada vez que cerraba los ojos visualizaba a YoonGi y cada escena de su imaginación terminaba en un dulce y apasionado beso, acarició sus labios con la yema de sus dedos, las toco con tanto ímpetu que juró que podía sentir el calor del albino sobre sus labios, juró que podía oler su esencia y muy a pesar admitió que ese beso le había encantado, aunque no sería capaz de decírselo al pelinegro, aunque el mismo se repudiara por aquello.

Jimin se odió por ser tan débil y dejarse llevar por un beso tan morboso y bizarro como aquel. Movió su cabeza para todos lados pretendiendo borrar de la memoria ese beso que lo había hecho vibrar hasta la última fibra de su pequeño cuerpo, no obstante su obstinada cabeza se negó a dejar ir ese recuerdo que más adelante sería la condena más vil.

—Estás loco, Jimin —Se habló así mismo, volviendo a tocar sus labios, mientras viajaba en las escenas del acontecimiento del día — ¿Cómo es posible que te gustara tanto? Él es un chico, igual que tú, sabes que no puede ser posible.

Se acomodó en posición fetal y dejó que las lágrimas de amargura y rabia bañaran sus mejillas. Lloró de impotencia y coraje. Jimin era un jovencito que ya había sido doblegado lo suficiente y encontrarse con una situación que estaba empezando a pesar cual miles de toneladas sobre sus hombros no era algo grato de experimentar. El beso de YoonGi sería el primer escenario de la transformación de Jimin, de la metamorfosis que sufriría, algo que no podría cambiar, ni parar.

Se durmió y al fin pudo dormir después de mucho tiempo sin la compañía del fantasma de Taehyung, ya que al cerrar sus ojos el único rostro que tenía ocupando su memoria fue la de YoonGi, sintió asco por ese hecho, pero se dijo así mismo que sería la única vez, aunque muy en el fondo sabía que se estaba engañando, sabía muy a pesar de sus deseos que recordaría ese beso por mucho, mucho más tiempo.        

ROTO - YOONMIN +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora