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Un sonido molesto fue lo que la despertó de un susto, haciendo que se golpeara la frente con un mueble que se encontraba al lado de su cama. Tardó poco tiempo en percatarse que ese sonido molesto no era nada más y nada menos que su alarma.

—¿Se supone que debo de... levantarme...?— Talló sus ojos que apenas y podían abrirse de tantas lagañas que tenían. Su voz ronca también fue lo único en lo que se dio cuenta, ¿Acaso amaneció siendo un hombre?

Volteó a ver a su cuarto, pensando si realmente valía la pena el levantarse y hacer algo productivo o solo quedarse en cama todo el día mientras comía pollo frito.

Claro que la segunda opción era la mejor, sin duda, pero no podía si se trataba de una estudiante que, sí, tenia que ir al colegio.

—Escucha, Jisoo... aunque odias el colegio con tu alma, tienes que ir, de ese modo, tendrás un buen trabajo, conseguirás una pareja, tal vez.. y tendrás una vida perfecta...— Hablaba consigo misma mientras veía a lo lejos un zapato que estaba en el suelo, ¿Cómo rayos llego hasta ahí?

Después de cinco minutos, por fin, decidió levantarse, y cambiarse. El uniforme de su nuevo colegio era... lindo; una falda que llegaba un poco más arriba de la rodilla de color azul marino, una blusa blanca "formal" con un chaleco y una especie de suéter del mismo color, azul marino, que iba arriba de la blusa. Unos calcetines largos que llegaban al muslo, color negro o gris muy oscuro y unos zapatos negros.
Y no podía decir nada, todos los uniformes escolares eran iguales o parecidos.

Terminó de vestirse, se peinó, se puso perfume, aretes, un poco de lápiz labial y su reloj.
Todo lo que una chica necesitaba para ir a la escuela; aunque bueno, no todas las chicas eran iguales, algunas iban mas arregladas que otras y también estaban las que les importaba comino si su cabello parecía nido de pájaros.
Y Jisoo, era de las chicas que, sí, le importaba su apariencia, pero no tenía que ir exageradamente arreglada al colegio.

Pero ese día era diferente; era un nuevo colegio, en una nueva ciudad, o bueno, para Jisoo; con, lógicamente, nuevas personas que probablemente no había visto en su vida, y mucho menos en una ciudad con mucha gente como lo era Seúl.

Volviendo al tema, tenía que tener la mejor imagen, no quería dar una mala impresión en su primer día. A pesar de que no le importaba mucho hacer el ridículo, algunas veces, al menos debía tener una apariencia agradable cuando se trataba de conocer gente.

Fue hacía la cocina para tomar algo para desayunar.
Preparó sus cosas, checó la hora: ¡Perfecto! Tenía 10 minutos de sobra si se encaminaba a la escuela en ese momento, y en eso 10 minutos podía aprovechar y hacer algunos amigos, o bueno, ¿Intentar?

Escuchó la voz de su madre llamándola:

—Dime que no te iras sin despedirte...— La mujer abrió sus brazos para darle un abrazo su hija.

—Perdón, estoy un poco apurada— Contestó al abrazo de su madre.

—Pero no tienes porque estarlo, cariño— Rozó suavemente con su mano la mejilla de su hija —Mira, sé que puedes estar nerviosa porque, al fin y al cabo, es una nueva escuela, pero no te preocupes, todo saldrá bien— Le dio un beso en la frente a Jisoo antes de que esta tomara sus cosas otra vez y se fuera.

—Gracias, mamá— Agarró sus cosas y salió por la puerta —¡Te quiero!— Dijo antes de irse corriendo.

Hizo 5 minutos de viaje hacía la escuela, y de los cuatro que había perdido por distraerse con un gato que había pasado corriendo en frente de ella, solo le quedaba un minuto, y solo le serviría para llegar a su primera clase. Estaba bien, podía hacer amigos en la clase.

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