Prólogo: La noche.

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Dos meses antes.

- Mira quien está ahí... -susurró Alison- ¡Oh, por Dios! Te está mirando. Actúa normal.

Me moví nerviosamente en mi asiento tratando de parecer casual. Tobias, el capitán del equipo de fútbol de la Universidad, me estaba mirando. Hacía varios días atrás que había comenzado a observarme o a notarme; al principio pensé que sólo me miraba porque tenía mal arreglado el cabello o se me había quedado un pedazo de algo entre los dientes. Pero, después de revisar mil y dos veces mi aspecto antes de entrar a la escuela comprendí que me miraba porque le gustaba, o eso creía.

- ¿Todavía está mirando? -pregunté.

Alison volteó disimuladamente y luego sonrió.

- Sí -respondió. Pero su sonrisa cayó rápidamente-. Escúchame, está viniendo para aquí, así que, sé normal por una vez en tu... -se calló y caló aire-. Hola, Tobby -chilló envolviendo un largo mechón rubio de su pelo en el dedo índice.

Tobby no hizo más que sonreírle devueltacomo respuesta, y luego se dirigió a mí.

- América -mi nombre en su boca sonaba bello. Era como escuchar a ángeles cantar, quizá- ¿Tienes planes para ésta noche? - Ah -miré a mi mejor amiga que me hacía señas de que no-tenía-planes de todas las formas habidas y por haber-. No, ¿tú?

Él sonrió y miró a sus compañeros de equipo.

- No, ¿quieres venir a cenar a mi casa? -volvió su miraba hacia mí, entonces, me guiñó un ojo. Asentí- Te paso a recoger a las ocho en punto. No tardes en salir, linda -Y se fue.

Miré a Alison con la boca abierta, ¿en verdad me está pasando a mí? Quiero decir, nunca antes había tenido una cita o algo parecido, y menos con alguien tan importante para la Universidad.

- Wow -exclama Alison.

Suspiré de emoción y sonreí.

En verdad, estas cosas nunca me pasaban a mí. Es decir, casi nadie me notaba. Era muy común, creo, y sé que a los chicos les gustan las chicas que tienen curvas bien marcadas. Esas que tienen unas tetotas y un culo inmenso. Y yo, sin embargo, pensaba que mi única curva bien marcada era la de mi papada.

*

A las ocho en punto yo ya estaba lista. Me había puesto un lindo vestido floreado, con unas sandalias delicadas, me maquillé un poco, yme perfumé completa.

Justo cuando estaba terminando de ponerme el brillo labial escucho la bocina proveniente de su auto. Sonrío, pensando en lo que me espera para esta noche.

Karla estará muy enfadada cuando se entere que he ido a la casa de su ex novio. Sé que puede que me esperen algunas palizas de parte suya, pero ahora, juro que no me importa. Y sí, Karla es muy abusiva. Por ser la capitana de las porristas se creia superior a todas, pero no era así. Era tan común como yo. Además, es muy bonita y eso la favorecía en muchísimas cosas. Cómo por ejemplo, en el amor. Aunque no creo que ella sepa el significado del término "amor", ya que cada noche está con chicos diferentes. Ella no hace más que usarlos y descartarlos. Eso, también, hizo que la tilden de Zorra. Sin embargo, no le importa porque aun así tiene lo que quiere.

- ¡Adiós! -grité desde la puerta, para después darle un portazo y salir.

Tobby esperaba apoyado en su auto con los brazos cruzados. Lucía extremadamente sexy. Llevaba puesto un saco negro, un pantalón del mismo color, una camisa blanca y una corbata mal arreglada. Tenía su pelo chocolate casi rubio sensualmente revuelto, cómo que sí intencionalmente estuviera horas tratando de que se vea así.

Sonreí, y besé su mejilla.

-Estás preciosa -dijo.

- Gracias, tú igual -miré su corbata por un segundo y decidí arreglarla-. Ahí está mejor.

Él sonríe en muestra de agradecimiento. Abre la puerta del acompañante y me deja entrar.

- Qué caballero.

Antes podría jurar que odiaba estas cosas. No me gustaba que me abran la puerta porque según yo, era mi cita no mi chofer. Pero, en este momento no me importó.

- Gracias -me guiña un ojo.

Rodea el auto y sube.

- ¿Lista? -pregunta encendiendo el motor. Asiento mordiéndome el labio.

*

Cuando llegamos a su casa, bajamos y entramos. Ésta era inmensa a comparación de la mía, sencillamente hermosa.

Tobby me muestra la decoración, y mi mandíbula cae floja, sorprendida. Había preparado en el living un picnic para dos con velas, manteles, flores y corazones. Todo lo que una mujer puede esperar para una cita romántica.

- De verdad, esto es hermoso -dije sentándome en el suelo sobre el mantel.

Tobby imitó mi acción.

- No tanto como tú. No puedes tener nada material que sea tan hermoso como tú, nada ni nadie se compara -besa mis labios, y... oops, las mariposas comenzaron a salir de su capullo para revolotear en mi estómago. Mis mejillas se enrojecieron cuando tocó por primera vez mis labios. Vaya, nada mal para una primera cita.

Mi boca pedía más, así que agarré los lados de su cara y lo atraje hacía mí. Él al notar mi acceso posó una mano en mi cintura y fue bajándola hasta tocar mis desnudas piernas. Me estremecí al notar su atrevimiento.

Me aparté de él y lo miré a los ojos.

- ¿Qué pasa? -preguntó esperando respuesta, pero no dije nada-. Vamos, América ¿qué sucede?

- Es que... estoy nerviosa.

- No dejaré que nada malo te ocurra, yo te protegeré.

Sus palabras eran tan dulces que me hicieron sonreír y plantarle un cálido beso en los labios. Asentí y volví a besarlo, ésta vez con desesperación. Su mano volvió a rozar mi pierna y luego fue subiendo hasta tocar mi delicada panza. Automáticamente me volví a apartar.

Tobby soltó un sonoro suspiro y preguntó:

- ¿Y ahora qué pasa?

- Soy -comencé a explicar.

- ¿Virgen? -Tobby abrió sus verdes ojos como platos- Esto debe ser una broma, ¿estás hablando en serio? -rió.

Sentí una vergüenza inmensa y me arrepentí de estar allí. Asentí lentamente agachando mi cabeza. Luego levanté la mirada para verlo con una gran sonrisa.

- ¿Eso era? Oh, cariño. No pasará nada.

*

Me encontré a mí misma acostada en el suelo al lado del capitán del equipo de fútbol. Una fina sábana tapaba mi pequeño cuerpo desnudo, y una porción del cuerpo de Tobby.

Lo observé dormir cómo veinte minutos hasta que decidí irme a mi casa. Traté de visualizar mi vestido y mis sandalias. Destapé mi cuerpo y caminé desnuda hasta el mueble donde se encontraba la televisión junto con mi ropa interior, mi vestido, y mis sandalias. Me vestí rápidamente y busqué en los cajones de ese mismo mueble. Encontré un bloc de notas y una lapicera, así que, traté de hacerle una nota a Tobby.

"Tobby:

Gracias por darme la mejor noche de mi vida. Fue hermoso, absolutamente todo.

América."

Dejé la nota sobre la isla del living y salí.

Eran exactamente las 4.47 a.m. La noche estaba llena de lentejuelas y el clima era ideal para caminar. Afirmé mi bolsa a mi hombro y comencé a caminar repasando cada segundo de la noche. Cada beso, cada caricia, todo. Me reí por lo bajo cuando me di cuenta que ni siquiera habíamos tocado la comida.

Al llegar a mi casa fui silenciosamente a mi habitación, entrando y cerrando la puerta detrás de mí. Salté de alegría hasta llegar a mi cama, suspiré y me dejé caer feliz. Sonreí.

"Había estado con Tobias West".


Encadenada al amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora