Capítulo 2

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Julia y Miranda se conocieron cuando las asignaron como compañeras de cuarto en la residencia de la Universidad de Columbia. Miranda era una estudiante becada proveniente de Ohio y aunque no podían ser más distintas la una de la otra se cayeron bien al instante.
Julia la explicó en su incansable parloteo que aunque su familia vivía en New York ella había querido vivir la experiencia completa de la universidad como una más. Estaba allí por insistencia de sus padres de que tuviese estudios y había elegido hacer la carrera de Diseño.
-Bueno ya basta de hablar de mí. Cuentame sobre ti.
Miranda con una mirada tímida le empezó a explicar a la pequeña y extravagante Julia.
-Bueno yo vengo de una granja en un pueblo de Ohio y gracias a mis notas me han dado una beca completa. Voy a hacer la carrera de Negocios.
- Genial amiga cuando quieras trabajo dímelo y se lo digo a mi padre.
Miranda asintió sin decir nada, ya que su madre la inculcó el valor del trabajo duro y a ser independiente y prefirió no discutir tan pronto con su nueva amiga.

Y así comenzaron una gran amistad en la que Julia sacaba el lado loco de Miranda, y ésta ayudaba a su amiga a centrarse y estudiar. Tenían mucha complicidad y a pesar de ser totalmente opuestas ,una rubia pequeña y extravagante, la otra morena con curvas y seria, empezaron a tratarse como hermanas pues sabían los secretos de la otra y se aceptaban y apoyaban incondicionalmente.
Fue una noche de las pocas en las que Julia no tenía planes y en cambio Miranda sí, cuando conoció a su hermano Leo.
Julia estaba insistiendo la en que aceptase llevar un collar suyo para la cita que tenía Miranda cuando oyeron llamar a la puerta y al abrir Miranda se enamoró instantáneamente.
Era un hombre de unos 30 años. Castaño y muy elegante. Pero lo que más la impresionó fueron sus ojos verdes tan profundos y el cuerpo de dios griego.
- Mir  te presento a mi hermano Leo.
Miranda como pudo salió de su embeleso perdiéndose la mirada de asco que le prodigó el castaño, y al ir a estrecharle la mano se encontró con el vacío ya que el hombre la ignoró para espetar a su hermana
-Preparate para irnos.
Y sin más salió deprisa de la habitación llevándose el corazón de la ingenua muchacha.

Corazón dormidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora