CAPÍTULO 4

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Gisele

-¿¡Gisele!?. ¡¡Gisele!!. ¿¡Donde estas!?- gritaba,ashley. Mi cuñada.

Me pasé la mano por mi frente, para sacarme el sudor. Me encontraba refregando el piso.Me dolían las rodillas y los nudillos de la mano.

Estaba cansada.

Entró en la habitación, y me miró con reproche.

-¿aún no has terminado?- se molestó.

Dios.... ya no la soportaba.

-no, falta poco- respondí,apretando los dientes.

-bueno,en cuanto termines de hacer eso, margaret te está buscando.Dice que subas a su habitación- informó, ashley.

Y se fue sin esperar mi respuesta.

Era una orden.

_¡Aguanta Gisele!.Sólo 5 días y te casaras. Te iras de aquí para no verlas ni oirlas nunca más- me dije a mi misma.

Seguí limpiando.

Mi hermano se encontraba en un viaje de negocios así que ellas podían hacer lo que quisiera conmigo. Como la mayoría de las veces.

Cuando termine,me costó levantarme.

Una vez de pié, me dirigí a la grandiosa habitación de margaret. Así es, sus habitaciones eran mucho mejores que las mías.

Golpee la puerta y ante un "pase", me adentré.

-tú madre me dijo que me llamabas- dije, sumisa.

-ahhh sisi- dijo poniéndose de pie.Me recorrió con la mirada - no se que ve el conde en ti, ¡mirate!.Estas sucia, y no pareces una dama fina como yo- sonrió.

-eso se debe a que TRABAJO- solté, molesta - tal vez tú y tú madre no conozcan esa palabra- agregué.

Eso enfureció a mi sobrina. Pero, luego, su cara se volvió divertida.

-No. No la conocemos porque somos unas damas. Una dama como yo, si merecen ser desposadas por un conde- se cruzó de brazos.

Me acerqué a ella, desafiandola. En este momento lleno de ira, las palabras de mi amiga, tenían efecto sobre mi.

Me tenía que hacer respetar.

-solo dices eso porque estas celosa de que él conde me haya elegido a mi en lugar de una arpía que lo único que hace es mirarse al espejo todo el día como tú- le dije y sonrei.

Muy bien.

Sacaste lo peor de mi.

Ella,alzo la mano y me pegó una cachetada, volteando mi rostro.

Sin poder controlar mis instintos,le devolví la cachetada.

Para mi mala suerte,ashley apareció y me agarró de los pelos, sin dejar de pegarme otra cachetada.

-¡a mi hija no le levantas la mano!- gritó. Y me arrastró de los pelos hacía el sótano.

Me tiró, y antes de cerrar la puerta dijo:

-No comerás. Te quedaras ahí, hasta que aprendas a comportarte. Además,no recibirás visitas, incluyendo al conde- dijo cerrando la puerta con llave.

Me dirigí a la puerta y la comencé a golpear,desesperadamente.

-¡abreme ashley! ¡No me puedes dejar aquí encerrada!- grité.

Pero mis gritos fueron en vano.

Podía escuchar sus risas desde donde yo me encontraba.

Rendida,me acune, apoyando mi cuerpo contra la puerta, y comencé a llorar.

Tal vez fue mala idea revelarme contra ellas.

Cada vez que pasaban más el tiempo, mi estómago manifestaba su hambre.

Al caer la noche,dormí allí,en el suelo frío y duró.

A la mañana siguiente,me desperté, pero al parecer a ashley no se le paso el enojo, porque seguía encerrada.

Me estaba muriendo de hambre.

Me puse de pie, ya no soportaba más estar allí encerrada.Camine un poco, lo único que había en ese sótano eran muebles viejos y algunos cuadros. Nada me servía para salir de aquí.

De pronto,sentí que se acercaba un carruaje. Rápidamente,busque un agüero y vi que se trataba del conde.

Maldición.

No.

Vi como margaret y ashley lo recibieron, haciéndolo pasar.

Eso significaba que todo estaba perdido. Estoy más que segura que aprovecharán este momento para poder seducir y convencer al conde de que su compromiso conmigo era una tonta idea.

Me aparte,y seguí inspeccionando el sótano. Me sorprendí, cuando encontré un arco.Lo conocía muy bien era el de mi padre.

Sonreí. Ese arco me trajo recuerdos de mi niñez, cuando era feliz junto a mi padre y mi madre.

Busque un pedazo de madera y lo coloque sobre la pared. Tome el arco que aún contaba con algunas flechas y apunte a mi objetivo, que en este caso era la madera.

Y así pase toda la tarde tirando con el arco. Al memos no me iba a aburrir tan fácilmente.

Mas tarde,llegó ashley. A lo que yo,rapidamente, escondí el arco.

-puedes salir- informó, haciéndose a un lado.

Al salir,lo primero que hice fue ir a la cocina y comer. Después,me fui a dar un baño y me puse mi vestido celeste. Uno de mis favoritos.

Tomé asiento en frente de mi espejo, uno de los pocos recuerdos que ashley me permitió conservar.

Tomé un cepillo, y comencé a peinar mi cabello. Amaba que estuviera liso y con ese brillo.

Justo en ese momento,Ashley entró a mi habitación, sin pedir permiso.

-lo que vas a hacer es lo siguiente: primero,le pedirás disculpas a margaret. Es lo menos que debes hacer después de comportarte de esa manera con tu sobrina- aseguró-después,iras a la cocina y trabajaras a allí todo el día, si haces alguna objeción o algo que me moleste te encerrare de vuelta- afirmó.

Y sin esperar una respuesta de mi parte, salió, cerrando la puerta tras su paso.

Cerré mis ojos, tomando aire. Disfrutando mis últimos minutos de paz, el día de hoy iba a ser muy largo.

No me iba a oponer, las iba a soportar hasta el últimos día, y una vez casada me voy de está casa para no volver jamas, claro que tenía que cumplir con las ordenes del conde pero no serían tan estrictas como las de ellas, solamente tenia que, entregarme él.

Salí de la habitación, y ni bien di un paso, encontré a margaret en el pasillo. Como si me estuviese esperando.

- margaret, quería pedirte disculpas por mi comportamiento de ayer- bajé la vista.

- te perdonó- sonrió. Muy feliz.

Pase a su lado, y me aleje dirigiéndome a la cocina.

EINAR (*1 Vikingos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora