¿Quién diría que Evelyn se terminaría enamorando del hombre que estuvo por sacarla de la competencia tantas veces? Aunque era imposible no hacerlo. El gran Chef Justin Bieber enamoraría a cualquiera con sólo una mirada, o en el caso de Evelyn, con s...
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El cuerpo de Evelyn se sacudió ante una nueva embestida de Justin y gimió mientras arañaba la espalda de este. Mordió su hombro ahogando un grito cuando Justin giró sus caderas y le dio más profundidad.
—Estoy cerca —lloriqueó y se arqueó ante una nueva embestida.
Justin apretó los dientes y besó sus labios tragándose todos sus gemidos antes de aumentar la velocidad. Él también estaba por llegar. Se sentía en el cielo viendo la cara de placer de Evelyn y sus pechos rebotando frente a él.
—¿Así es como te gusta? —susurró en su oído con la respiración agitada y besó su cuello.
—¡Si! —gritó y lo arañó nuevamente.
Justin sonrió contra su cuello y la penetró fuertemente provocando que ambos jadearan. Evelyn apretó más las piernas al rededor de su cintura y gimió en su oído haciéndolo gemir.
Pocos minutos después, ambos se encontraban jadeando intentando recuperarse del orgasmo que los había tomado al mismo tiempo. Evelyn enredó los dedos en el cabello de Justin y dejó un beso en su frente.
—Había extrañado tu cuerpo —dijo Justin clavando su mirada en ella. Evelyn sonrió y levantó una ceja.
—¿En serio? —preguntó.
—Si, estuve todos estos meses deseando tenerte entre mis brazos nuevamente —susurró cerca de sus labios y la besó.
Evelyn sintió un cosquilleo en el vientre al oír eso pero decidió ignorar el sentimiento que le provocó.
Habían pasado dos semanas desde que Justin apareció en su casa convenciéndola para hablar y desde ese día estuvieron bastante juntos. Pero de todos modos no habían tenido sexo hasta la noche anterior, Evelyn no quería hacerlo a pesar de que casi lo hicieron esa mañana en su casa. Hasta que vio a Justin salir de la ducha con tan solo una toalla al rededor de su cadera y no pudo aguantar las ganas.
—¿Quieres desayunar algo? —preguntó Justin mientras repartía besos por el cuello de Evelyn.
—Si sigues así no podré bajar a desayunar —respondió Evelyn casi sin voz provocando que Justin riera.
—Pararé por ahora, pero luego de comer algo no te salvarás —advirtió y se alejó de su cuerpo.
Evelyn se estiró en la gran cama de Justin y se tapó con la sábana sin ganas de levantarse. Justin la observó con una sonrisa en el rostro mientras se ponía su bóxer y pantalón deportivo.
—No me obligues a bajarte en brazos —bromeó Justin y le tendió su remera, la cual le quedaría gigante a ella.
—Hazlo —lo retó.
Justin sonrió de costado y, una vez que Evelyn tuvo sus bragas y su remera puesta, la arrastró por la cama hasta sacarla de esta y la levantó en sus hombros sin problemas.
