Capítulo 17

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Esa mujer debía de haberle echado una maldición, algo de eso tendría que haber hecho esa bruja!

Al llegar al piso de Mónica ésta salió a recibirle con un conjunto de encaje negro, su favorito , y una sonrisa en los labios. Un buen cambio después de este último día en el que todo el mundo le había dedicado miradas nada cariñosas.
- Hola cielo! He preparado champán y el jacuzzi está esperando por nosotros.
Dijo Mónica entrelazando sus brazos en su cuello y rozándose sensualmente con su cuerpo. Y su amigo....sin señales de vida. Leo se dijo que era por todo el estrés del día de hoy.
- Humm suena bien nena, porqué no me pongo cómodo y me cuentas más?
Dijo con una sonrisa sensual.
Se acomodó en un sillón y después de recibir una copa de champán Mónica se sentó en su regazo y empezó a besarle y mordisquearle el cuello.
Cerrando los ojos Leo se dejó llevar y empezó a disfrutar del contacto. Sin esperarlo Miranda volvió a colarse en sus pensamientos y volvió a recordar el sueño erótico de esa mañana. Su amigo empezó a responder...
- Cielo por qué no nos deshacemos de esa ropa...
Y sin mas al oír la voz de Mónica su virilidad volvió a desinflarse. Qué demonios!
Leo se levantó y cogiendo a Mónica la llevó al dormitorio. La tumbó en la cama y empezó a acariciarla y a desvestirla. Mónica gemía y susurraba su nombre y Leo sólo podía comparar las diferencias entre ella y la mujer que le llevaba atormentando desde ayer. Donde Miranda era voluptuosa y suave Mónica era flaca y....intentando centrarse sacudió la cabeza y se dio cuenta de que todo estaba siendo mecánico e impersonal. Concentrate! Se dijo. Volvió a acariciarla y...nada. No sentía nada. Su amigo se negaba a funcionar y se veía en nuevos problemas pues tenía una mujer deseosa y dispuesta y él no era capaz de excitarse. Maldita sea!
-Emm... Mónica.
Saliendo de la nube de pasión en la que estaba Mónica le miró interrogante.
- Esto... Yo... Verás no me había acordado que tengo que irme..

La cara de Mónica era un poema. Rápidamente se recompuso y acariciándole el brazo le dijo.
- Bueno cielo, un rápido y en otra ocasión disfrutaremos más tiempo...

Leo se apartó un paso por precaución.
- Es que...no puedo. Debo irme ya.
Lo siento. Te compensaré lo juro.
Y dándole un breve beso salió corriendo dejando a una desconcertada mujer.

Gracias a tod@s los que vais leyendo esta historia y sobre todo gracias por los votos que aunque parece una tontería animan un montón. De momento os va gustando???

Corazón dormidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora