[Narrador: Ann Brown]
Ya esta muy cerca..
Estaba a solo unos centímetros de mí, nos mirábamos las bocas con un deseo incontrolable. Era extraño decir esto pero, sentía muchas cosas con sólo estar así, sin hacer nada, sólo mirándonos.
- ¿Pasa algo? - Acercó su rostro a mi oreja y me susurró de manera sensual. Sentí como mi corazón se aceleró a mil.
- Na.. ¡Nada! - Estaba claro que no podía decirle que me pasaba, que mi corazón latía, que mi respiración era incontrolable y que no podía ni pronunciar su nombre con facilidad.
- Ya veo. - Me volvió a susurrar en el oído, se alejó y me miró los labios, tocándolos con su dedo. Teniendo su otra mano en mi cintura, agarrando con fuerza mi cuerpo contra el suyo para luego darme un beso en los labios.
Cuando me di cuenta, el beso se volvió cada vez más ponente. Con más y más fuerza, tal era la fuerza de nuestro beso, que pude escuchar algunos gemidos provenientes de mí y de él. No nos separamos hasta que tuvimos la necesidad de respirar un poco. Pero no duraba mucho esa distancia que nos separaba.
Al durar tanto los besos, pase mis manos sobre su cuello y él, me agarró firme de la cintura sin abrir los ojos ni un segundo. Nos empezamos a mover por el pasillo, entre besos y algunas manoseada de mi parte de la suya. Hasta que llegamos a una habitación, él la abrió rápidamente, me agarró entre sus brazos y entramos.
Pude sentir, que a pesar de haber estado allí por unos segundos, un calor muy grande. Probablemente, venía de nuestros cuerpos, que se entrelazaban y jugaban entre sí.
Respiré hondo, él estaba sacándose el saco que tenía, lo miré detenidamente y cuando él lo notó, se acercó rápidamente para continuar con los besos y caricias que ambos nos dábamos.
Estaba clara la situación, nos deseábamos de tal manera que era incontrolable, ¿cómo fuimos capaces de no darnos cuenta hasta ahora? Se debía a un simple viaje y a una situación en particular. La cual, agradezco.
Era feliz. Me sentía tan bien entre sus brazos que no sabía como responder a sus besos a tal punto.
Entre jadeos y entre que la ropa caía al suelo, nos encontrábamos en la cama, él jugando con partes de mi cuerpo con su boca y yo, simplemente disfrutando el momento.
Se sentía tan bien, no había nada más que decir. Sólo era el momento más feliz de mi vida.
Gemidos y más gemidos, a tal punto, sentí como esa habitación se volvía un sauna. El calor de nuestros cuerpos se volvían uno, era demasiado caliente.
- Al fin, al fin eres mía. - Me susurró en el oído entre gemidos y estocadas. Me quedé sin palabras, sólo me venía a la mente una y otra vez la palabra: "Gustar" nunca se la había dicho.
- ¡Aaa..Aaron! - Grité prácticamente al no poder coordinar mi respiración de manera buena a la situación.
- ¿Qué pasa, pequeña? - Volvió a darme una estocada. Solté un gemido al instante, él me miró satisfecho con la situación.
— Yo... Creo que me gusta. — Susurré. Pude notar la cara de felicidad que ponía, agarré una almohada y me tapé la cara de la vergüenza.
— A mi también, me gusta, me encanta. — Se acercó a mi, apoyó su cara en la almohada y me susurró.
Él es muy lindo...
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En Venta ©
RomancePor un problema familiar, el joven Aaron Hansen termina por ir a una subasta en lugar de su padre. A pedido de él, va a comprar algunos cuadros de pinturas que a él le gusten. Al terminar dicha subasta, comienza una subasta "VIP" que las personas co...