"Yo me quería ir, te querías quedar
Y no sé cómo hacer para no caer
Tan fácil...""Tan fácil", Kevin Johansen + The Nada
Monique se acercó a Orpheo apenas cruzaron sus miradas. Ni lenta, ni perezosa, se había aparecido en el fondo del bar y había observado sin disimulo alguno el intercambio que había tenido su esposo con esa mujer.—¿Qué hace aquí? —inquirió cuando lo tuvo cerca.
No estaba contenta, pero tampoco iba a hacer una escena de celos, ni nada por el estilo. Se le pegó al cuerpo, pasando sus brazos por detrás del cuello de su esposo. Orpheo optó por hacerse el tonto.
—¿Quién? —le preguntó, fingiendo inocencia.
Su esposa le sonrió con malicia. Él sabía muy bien que ella no era ninguna tonta, pero no quería admitir nada. Además, tampoco estaba haciendo nada malo. Conversar con alguien no era pecado, hasta donde sabía. Siempre deambulaba por las mesas para aumentar las ventas.
—Tu profesora, ¿quién va a ser? —le explicó al oído, con falsa paciencia.
—Ah, ella. Nada, vino a ver si había hecho los deberes —le explicó, con indiferencia.
—Pero si es tu noche libre, tonto —replicó, recorriendo el pequeño espacio de piel expuesta que dejaba ver Orpheo con el dedo.
Él capturó su mano y se la besó con galantería. Esbozó una sonrisa, agradeciéndole la caricia en silencio, antes de responderle.
—Y eso le he dicho, que por qué no me preguntó y se ahorraba el gasto.
Monique lo miró con ojo crítico. No había mentido del todo, por lo que la excusa le había valido en parte. Era cierto que no habían roto ninguna regla, sin embargo, algo le olía mal a Monique.
Ver a Karen en el bar había alegrado mucho a Orpheo. Había sido una linda sorpresa. Sin embargo, si bien estaba animado con la idea de pasar un rato con ella, sabía que era demasiado arriesgado hacerlo allí, con Monique tan cerca. Con lo juiciosa que parecía, no se esperaba que hubiera cometido un error garrafal como ese.
—¿Y asumo que más tarde va a corregirte los deberes más de cerca? —preguntó su esposa molesta—. Acabo de ver tu lista de reservas.
Orpheo quiso separarse un poco, y ella se lo impidió.
—No voy a acostarme con ella. ¿Cuál es el problema? ¿No era esa la condición? —replicó, tratando de mantenerse indiferente.
Ella se rio de él. Era hora de distraerla, si quería salir ileso de esa situación. Rodeó su cintura con los brazos y le besó la base del cuello. Ella se movió apenas, para darle libertad de acción.
—Pienso cobrarle cada uno de tus movimientos —le dijo con altanería, sin detenerlo—. Y si se acuesta contigo, no la verás más, ¿de acuerdo?
—¿Desde cuándo te molesta quién visita mi cama? —le preguntó, apartándose un poco para ver su rostro—. Además, va a pagarte como todas las demás.
—El trabajo no se mezcla con el placer —sentenció—. Que yo me entere que se ha pasado de lista contigo —lo amenazó.
Si supiera que el que se pasó de listo fue él... Pero eso ya era otra historia. Saber eso la habría enfurecerido el triple, estaba seguro. Eso y que fuera con alguien sin clase y sin chiste como Karen.
—Tranquila, mi amor —le mintió con descaro y añadió—. Espérame despierta hoy.
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Contrabando De Gigolós (#HES 2)
RomanceUn negocio clandestino se ha vuelto muy lucrativo en la ciudad de Palas. En paralelo, los hombres están desapareciendo del Basurero, sin razón aparente. Orpheo está casado con una magnate del negocio nocturno de la capital. Él es el cantante princip...