Capítulo 13

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Miranda y Julia junto a la madre de ésta habían pasado una mañana muy provechosa pues una vez tomada la decisión de irse a vivir juntas sumado al optimismo y exceso de energía de su amiga las había llevado a ponerse a buscar rápidamente un apartamento y comprar las cosas para el mismo. Muchas de esta ocasiones le hacían darse cuenta de lo fácil que tenía la gente con dinero la vida. Pues en el transcurso de esa mañana ya habían encontrado una casa que cumplía con los requisitos de las Lawson para poder vivir y volvían animadas y cargadas de bolsas. La verdad es que Miranda agradecía al destino que hubiera cruzado su vida con la de Jules, gracias a ella no había sucumbido a la lástima y sabía que tendría su apoyo siempre. No pudo evitar sonreír al recordar cuando Jules le contó cómo le había dado su "merecido" a su hermano. La verdad es que tendría que haber sido muy cómico de ver como su pequeña amiga daba de golpes a el gigantón de su hermano.
Al percatarse del silencio a su alrededor Miranda alzo la vista para encontrarse a un agitado Leo delante de ellas. Julia y su madre habían quedado mudas y al observar la mirada de rabia de Leo, Miranda rodó los ojos e ignorándolo se dispuso a subir las escaleras para ir a su habitación a recoger sus maletas.
Leo estaba aún aturullado por la mezcla de sentimientos que tuvo al verlas. Y al final le ganó la rabia sobre todo al ver como ella parecía tranquila e incluso iba sonriendo! Él se esperaba que estuviera haciendo el papel de mártir destrozada para poder sacar tajada y se encontraba con que estaba más bella que nunca y sonriendo! Y lo peor de todo fue cuando simplemente le ignoró!
Carrapeando la tomó del brazo, sintiéndola tensarse, y le dijo.
- Me gustaría hablar contigo un momento. Por favor.

Miranda se soltó de su agarre y con una mirada fría y dura le dijo.
- No tengo un momento para hablar con usted señor Lawson. Aparte de que no tengo la necesidad de escuchar nada que tenga que decir.

- Hija por favor habla con él un momento- dijo Beth con mirada angustiada. No quería que Miranda se cerrase en banda y creía firmemente que el recibir una disculpa la ayudaría en un futuro a no volverse una persona cínica y amargada con los hombres.
Miranda la miró con cariño y decidió claudicar por esta vez, pues al fin y al cabo tenía mucho cariño a los Lawson y no quería tener que ponerles en el compromiso de apoyar a uno o a otro.Así que tragándose la amargura asintió y se encaminó hacia una salita.

Corazón dormidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora