Me despierto cansada. Se supone que al dormir descansas, pero me siento agotada; los pensamientos de la noche anterior invaden mi cabeza. Sin poder evitarlo sonrío.
No sé qué hora es pues no sé dónde está mi teléfono, aquí no hay un reloj y no hay ventanas para saber si es de día o de noche.
Miro a mi izquierda y está un Carlos profundamente dormido con su torso desnudo y tapado Solá de la cintura para abajo. Me muerdo el labio inferior. Trato de levantarme pero los brazos de Carlos no me dejan.
-Carlos, me vas a asfixiar -me muevo un poco pero me apega más a él-
-No te vallas -me dice con su voz ronca tan sexy que tiene-
-No me iré, simplemente quiero estirarme -me suelta un poquito y cuando iba a salir me vuelve a apegar a él-
-Pero vuelve...
Me vuelve a soltar y salgo de la cama, me envuelvo en una de esas batas que ponen en los hoteles. subo las escaleras para dirigirme a la cocina; al llegar comienzo a hacer pancakes.
Siento como unos brazos envuelven mi cintura. Me voltean y me suben a la encimera. Enrollo mis piernas en su cintura.
-Buenos días hermosa -me dice Carlos con una sonrisa y le respondo con un beso corto- tus labios se están volviendo una adición para mi.
-Eso es bueno -suelto una leve risa. Muerdo mi labio inferior- verte así me vuelve loca.
-Tendrás que controlarte... -me dice con una sonrisa de lado rozando nuestros labios-
-Solo si tú haces lo mismo -le digo levantando una ceja-
-No te prometo nada -me besa- es imposible controlarme cuando, todo te queda bien y te ves jodidamente sexy con todo. Hasta sonriendo -me vuelve a besar y muerdo su labio inferior-
Me bajo de la encimera y comienzo a caminar; miro sobre mi hombro y me esta mirando de arriba a abajo.
Carlos sigue haciendo el desayuno mientras yo me voy a bañar. Me doy una ducha rápida y me pongo la ropa que había traído. Vuelvo y me siento en un pequeño comedor qué hay en la cocina.
-Señorita -dice Carlos pasándome un plato con cinco pancakes y un vaso con jugo de fresa-
-Gracias.
Carlos se sienta en la otra silla y comenzamos a comer. Estábamos en silencio pero no aguante más y rompí el silencio.
-De casualidad, ¿Sabes donde está mi teléfono? -Le pregunto y él se encoge de hombros-
-No lo sé, ¿no está en tu mochila?
-No sé dónde está mi mochila...
-Creo que la dejaste abajo -Me dice y se muerde el labio inferior-
-La iré a buscar y luego me iré -le digo y abre los ojos como platos-
-¿Qué? Pero, ¿Por qué? No te puedes ir...
-Tengo que ver a mi madre, no quiero que se preocupe -Carlos asiente, me levanto de la mesa para ir allá abajo-

ESTÁS LEYENDO
Amor Bipolar.
RomanceEn el transcurso de nuestras vidas, siempre habrá alguien de quien nos enamoramos perdidamente. Dicha persona no siempre es la indicada. Este es el caso de Ally, una chica de 17 años que se enamora perdidamente de Leo, un chico de su nueva escuela...