Locked In [larry stylinson]

Capítulo 68. Hallway.

Dormir se convierte en un reto.

Pasa horas y horas dando vueltas en la cama. La escena se repite en su cabeza incontables veces, pero sustituye lo que en realidad pasó por escenarios menos dolorosos: en su imaginación, manda a todos a la mierda y acepta que siente mil cosas por el rizado sin siquiera titubear; o, quizás, se queda junto a él hasta que todo lo malo ha pasado, y son sólo ellos, expuestos, pero juntos. Sin embargo, de una u otra forma sus pensamientos siempre vuelven a la situación real, y cada vez que lo hace siente más culpa y rabia contra sí mismo que la vez anterior.

Cada vez incluye más detalles, y más preguntas se formulan en su cabeza, ¿los entrenadores están enterados de lo que ocurrió? ¿Alguno de los jugadores con moral intentó ayudar a Harry? ¿Cuánto incrementó el odio de Ashton por él? ¿Cameron también lo odia? Y, lo más importante, ¿en qué momento decidieron esas bestias que Harry podía irse? ¿Regresó caminando hasta el edificio, o qué ocurrió?

Durante el transcurso de la noche escucha incontables veces a Harry quejándose. Intenta no decir nada, porque sabe que lo último que el menor quiere es hablar con él, pero después de cuatro o cinco veces de escucharlo jadear, no puede evitar preguntarle si necesita algo o si quiere algún tipo de ayuda; el rizado nunca contesta, así que Louis se queda en silencio durante un rato, hasta que nuevamente, después de cuatro o cinco veces de escuchar gemidos de dolor, no puede evitar preguntarle cómo se encuentra, convirtiéndose en un ciclo que no hace más que irritar al rizado.

—Por favor, déjame hacer algo— se sienta en su cama —Por favor, Harry, estás muy herido, por favor.

Nada. Silencio total por parte del menor.

—Harry, por favor— suplica —Si tienes algo roto, si necesitas atención médica... no puedes hacerte esto.

—¡Déjame!— exclama —No quiero.

—Sé que estás molesto, y sé que me merezco que me odies el resto de tu vida, pero tú no te mereces esto.

No obtiene respuesta alguna, y toma su celular.

—Lo siento, pero no puedes estar así.

Comienza a marcar, y al tercer tono su llamada es contestada.

—¿Por qué carajo me marcas a las tres de la mañana? ¿Acaso estás loco?

—Necesito que vengas al dormitorio.

—Vaya, Louis, me halagas pero...

—¡Escúchame y sé serio!— exclama —Por favor, por favor, ven lo antes que puedas.

—¿Por qué?— comienza a salir de la cama cuando nota el tono sollozado del castaño —¿Qué pasa?— Louis escucha el movimiento al otro lado de la línea.

—Harry necesita ir al hospital— inhala profundamente.

—¿Qué?— su voz es de pronto asustada, casi enojada —¿Está bien? ¿Quién lo lastimó? ¿Qué le hicieron? Oh por Dios, ¿pelearon otra vez? ¡Louis!

Suspira profundamente, pues no quiere llorar —Por favor apúrate— termina la llamada —Niall está en camino— informa, dejando su teléfono en el buró.

—Deja ya de hacer lo que se te da la gana— gruñe —Te dije que me dejaras en paz.

—No me importa, no voy a dejar que te quedes así, ódiame todo lo que quieras.