Capítulo 17: La belleza está en el interior...

1.1K 77 4
                                    

-¡Pizza para todos! –gritó Oliver al entrar en el salón llevando en la mano las pizzas que habían encargado para cenar.

-¡Qué bien! –Dijo Janna –ya pueden ser buenas, con lo que han tardado en traerlas.

Peter, Andrew, Liz y Janna ya estaban sentados delante del televisor. Habían decidido pasarse de la mesa del comedor al sofá, debido a que eran demasiados y no cabían alrededor de la mesa. Habían puesto cojines en el suelo delante del sofá, de esa manera todos podrían estar medianamente cómodos.

Oliver dejó las pizzas en la mesita baja de vidrio que había al lado del sofá y Janna empezó a cortarlas a octavos.

-¿Dónde están Ayna y Nath? –pregunto Oliver.

-Arriba –contestó Andrew apalancado en el sofá.

Oliver fue hasta la escalera y les llamó a gritos.

-¿Se puede saber qué hacéis? –dijo des de la parte baja de la escalera –como no bajéis ya vais a comer las pizzas frías.

Se escucharon pasos en el segundo piso y Ayna apareció por el hueco de la escalera levantando el pulgar para que Oliver lo viera.

-¡Ya vamos! –gritó Nath.

Bajaron corriendo escalera abajo un minuto más tarde y se sentaron juntos en los cojines delante del sofá.

-¿Se puede saber que estabais haciendo allí arriba? –pregunto Andrew.

Ayna hizo un gesto de no darle importancia y todos fueron a sentarse a cenar. Lizzie ya había tomado asiento a la derecha de la mesa. Peter, sin pensarlo dos veces, se había sentado al otro extremo de la mesa, lo más lejos posible de ella. Se sentaron todos delante del televisor.

-Hoy temeos a escoger entre dos dentro de la categoría que ha tocado, musicales –dijo Janna alzando dos cajas de película diferentes –En la derecha del ring se encuentra la película preferida de Nathan, que es muy sentimental, “Sonrisas y Lágrimas”. Nathan enrojeció.

-No es mi película preferida –replicó –solo dije que me gustaba –Ayna soltó una risita y le pegó un codazo.

-Bah… -dijo Liz –eso está bien –solo has herido un poco su orgullo masculino –todos rieron mientras Nath le lanzaba una mirada asesina a Janna. Esta prosiguió con si discurso.

-En la otra mano tenemos Los Miserables –dijo –se abren las votaciones.

-¡Los Miserables! Sin duda alguna –Escribió Ayna en su bloc y luego añadió –Lo siento Nath, je,je,je.

Nathan soltó un soplido.

-Yo apoyo a Ayna –dijo Oliver -¿Andrew, Peter?

-No me gustan los musicales –dijo Andrew refunfuñando –¿Cuál es la más corta?

-Por un estilo –dijo Oliver.

-Entonces voto en blanco ¿Peter?

-Los Miserables ¿Janna?

-Los Miserables, lo siento mucho Nath, otro día será… -Janna se rió y fue a poner la película.

Las pizzas corrieron y ya se habían acabado antes de llegar a la mitad de la película así que hicieron una parada para que Oliver fuera a hacer palomitas para todos.

Era ya muy tarde cuando acabó. A Ayna aquella historia siempre la hacía llorar desde el comienzo, pero era una película que nunca se cansaba de ver y sobretodo de escuchar. Las canciones eran preciosas y las voces que las cantaban más aun. Nunca había ido a ver el musical en un teatro, su madre no tenía tanto dinero como para permitírselo pero se había prometido que algún día se la llevaría a ver aquella maravillosa obra.

-¿Aun estás llorando? –dijo Andrew a Ayna.

-Es que al comienzo lloras de pena y al final de felicidad ¡Es un no parar! –respondió Peter secándose los ojos con la manga de la camisa.

Andrew y Ayna se rieron con ganas. Peter era seguramente, el más sentimental del grupo. Se hería muy fácilmente y siempre les hacía reír con sus tonterías. Seguramente había llorado más que Ayna durante la película. Liz le había tirado una palomita cada vez que veía que se secaba los ojos y se reía de él.

Liz al final se había instalado con Ayna en el desván y las dos subieron allí después de pasar por el baño a lavarse los dientes.

-¡Buenas noches a todos! –dijo Oliver desde el descansillo y desapareció en su habitación.

Ayna y Liz cerraron las luces poco rato después. Las dos estaban muy cansadas pero Ayna no conseguía dormir. Pensó que quizá fueran los nervios del día, pero se dijo que estaba tranquila y no hacía frío como para no dejarla descansar. Lo que la estaba poniendo de los nervios provenía del catre que había al lado de su cama. Los profundos ronquidos de Lizzie llenaban la habitación como si se tratara de una corneta soplada por el hombre con más capacidad pulmonar del mundo.  Al cabo de media hora de ronquidos decidió que si quería descansar debería irse a dormir al sofá, allí le sería imposible.

Cogió su almohada y bajo las escaleras hasta el descansillo y ya iba a bajar al salón cuando se percató de que había luz en la habitación de Nathan.

Dio unos golpecitos en la puerta y la entreabrió. Nath estaba sentado en la cama leyendo un libro. Al verla cerró el libro y lo dejó a su lado.

-¿Aun no duermes? –preguntó Nath.

-Ayna levantó su almohada y señalo hacia el piso de arriba. Al ver que no la entendía con símbolos cogió un bolígrafo que había en la mesa de Nathan y escribió en la mano:

-Liz ronca mucho, iba a dormir en el sofá.

Nathan se rió y se apartó para dejarle un espacio para que se sentar a su lado.

-¿Quieres mucho a tu amiga verdad? –preguntó Nath. Ayna asintió con la cabeza.

-¿Cómo es que acabasteis siendo amigas? Sois tan diferentes…

Ayna iba a escribir otra vez en la mano pero Nathan le tendió su teléfono móvil y abrió un bloc de notas para que ella escribiera con el teclado.

-Es muy largo de contar, nos conocimos en el parvulario. Nos hicimos muy amigas. En el instituto ya llegamos siendo inseparables y bueno… fue ella la que me animó a tomar clases de música. Le debo mucho.

-Supongo que en el fondo es una persona maravillosa –respondió Nath.

-Lo es –Respondió la cantante –solo hay que saber buscar en su interior, es donde está su verdadera belleza.

Nathan se rió

-Te pareces a la tetera de “La Bella y la Bestia” –dijo este recitando –¡La belleza está en el interiooor!

Ayna se rió por lo bajo.

-Ahora me ves como una tetera… -escribió –Mi imagen se va degradando…=)

-Nah –dijo Nath –que va. Eres preciosa. Yo cada día te veo más guapa, más segura, mas contenta, mas mejor.

-¿Más mejor?

-Sí, más mejor –repitió Nath y se encontró besandola. Ayna siempre se topaba con eso por sorpresa. No sabía si se acostumbraría algún día o si dejaría de gustarle que Nath la besara así sin más, por sorpresa. Pero a ella le encantaba, sonrió y le devolvió el beso.

-Si quieres ya voy yo a dormir al sofá –dijo Nathan – puedes quedarte a dormir aquí si estás más cómoda.

Ayna negó con la cabeza y se levantó. Cogió su almohada le dio un beso en la mejilla a Nathan y se dirigió a la puerta.

-Buenas noches, sueña conmigo –se despidió Nathan y le dedicó una gran sonrisa. Ayna levantó el pulgar y salió por la puerta.

Des del rellano podía oír aún aquel desafinado toque de corneta que provenía del ático. Sonrió y bajo las escaleras hasta el salón.

A Través de la MúsicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora