MasterChef ➵ j.b

eleven

Maratón 1/2.

Justin salió del estudio de grabación luego de que terminaron de grabar el programa por completo. Ryan Bettlour fue el participante eliminado. Podrían también haber eliminado a Evelyn, porque realmente sus platos no estuvieron al nivel de Masterchef. Pero Justin no quería que se fuera, así que convenció a los demás jueces de que Evelyn sólo tenía un mal día. Sabía que no era bueno sacar a alguien que había estado mejor solo para no perder una vagina, pero no se repetiría más.

—Justin —lo llamó Gordon haciéndolo sobresaltar.

—¿Qué sucede? —preguntó Justin mientras se volteaba.

—Iremos a comer a un restaurante, ¿vienes? —preguntó Graham.

—N-no, me iré a mi casa —dijo Justin. En serio quería estar ahí y pensar.

—Bien —respondió Graham mientras le hacía una seña de que no hiciera nada raro sin que Gordon lo viera.

Justin rió, no iría con Evelyn. Aunque moría por verla y pedirle disculpas, no era lo correcto.

—Adiós —saludaron antes de irse.

Justin caminó hacia la casa a paso lento. Su vista se detuvo en una cabellera rubia. Era Evelyn. Tenía su mentón apoyado en sus manos y sus codos en sus rodillas. Parecía triste y eso a Justin le estaba matando. Moría por acercarse para poder preguntarle si podía perdonarlo por ser un imbécil. Pero no lo haría, cualquiera podría verlos y correrían un riesgo enorme. Suspiró pesadamente y siguió caminando hacia la casa.

Evelyn lo miró mientras se alejaba. Por un momento se ilusionó con que se acercaría a hablarle, pero no fue así.

Justin ingresó a su habitación y cerró de un portazo. Estaba tan molesto por haber sido un idiota descuidado. Por eso Graham los descubrió y no podría ver más a Evelyn, y justo que comenzaba a agradarle de más. Además, se arrepentía por como le habló. Él no era tan duro cuando daba su opinión sobre los platos, pero con ella fue un hijo de puta, como si fuera culpa de ella que no puedan verse más.

Se quitó la ropa enojado y luego de tirarla sobre la cama buscó algo más cómodo. No quería quedarse allí todo el dia. De tanto pensar terminaría yendo con Evelyn.

Metió cosas importantes dentro de una mochila y bajó corriendo hasta el garage donde se montó en su auto. Lo puso en marcha y comenzó a conducir por el camino que lo llevaría al gran portón de salida. Frunció el ceño al ver a lo lejos a Thomas con una mano sobre la mejilla de Evelyn. Golpeó el volante y pisó el acelerador, no tenía por qué ponerse celoso.

Comenzó a conducir rápidamente apenas salió de la casa. Quería llegar a su casa y cocinar para quitarse el enfado. Tenía las manos apretadas en el volante, tanto que sus nudillos ya estaban blancos.

Cuando llegó a su casa, dejó el auto estacionado y entró. Encendió todas las luces y caminó a paso rápido hacia la cocina. Buscó por todos los cajones hasta que consiguió lo que quería. Sonrió sin mostrar los dientes y sacó un cigarrillo del paquete. Lo llevó a sus labios y lo encendió para luego darle una calada. Su cuerpo se relajó al instante.

Fue en busca de una botella de su vino favorito y volvió a la cocina para servirse en una copa. Se sentó en un taburete delante de la isla para comenzar a fumar y tomar más cómodo. Dio otra calada y sacó el humo.

Dos horas después ya había terminado de comer y se encontraba sentado en el jardín de su casa aburrido. No tenía nada que hacer y no quería volver a encerrarse en el mismo lugar donde estaba Evelyn.

Tomó su celular y sonrió cuando se le ocurrió una gran idea. Marcó el número que se le vino a la cabeza para luego llevarse el celular a la oreja. Sonrió cuando después de cuatro tonos la persona atendió.