TRES

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Las tormentosas palabras de mi secreto,

 han apuñalado cien veces las paredes de mi garganta

con el único motivo de mantenerme callado

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—¡¡Noo!! ¡¡Por favor!! ¡¡No te vayas!! —Los gritos se escucharon en toda la casa y la habitación dejó que se formaran ecos lastimeros — ¡Espera!

El sudor perlaba su piel y unas lágrimas se asomaron cristalinas de sus aun cerrados ojos. Apretó la mandíbula y lanzo manotazos al aire. Se removió cual paciente de epilepsia perdiendo el control de su propio cuerpo.

—¡¡YoonGi!! ¡¡Cariño!! —Las delgadas manos de la mujer lo sacudieron con desesperación —Solo es un mal sueño bebé.

—¡¡No me dejes!! —El pelinegro se revolvió en la cama —¡¡Quédate!!

—YoonGi, amor —Su madre lo abrazo cuando el muchacho se aferró a su brazo con tanta fuerza, casi lastimándola —Tranquilo. Ya pasó, solo es una pesadilla —El albino se lanzó a la mujer que le ofreció su pecho para que se refugiara en el.

—E-Ese sueño o-otra vez —Su ojos verdes se veían aguados.

—Nunca me iré mi vida —Su madre beso sus cabellos mientras lo abrazaba con más fuerza —Siempre estaré contigo —Lo retiró de su pecho y acunó su rostro sudoroso —Siempre.

—Gracias —Una nudo en su garganta no le dejó decir más.

La culpa lo estaba asfixiando tan dolorosamente que prefirió esconder su rostro nuevamente en él rígido pecho de la única mujer que amaba. No le gustaba mentir, pero era necesario para evadir las preguntas que no quería responder. Prefirió callar con tal de no escarbar en las heridas que todavía estaban sangrantes y abiertas.

Su alma se caía a pedazos cada vez que su madre corría a socorrerlo cuando las horribles pesadillas se colaban en sus sueños y lo hacía temblar como una frágil hoja en otoño. Ese episodio se repetía en su subconsciente como un viejo video estropeado y no dejaba de perturbarlo en sus despertares.

No había sido una despedida de las buenas. YoonGi suplicó y rogó con el único motivo de que él se quedara, pero sus lágrimas no lograron convencer a ese ser tan repugnante y frívolo, inclusive se burló de sus sentimientos y le dejó muy en claro que lo utilizó para lograr su cometido.

Se fue sin volver la mirada, dejando a un YoonGi con el corazón roto en la mano y las apabullantes lágrimas rodando por sus mejillas.

—Tienes que ir a la secundaria —La dama de cabellera larga se levantó de la cama y palmeó la espalda de su hijo —Aséate, ponte el uniforme y baja a desayunar.

—Mamá ya no soy un niño —Refunfuñó antes de lanzar las sabanas lejos de su cuerpo, ponerse de pie y estirarse mientras lanzaba un bostezo al aire.

La mujer lo observó con cierto pesar, le dolía que su único hijo sufriera de constantes y concurrentes pesadillas, pero por más que quisiera ayudarlo no podía hacer nada para aliviar sus tormentosos sueños. Lo había llevado a un sin fin de terapias, con infinidad de especialistas, no obstante nada ni nadie logró descifrar ma allá de una mente cansada.

—Digas lo que digas sigues siendo mi bebé —Su madre salió de la habitación con una sonrisa en la cara, pero con un sabor amargo en la boca del estómago.

ROTO - YOONMIN +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora