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Los rayos del sol que atravesaban el cristal de la gran ventana de la habitación de Dinah chocaron en mi rostro haciendo que me removiera un par de veces sobre la cama, me incorpore cruzando mis piernas en forma de indio y frotando mis ojos ¡Carajo que pesados sentía mis párpados! Habían sido pocas las horas de sueño que había podido conciliar la noche anterior, mire hacia un lado y la rubia estaba en un profundo sueño, con pena acerque mi mano hasta el cuerpo de la chica y di leves palmadas -Arriba dinah es tarde. La chica ni siquiera se inmuto a mover un solo musculo de su cuerpo -Dinah. Dije de nuevo y vi como esta vez sí se movió.

-¿Que sucede, porque me despiertas? Dijo aun con voz ronca

-Llegaras tarde a tus prácticas y yo debo ir a mi casa.

-Odio levantarme temprano. Escuche que se quejaba mientras salía de la habitación

-Todos lo odiamos bebe pero toca, ahora mueve ese trasero rubio y date prisa.

Una hora después ya estábamos listas para irnos, tome mi bolso y lo colgué sobre mis hombros, me acerque hasta el espejo que se encontraba en la sala de estar y me visualice de pies a cabeza estaba echa un asco por más que haya querido ocultarlo. Mis ojeras eran más que espantosas se podía notar la larga noche de insomnio que pase y ni hablar de mis ojos estaban hinchados y lucían tristes, joder y todo por culpa de una mujer.

-Luces terrible Camila

Suspire volteando hacia ella que me mira por el espejo -Ni me lo digas, parezco un zombie.

- No te pongas así bebe, va a pasar pero tienes que dejar a esa perra de Jauregui, no te hace nada bien estas echa mierda Mila y no me gusta verte así.

-Tranquila pasara Dinah

-La odio. -susurro con cierta rabia

- Yo la quiero. -dije por lo bajo

-¿Que?

-Que nos vamos ya Dinah

Dos horas después estaba en mi casa. Todo lucia tranquilo probablemente mi madre no estaba y siendo sincera era mejor así no quería que notara que había estado llorando, camine directamente a mi habitación donde permanecí todo el día en ella, mis ánimos estaban por el suelo y no tenía ganas de hacer absolutamente nada. Note que tenía algunos mensajes de Lauren en mi celular pero decidí ignorarlos, ella era la última persona con quien quería hablar, ya no derramaría una sola lágrima más por esa chica. Dos toques en la puerta me hicieron despegar los ojos de la pantalla de mi celular era mi madre.

-He venido a consentir a mi niña. -Exclamo en tono alegre acercando una pequeña bandeja con galletas y una vaso de leche. No pude evitar sonreír, por más años que pasaran Sinu me seguiría tratando como una niña y mentiría si les dijera que no lo amaba, mi madre es un ángel.

-Aww gracias mami, eres la mejor. ¿Porque lo hiciste? .dije dándole un beso en la mejilla

-Sé que no estás bien mila, lo noto en tus ojos, están tristes. Cuéntame una cosa ¿Estuviste llorando?

Si había algo que me sorprendiera mas era que mi madre supiese todo lo que me pasaba sin yo contarle, asentí con gesto triste y ella se acercó envolviendo sus brazos en mi cuerpo

-¿Que le hicieron a mi chiquita?

-Me enamore mama y ella no quiere nada conmigo más allá que una simple amistad.

-Cariño quizás ella no es para ti.

-Sé que siente algo por mi mama, lo noto en la forma en que me mira, en el trato que me da, cuando me sonríe o me abraza, sé que me quiere solo que le aterra contármelo

-Puede que lo haga porque sienta mucho aprecio por ti mila. Quizás tú te confundiste. Si te hizo llorar definitivamente no es para ti.

Suspire desviando la mirada de los ojos de mi madre. –Todo esto es tan difícil mama te juro que yo no planee que esto sucediera

-Sé que no lo hiciste hija –dijo acercándose. Pero el amor es así, cuando menos te lo esperas llega a ti, pero como ya te dije si esa chica te dijo que no, es mejor dejarlo Mila para que no sufras más.

Asentí tomando una de las galletas que se encontraban en la bandeja sobre la cama y la lleve a mi boca para darle un mordisco, mi mama tenía razón, era mejor dejar las cosas así, no quería enamorarme más de Lauren y se rechazada una vez más la mejor solución era alejarme de ella por más que doliera.

Lauren

Me sentía como si estuviera flotando en los aires, de una manera tan tranquila que no podía explicar, miraba la pantalla de mi teléfono celular comprobando si había respuesta alguna de la morena pero nada, ella no quería hablar conmigo, definitivamente la había cagado con ella se notaba lo mucho que me quería y yo simplemente la rechace por temer ser traicionada una vez más. Deje el artefacto sobre la cama con frustración, había sido una idiota con Camila y necesitaba hablar con ella. Acerque el porro alargado a mis labios una vez más inhalando unas cuantas caladas para luego de unos segundos expulsar el humo, el fuerte olor llenaba la habitación haciéndome olvidar un poco la situación y lo torpe que había sido. –Lauren, Lauren cuando vas aprender a no ser tan estúpida. Me reproche a mí misma mientras fumaba otra calada de aquel tabaco.

Cuando iba a llevar el tabaco nuevamente a mis labios el sonido de mi teléfono me distrajo, rápidamente lo tome en mi manos rogándole a Dios que fuera Camila, y no me equivocaba mis plegarias fueron escuchadas, deje escapar una risita cuando escuche su voz, me sentía feliz y más tranquila de lo normal.

-¿Lauren?

-Camila, me alegra escucharte. –dije lo más alegre que pude. Me sentía tan mal de no poder hablar contigo, lo siento tanto. –dije con sinceridad.

-Escúchame Lauren. –Me corto. En efecto necesitamos hablar para aclarar toda esta situación y entre más pronto mejor

-¿Quieres que nos veamos? –dije volviendo a la realidad poco a poco, me mire frente al espejo y mis ojos se veían más pequeños y achinados de lo normal y mis pupilas aún se veían dilatadas.

-Sí, entre más pronto mejor.

-Entonces ven a mi casa, en dos horas. Te puedes quedar conmigo.

-No me quedare contigo Lauren, hablaremos y volveré a casa. –La escuche murmurar en tono decidido

-Camz...

-Lauren por favor, te veo en dos horas. No me dio tiempo de contestar, la morena colgó la llamada rápidamente.

-Joder. -Maldecí lanzando el teléfono sobre la cama. Eres una idiota Jauregui..

Una Historia Diferente (camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora