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Jennie había puesto su alarma para despertar temprano. En un día así, no perdería su oportunidad, bueno, realmente no podía decir oportunidad, más bien cumplir su deseo de navidad.

Estaba contenta, claro que lo estaba. Y es que, ¿cuatas probabilidades había de que su único deseo, pasar navidad con Jisoo, su cumpliera? No, definitivamente, nunca se cansaría de decirlo.

Se cambió, se puso su mejor ropa y preparó su mejor actitud, esperando que su familia no la arruinara, como casi siempre ocurría. Definitivamente, ese iba a ser uno de los mejores días para Jennie, no se iba a ir todo al caño.

Y estaba segura de ello.

Bajó las de escaleras de la casa, esperando que no hubiera nadie en la cocina, así no tendría que socializar con nadie de su familia, cosa que odiaba, por cierto. Probablemente su familia pudo ser muy buena, un padre con un trabajo estable y buen sueldo, una madre quien se encargaba del hogar, y una hija quien era responsable y se dedicaba a sus estudios.

Si lo pensabas bien, los padres de Jennie no eran mala gente, y ella realmente no tenía la mala vida que a veces podía aparentar, solo se estresaba un poco con el puesto de presidenta del consejo estudiantil, pero su relación con sus padres pudo ser buena... si es que ese ser no hubiera existido.

Era una maldita estudiante de intercambio, y sus padres la trataban mejor que a su propia hija. Jennie no se cansaría de repetirlo una y otra vez y aclararlo; ya que trataran a las dos del mismo modo, pero no, casualmente, trataban a una mejor que la otra, y otra vez, casualmente trataban mejor a la más idiota.

Bueno. Realmente no iba a ponerse a pensar en eso en esos momentos, en ese día tan lleno de alegría (que rima).

A lo mejor, solo debía pensar en Jisoo. Ya tenia los regalos listos. Uno como Jennie, y otro como la chica de las cartas.
Vaya, realmente no le importaba gastar en muchos regalos para Jisoo, al fin y al cabo, la amaba.

Ya no tenía miedo de decirlo, estaba enamorada de Jisoo, y poco a poco trataba de enamorarla. Había tomado un camino muy riesgoso, y ahora tenía que buscar como salir de ahí con éxito.

Sonrió, pues había pensado en Jisoo, y cada que pensaba en ella sonreía.

Ya que por fin estaba en la cocina, no, no tardó ocho mil años en estar en la cocina, pero sí parece. Su mala suerte, justo lo que menos quería, sus padres, y la idiota esa.

—Buenos días— Dijo Jennie con una sonrisa, pero no recibió nada a cambio. La habían ignorado completamente.

Suspiró internamente, si es que eso era posible, y prosiguió en ella misma hacer su desayuno.

—Ah, voy a salir— Volvió a hablar, intento de llamar la atención de sus padres.

—¿Con quién?— Preguntó su madre, sin voltearla a ver.

—Con una amiga— Por poco se le salió decir "mi novia", pero eso la hubiera puesto en muchos problemas.

—Que mal, porque acompañarás a Maddison a su reunión con sus amigos— A Jennie realmente le hubiera gustado estar tomando algo en ese momento para escupirlo de forma épica al escuchar eso.

¿Acaso estaba obligada?

—Tomaron esa decisión sin mi consentimiento— No era una pregunta, era un hecho.

—¿A quien le importa tu consejo?— Estaba tan tonta que ni siquiera podía hablar bien, pobre Maddie.

—Consentimiento, o sea, que yo estoy consciente...— La chica miraba a Jennie con el ceño fruncido, para que luego esta suspirara —Que yo estoy enterada, ¿te lo explico con manzanas?— Dijo eso último con un tono sarcástico con intención de burlarse de ella.

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