Capítulo 25 - Su madre

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[Narrador: Ann Brown]

Llegamos a la cocina, él se aseguró de cerrar las puestas bien.

— ¿Ocurre algo? — Parecía más nervioso de lo usual.

— No, es solo que, si el Señor nos oye, será un problema. Él se pone muy nostálgico, no la ve hace mucho. — Nos sentamos uno al frente del otro.

Tiene sentido, él... Parecía triste mirando el cuadro.

— La debe de extrañar mucho.

— Ella era una excelente mujer, una excelente madre, era muy alegre, solía reírse mucho y eso lo contagiaba. Me recuerda algo a usted. Pero, ella comenzó a enfermar luego del nacimiento del señor Aaron.

— ¿Enfermar? — Pregunté.

— Parece ser, que alguien, que no era el Señor, estaba presionándola de más.

— ¿Presionando? No logro..

— Me refiero a que — Me interrumpió. —, ella era humillada por gente de la familia del señor. Ella, venía de un mundo muy distinto al de él. Ella estudiaba piano, en el mismo lugar que el señor, allí se conocieron. Pero, de repente ella dejó de ir. El señor, terminó por ir a buscarla pero ella lo había perdido todo, desde su familia, hasta dinero para cubrir las lecciones de piano. En ese momento, el señor, descubrió su facilidad para dibujar, pintar y otras cosas como tocar el violín.

— Ella era muy completa.

— Ella era muy talentosa. Cualquier cosa que hacía, lo hacía bien. Pero, tristemente, tiempo después, los padres de él, se enteraron de que veía a una mujer a escondidas. Eso fue devastador.

— ¿Qué ocurrió después? — Me levante y me dirigí a preparar dos cafés.

— Obviamente que no pudieron versé, pero eso no los detuvo. Él hizo lo posible por verla, día tras día, noche tras noche. Hasta que, ella quedó embarazada.

— Allí apareció Aaron... — Le di la taza de café y él la miró.

— Sí, en el peor momento diría.

— ¿Qué..?

— Su madre no la quería en la vida de su hijo, pero su padre, ahora que iban a tener un hijo, les pidió que se casaran. Eso hizo muy feliz a la pareja. Todo iba sobre ruedas y tiempo después, Aaron nació.

— Hasta allí todo bien pero, ¿ella como enferma? — Tomé un sorbo del café.

— Hubo maltratos verbales y físicos a ella de parte de la madre de su esposo. Allí, todo acabó, no podía hacer nada, ella aguantó por doce años pero ese día de la subasta, ella...

— ¿Qué pasó? — Noté que se tomó una pausa, una muy larga.

— De ese día, ellas se encontraron por casualidad en un lugar donde Olivia comúnmente iba a tocar el piano. En ese lugar, tuvieron una discusión, según lo que dijo una persona que estaba allí, a la madre de Aaron, Olivia, le agarró un ataque de pánico. Cuando el señor llegó, no pudo hacer nada, ella le pidió alejarse y él, hasta el día de hoy, se arrepiente mucho de no haber prestado atención.

— ¿Ella se lo terminó diciendo? — Negó con la cabeza.

— Cuando Aaron tenía quince años, no sé si lo recuerdas, su abuela murió, ella confesó todo ese día. Obviamente fue un golpe duro para el hombre que sentía culpa y ahora, era aun peor.

— ¿No planea ir a verla? Me refiero a que, es cierto que todo lo que pasó fue malo pero ellos se aman, al fin y al cabo. — Me miró y sonrió.

— No, no pasará.

— ¿Y eso?

— ¿Te digo algo? Conocí al señor hace mucho tiempo, éramos muy jóvenes y luego, él la conoció a ella, ¿lo curioso? Cuando ella empezó a llevar sus obras de arte a las subastas, él siempre iba y sin que ella supiera, compraba sus cuadros. Él tiene toda una habitación con ellos. Pero, actualmente, él ya no iba. Aaron comenzó a ir por él luego de eso pero, ¿te digo qué? Al final, él siempre trae los cuadros de la madre.

Ya veo...

— Deberían de verse, al menos, por última vez.. — Susurré y Joseph se levantó de la silla.

— Ojalá sea así. Me gustaría volver a escuchar esa agradable música que ella cantaba. — Salió de la puerta y me quedé mirando la taza de café delante de mí.

— ¡Espera! — Me levanté para ir a buscarlo pero me detuve.

¿De qué canción hablaba...? Creí que sólo tocaba el piano y el violín...

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