Capítulo 40. The rise of an empire.

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Louis mira a Harry en el asiento junto a él. Ambos están semidesnudos, y atentos a los posibles ruidos que hacen sus compañeros al llegar.

—¿Crees que tarden mucho?— pregunta con voz baja, en un murmuro para solo ellos dos.

—Me parece que no deberían— responde —Será mejor vestirnos.

—No quiero.

—Bien, quédate desnudo ahí entonces, no sé cómo lo pienses explicar— responde a la vez que se pone el jersey.

—Muy listo— responde, poniéndose de pie —Usando la técnica de la evasión.

—Ya cállate y vístete.

—¿Sabes que quiero? Papas fritas— se coloca el jersey —También sería interesante saber porque tenías un condón en la media, ¿quien hace eso?

—Alguien que sabe la espontaneidad con que estas situaciones pueden llegar a ocurrir— sube sus pantalones —Siempre hay que prevenir.

—Seguro— rueda los ojos —Prevenir.

—¿Son esos celos?

Louis le sonríe con condescendencia —Por supuesto, vivo y respiro con el único propósito de celarte.

—¿Dónde está tu novia?— cambia de tema —No la veo desde... ¿medio tiempo?— tantea.

—No se supone que la veas.

—Es linda.

—¿Pretendes quitarme a mi novia?

—Maldición, deja de estar tan a la defensiva.

—¿Pretendes decirme qué hacer?— esta vez, es evidente que solamente lo dice con intención de molestar al rizado, quien le sonríe con un toque de reto, recibiendo el mismo gesto de vuelta.

—No pretendo hacerlo, lo estoy haciendo.

—¿Y si no quiero?

—El punto de una orden es que la sigas, quieras o no.

—Quisiera verte obligándome.

Murmullos comienzan a escucharse a lo lejos, Louis rueda los ojos con cierta molestia, y Harry sonríe divertido.

—Ya no hay tiempo, precioso— aprieta su mejilla y mueve con burla el rostro de Louis de arriba a abajo, hasta que este lo aparta de un manotazo —Ya pasará— guiña y se deja caer en su asiento, sin dirigirle una última mirada, y el castaño camina hasta su asiento.

El autobús comienza a llenarse rápidamente. Y los llevan de vuelta al edificio, para que recojan sus cosas y vayan a casa si así lo desean, o pasen ahí la noche y se vayan hasta el día siguiente.

Tanto Louis como Harry deciden dormir en el edificio, para irse a sus respectivos hogares el día siguiente.

Claro que, la rutina está hecha para romperse. Y cuando Louis despierta a la mañana siguiente, Harry está todavía en el dormitorio, sonriendo ante algo en la pantalla de su laptop. Está ahí, envuelto en las cobijas, sonriendo infantilmente mientras sostiene una taza de té entre sus manos, como si intentase entrar en calor, y Louis cree nunca haber visto una faceta tan inocente del rizado.

Pero no puede evitar preguntarse qué es lo que tiene al rizado sonriendo de esa manera. Así que se pone de pie sigilosamente, y camina hasta donde Harry se encuentra. Claro que, no habría logrado pasar desapercibido sino fuese por los audífonos que el menor tiene puestos y que siempre usa con un volumen innecesariamente alto.

El rizado nota a Louis cuando éste ya se ha sentado a su lado, ya ha fruncido el ceño y ya ha hecho tal expresión con la que, cualquiera supone, está apunto de hacer un berrinche.

Locked In [larry stylinson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora