[Narrador: Ann Brown]
Cuando creí que nada mas podía pasar, me encuentro con la persona menos pensada cuando llegué a la casa. Quien se encontraba en la puerta, no era ni más ni menos que Lucía. Tener peor suerte nunca creí que tendría.
- ¿Qué miras? - Se dirigió a mi directamente y de mala forma. Era de esperar de ella que me mirara mal.
- Nada. - Aparté la vista y me dirigí en dirección a la cocina. Pude escuchar cuando me alejaba que pasos se escuchaban detrás de mí. Era inevitable parar y mirar atrás, estaba Lucía mirándome. - ¿Y ahora? - Agregué y ella se cruzó de brazos.
- Sólo quería darte una pequeña advertencia.
¿Advertencia?
- ¿Sobre? Tengo trabajo en este momento, tengo que ir a preparar la comida para esta noche.
- Deberías de agregar un plato mas para mí.
- ¿Sólo eso quería decir? Esta bien, no se preocupe. - Le volví a dar la espalda y comencé a caminar.
- Una cosa más - Me detuve. -, es sobre Aaron, noté que te llevas muy bien con él pero debo de darte una advertencia. No importa cuanto se esfuerce, él nunca la mirará. Además, si él tuviera que elegir a alguien tan... Perra como tú, te aseguro que él no lo haría. - Me di vuelta para mirarla.
- ¿Sólo eso?
- ¡Mantente alejada de él! - Me gritó y se acercó a pocos centímetros de mí con la mano levantada.
- Voy a repetirlo otra vez, quizá no entendió, ¿sólo eso, señorita? - Repetí.
- Toma esto como un regalo, es una leve advertencia, si se vuelve a repetir, no lo contarás. - Me dio la espalda y se fue por el largo pasillo hasta que le dejé de ver.
Necesito demasiado a Donna en este momento...
***
Ya de mañana, fui a la puerta principal de la casa, pude ver a Joseph junto a Donna. No me podía creer que volviera ya, había pasado una semana y días, ya la extrañaba.
- ¡Pasó tiempo, Donna! - Me acerqué a ella con entusiasmo, ella le entregó su maleta a Joseph. Nos sonreímos.
- La verdad es que sí. Estoy algo cansada, para ser honesta.
- ¿Cómo estuvo el casamiento? - Ella hizo una mueca de tristeza.
- Si te contara. Te deberás de imaginar, tarde mucho tiempo en volver, planeaba estar allí sólo tres días. Bueno, quiero olvidar eso.
- ¿Tan malo fue el casamiento? Esta bien, teniendo en cuenta que pasaron muchas cosas aquí, también quiero olvidarlas. Estoy de acuerdo contigo.
- Eso me recuerda, quizá deje de trabajar aquí.
- ¿Eh? - La miré unos segundos sin entender lo que decía.
- Como oíste, quizá deje el trabajo.
- ¿¡EH!? pero, pero... ¿Por qué? - Tartamudeo de los nervios que me provocaba lo que oía.
- No hay tiempo ahora, hay alguien detrás de ti. - Me señaló y me di la vuelta, era Aaron. Suspire al instante, no quería verlo en estos momentos, menos después de las situación con Lucía. No tenía mucha gana.
— Hola. — Se acercó a nosotras sonriendo.
— Buen día. — Contestó Donna al saludo. Muy en cambio yo, no lo saludé y aparté la vista. Me quedó mirando unos segundos sin entender al igual que Donna.
— Yo, tengo cosas que hacer, si me disculpa. — Contesté alejándome de ellos. Pude ver que se susurraron algunas cosas que no llegué a escuchar.
No quería verlo, sólo por ahora. Mañana hablaré con él sobre lo que Lucía dijo, era una clara amenaza.
Me dirigía a mi cuarto cuando choqué con alguien, me golpeé la nariz contra su torso.— Lo sien... — Me pause que cuando vi que era el padre de Aaron. Se me vino a la cabeza por un segundo Olivia.
— No pasa nada. ¿Qué comeremos hoy? — Parpadeo hasta que me doy cuenta de la situación.
— ¿Hoy? Carpaccio.
— Mi comida favorita, buena lección.
— Señor, ¿recuerda el día que vine a esta casa? — Levantó una ceja y me miró fijo.
— Claro, no lo olvidé.
— Recuerdo claramente que cuando nos quedamos sólos unos segundos, dijo que nunca me iba a tratar como una hija ni tampoco como alguien importante para su familia o para este lugar.
— Sí, eso dije.
— Siempre lo vi como una persona importante para mí, no me importaba lo mal que nos pudiéramos llevar. Por ello, el otro día me encontré con Olivia. — Pude ver como sus ojos se abrían y como estaba a punto de decir algo pero se contuvo.
— ¿...Y? — Contestó con duda.
— Me gustaría que viniera conmigo, si es que puede. Quiero llevarlo a un lugar, ¿qué tal el miércoles? Faltan sólo dos días. — Sonreí esperando la respuesta, estaba claro que iba a rechazarla pero sólo quería que se juntaran una vez más.
— ¿Dentro de dos días? No sabría decir si estaré o no ocupado. — Se dio la vuelta y comenzó a caminar.
— ¡Esperaré ese día! — Contesté animada mientras él se alejaba.
***
De día ya se había hecho, me encontraba saliendo de mi cuarto cuando crucé miradas con Aaron, que estaba pasando por el pasillo.
— Hola. — Movió su mano saludando y se acercó a mí.
— Buen día, quería que habláramos. — Me miró confundido.
— ¿Ahora? Tengo trabajo y es importante, parece que conseguí a un modelo para una campaña. Es importante.
— ¿Cuándo podemos?
— Mañana.
— No puedo mañana, debo de salir.
— ¿Adónde? Prácticamente no sales. Si es así, puede esperar la conversación.
— ¡No, tiene que ser ahora sino...! — Me detuve.
¿Por qué no podemos hablar antes?
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En Venta ©
RomancePor un problema familiar, el joven Aaron Hansen termina por ir a una subasta en lugar de su padre. A pedido de él, va a comprar algunos cuadros de pinturas que a él le gusten. Al terminar dicha subasta, comienza una subasta "VIP" que las personas co...