¿Quién diría que Evelyn se terminaría enamorando del hombre que estuvo por sacarla de la competencia tantas veces? Aunque era imposible no hacerlo. El gran Chef Justin Bieber enamoraría a cualquiera con sólo una mirada, o en el caso de Evelyn, con s...
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Cuatro meses después.
Cuatro meses habían pasado y todo estaba saliendo como lo deseaban. La relación de Justin y Evelyn iba cada vez mejor, el restaurante cada vez destacaba más y el trabajo de Evelyn en la cocina era extraordinario, ya no quedaba ni una pizca del miedo que sintió el primer día.
Mañana era Navidad y eso solo significaba una cosa, toda la familia de Justin volaría a Los Ángeles para celebrar en su mansión, y eso incluía a Evelyn. Después de nueve meses de noviazgo, ella al fin conocería a sus suegros. En algunas horas aterrizarían y tendrían que ir al aeropuerto a buscarlos.
Evelyn dejó de lado el untador con el que estaba poniendo la crema sobre el pastel y apoyó las manos en la encimera nerviosa. Le ponía histérica conocer a sus suegros.
—¿Está todo bien? —preguntó Justin tomándola por la cintura. Evelyn dio un respingo asustada.
—Solo estoy algo frustrada porque aún me falta preparar el tiramisú —respondió mientras entrelazaban sus dedo sobre su vientre.
Justin sonrió y dejó un beso en su coronilla.
—Déjame ayudarte nena, terminaremos más rápido. Ya me he desocupado —acarició su vientre—. ¿Segura que es solo eso? —preguntó.
—Me pone nerviosa conocer a tus padres. ¿Qué tal si les caigo mal? —rió avergonzada.
Justin soltó una carcajada y besó su coronilla con ternura nuevamente.
—Te aseguro que te amarán. Hace meses que les vengo hablando de ti —aseguró—. Además, has hablado con mi madre a través de Facetime.
—Lo sé, pero tenerla frente a frente será diferente —respondió.
—Claro que será diferente, pero te amarán —apretó su mano—. Me prepararé un trago y vendré a ayudar. Pero no te quiero estresada ni nerviosa, te quiero disfrutando de la Noche Buena, ¿si?
—Está bien —asintió—. ¿Podrías dejar de acariciar mi vientre? —preguntó Evelyn riendo.
—¿Por qué? ¿Me estás ocultando algo? la volteó para que quedaran frente a frente. Evelyn soltó una carcajada.
—Claro que no Bieber, quédate tranquilo que lo único que hay en mi vientre es comida —aseguró y dejó un corto beso en sus labios—. Ahora deja tu miedo de lado y ve a preparar tu trago.
—¿Miedo? Tengo treinta y tres años, ya va siendo hora de tener un heredero o heredera Bieber —respondió para molestarla.
—Pues búscate a otra persona. Solo tengo veintiséis años, aún no quiero ser madre, recién estoy disfrutando del trabajo que siempre quise tener, quiero viajar y disfrutar un poco más de la vida antes de tener un bebé —respondió Evelyn.
Justin sonrió al oírla y la estrechó entre sus brazos. Le encantaba oírla hablar sobre lo que quería hacer.
—Solo estaba bromeando pequeña. Yo tampoco quiero un bebé aún pero tampoco buscaré a otra persona. No te dejaré ir y si el destino nos quiere juntos con una familia en el futuro, lo aceptaré encantado. Pero ahora estoy en el mejor momento de mi vida y lo disfruto estando solo contigo, así que no quiero compartirte —besó su cuello—. ¿Estoy incluido en tus planes de viajar? —preguntó.