twenty

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Evelyn dejó de trotar apenas llegó a la puerta de su casa

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Evelyn dejó de trotar apenas llegó a la puerta de su casa. Mientras estaba en el parque se largó un diluvio, así que ahora estaba completamente empapada. Se sacudió como si fuera un perro apenas entró a su casa y comenzó a quitarse la ropa mientras caminaba hacia el baño, se estaba muriendo de frío.

—¿Algún día dejaré de tener mala suerte? —se preguntó a sí misma.

Justo cuando estaba por abrir la llave del agua, alguien tocó el timbre haciendo que se sobresaltara. Gruñó con fastidio por haber sido interrumpida y salió luego de colocarse una bata de baño, de todos modos no abriría si no conocía a la persona.

Cuando se acercó, se sorprendió de ver a Justin allí parado empapándose por completo. Hacía días que no lo veía, luego de verlo con aquella mujer en la cafetería, decidió que no quería verlo más por un tiempo por el bien de ella. Así que desde ese momento no respondió a ningún llamado ni mensaje de parte de él. No entendía como tenía el descaro de aparecer en su casa.

—Sé que estás allí Evelyn —dijo Justin y volvió a tocar la puerta.

—Pues claro que estoy aquí, es mi casa —dijo cuando abrió la puerta—. ¿Qué haces aquí? No quiero verte.

—Yo estoy bien, ¿tú? —preguntó Justin poniendo los ojos en blanco.

—No te importa, no sé que haces aquí pero ya puedes irte por donde viniste —señaló su auto.

—Vine porque estoy preocupado. No me atiendes ninguna llamada y no respondes mis mensajes, ¿qué ha pasado? —preguntó elevando los brazos—. Pensé que estábamos bien la última vez que nos vimos.

—Pensaste mal, ahora vete y no molestes más —respondió y quiso cerrar la puerta, pero Justin metió el pie en el medio—. ¡Justin! —exclamó.

—Explícame que sucede, no soy un maldito adivino Evelyn —se cruzó de brazos.

—No sucede nada, ahora por favor vete y no aparezcas nuevamente en mi casa —empujó su pierna y cerró la puerta con fuerza.

Se apoyó sobre esta y colocó una mano en su pecho sintiendo como el corazón iba a mil por hora. Moría de ganas de colgarse en su cuello y besarlo, se veía tan sensual con esa camisa pegada al cuerpo por la lluvia y todo el cabello revuelto. Pero su dignidad era más fuerte que ella y no quería ser el segundo plato de nadie.

Suspiró y comenzó a caminar hacia el baño. Antes observó por la ventana y notó que Justin ya no estaba en la puerta pero su auto seguía allí aparcado. Bufó y siguió su camino, en algún momento tendría que irse.

Luego de una grandiosa ducha caliente de una hora, fue hacia su habitación y se colocó ropa cómoda para estar en su casa. Era sábado y no debía trabajar. Una vez abrigada fue hacia la cocina y tomó su celular mientras ponía agua a calentar. Frunció el ceño al ver un nuevo mensaje de Justin, lo había mandado hacía media hora.

MasterChef ➵ j.bDonde viven las historias. Descúbrelo ahora