CAPÍTULO 23

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Pero su golpe no llegó a cumplir su objetivo.

¿La razón?.

Una mano sostuvo la de ashley.

Confundida, dirigí mi mirada al dueño de esa mano. Y me sorprendí.

Einar.

Estaba furioso. Y se estaba conteniendo.

-Gisele no está sola. Ahora tiene una persona que la protegerá- aseguró, apartando la mano de mi cuñada.

Ashley,se sorprendió al ver a ese hombre defenderme, pero su lengua de víbora no iba a quedar allí. Ella nunca se da por vencida. Si es lo que más bien sabé hacer, es de atacar con palabras.

Y herir.

-No me extraña- sonrió, cruzandose de brazos- ¿Qué más se puede esperar de una CUALQUIERA?- agregó -Apuesto a que le haces favores a éste hombre- señaló a Einar.

Dios. Ya no me pude contener y le pegué una cachetada. Dándole vuelta la cara.

¿Cómo se atreve?.

¿Quién se piensa que es para tratarme así?.

Furiosa, alzó su rostro llevándose su mano a su mejilla, adolorida. Me la quiso devolver,pero Einar la detuvo, una vez más. Sonrei. Mirandola con superioridad.

Rendida... quizás...cobarde por enfrentarme en presencia de un vikingo, se alejó. Furiosa.

-¡bruja!- le grité -No eres más qué una Arpía- agregué, saltando y maldiciendo cada insulto que su boca se atrevió a soltar.

Di media vuelta, encontrandome con la sonrisa divertida de Einar.

-¿Y tú de que te ríes?- me molesté.

-Nada,nada- sonrió, levantando las manos en modo de rendición.

-¿Por qué no vas a reírte con Astrid?- acerqué mi rostro al suyo.

Bajé la vista al notar lo que estaba diciendo. ¿Qué me pasa?. ¿Por qué me molesta tanto que Einar esté cerca de esa mujer?.

-¿celosa?- levantó una ceja, llamando mi atención.

-No- negué.

-¿Segura?- se acercó más a mi rostro, quedando a tan sólo una distancia mínima de mis labios.

Mis ojos recorrieron la seriedad de su rostro. Hasta detenerse en el magnífico brillo de sus ojos. Tan atrapantes... Como desafiantes.

-¿Segura?- repitió en casi un susurró.

-haz lo que quieras con ella o con cualquier otra- me aleje. Tomando distancia.

-Gracias, Einar, por salvarme de mi cuñada que no para de levantarme la mano- imitó mi voz.

Estiró sus manos, rodeando mi cintura. Y de un sólo tirón, me pegó a su torso. Acorralandome con sus brazos.

Derritiendome, con su sonrisa.

-¡No necesitaba de tu ayuda!- coloqué mis manos sobre su torso, con la intención de alejarme de su calor.

Calor que me estaba matando.

Pero no pude. Su fuerza vencía a la mía. Acercó su rostro al mío,obligándome a que desviara mi mirada a un costado. Cerré mis ojos, al sentir como su aliento chocaba contra mi cuello, produciéndome el más hermoso de los cosquilleos. Sus labios, besaron mi mejilla, pausadamente.

Tormentosamente.

Dejé de luchar. Con tan sólo ese acto de su parte, todas mis barreras si vinieron abajo.

EINAR (*1 Vikingos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora