Tredecim

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Pov. Jimin


Para mi sorpresa, no vivía con mi madre, vivía sólo en un pequeño departamento cerca de la playa, ya llevaba 2 semanas en mi casa, luego de estar 1 semana con mi madre, estaba amando este lugar, pero seguía sin entender nada, hasta hace 1 mes yo estaba viviendo una vida que no era mía en medio de mi estado de coma, desde que nací hasta los 20 años, pero al despertar, yo ya tenía una vida, tenía 22 años y vivía en Marsella, no en Busan, todo era confuso, era como si en mis 2 meses de coma, hubiera entrado en un trance, en otra época, pero bueno, ya había retomado mi vida, la real, la del Jimin de 22 años, bailarín, universitario, independiente, donde mi mejor amigo era Kim Seokjin y la verdad, me encantaba de esta forma, porque toda mi vida siempre ha sido de esta forma y se sentía bien, mi cuerpo respondía por inercia a mi día a día, suspiré tomando haciendo la mini terraza en mi hermoso balcón y tomé el viejo diario que me fue concedido en Busan, ¿de verdad hubo alguien más en mi familia con mi mismo nombre? Su letra era muy similar a la mía pero más cursiva, suspiré recorriendo las páginas aún sin leer y me encontré con una fotografía, era yo... junto al chico que en mis sueño era mi ex novio y mejor amigo, giré la fotografía y leí, Cumpleaños nº 18, Jungkookie me embarró de pastel por la mañana y luego en la fiesta por la noche, mi chico está loco, pero así lo amo, sonreí admirando una letra más desordenada en una esquina junto a una carita, Jungkook ama a Jimin, Jimin ama a Jungkook, feliz cumpleaños nº 18 amor, eres el mejor novio y el mejor amigo del mundo entero ^-^. Giré la fotografía y acaricie ambas sonrisas, se veían felices y no pude evitar sentir un calorcito en mi pecho, algo muy cálido me recorrió por dentro haciéndome sonreír, quizás... hoy me tome el tiempo de leer todo este diario, estaba seguro que aquí encontraría todas las respuestas que estaba buscando, en este y en los otros casi 20 diarios que la abuela me había mandado.


– Así que... Jungkook fue el primero... entiendo como se siente –Murmuré pasando páginas al recordar ese sueño tan real de toda una vida, que al parecer era la de este Jimin en el diario-. Lo extraño, mierda que lo extraño, esa piel blanca, fría y suave, esos ojos felinos... todo en él lo extraño ¿es que fui muy inmaduro y cobarde? ¿este es el precio que debo pagar al tomar tan mala decisión? Ver a mi familia morir, escapar de ciudades y países, enviando diarios y diarios con la esperanza de que Yoongi tuviera razón y, en algún momento, otro yo vuelva a nacer, espero esto llegue a sus manos y logre recordar parte de mi vida de ahora, espero que no sea cobarde como yo y lo deje ir, espero, con todas mis fuerzas, que volvamos a reencontrarnos... Yoongi... Taehyung tenía razón, lo lamento tanto, me duele saber que estoy cumpliendo 120 años y no sé nada de ti, ni aunque viaje por casi todo el mundo lograré encontrarte, nuestro destino es estar juntos pero yo lo arruiné, Yoongi... Min Yoongi, por favor aparece –El nudo en la garganta era demasiado, suspiré cerrando el diario y limpié mis lágrimas, al leer todo, me veía a mí escribiendo todo esto, sintiendo todo, era horrible, la sensación de angustia y arrepentimiento, ¿qué hice en mi vida pasada? Jimin... estoy recordando todo poco a poco-. Te encontraré Yoongi, lo prometo –Murmuré cerrando mis ojos y dejando que mi mente sea invadida por imágenes de una vida que fue mía en un pasado-.



– Hijo! Por un momento pensamos en que no estarías en casa –Sonreí dejando pasar a mi madre, hermano y amigos-.

– Acabo de llegar de ensayo, ¿a qué debo esta sorpresa? –Dije curioseando las bolsas de compra-.

– Te extrañábamos –Yo bufé divertido-.

– Nos vimos ayer mamá, a los chicos los veo a diario en la universidad –Dije riéndome de su mala excusa-.

– Bueno... es que...

– La verdad es que te hemos visto más distraído desde que te pusiste a leer estas cosas –Dijo mi hermano tomando uno de los diario, yo fruncí el ceño y se lo quité para guardarlo en la caja-.

– No tomes mis cosas, no es de su incumbencia –Dije serio, no me gustaba que fueran tan entrometidos, lo odiaba, ellos no lo lograrían entender-.

– Hijo...

– No, ya no estoy de humor, cuando se vayan dejen todo cerrado y no toquen mis cosas –Dije tomando mi chaqueta y llaves para luego salir, estaba oscuro pero nada importaba, quizás pase a beber algo por ahí-.




– ¿Quieres bailar? –Miré al tipo y negué, no estaba tan guapo-.

– Hey chico, ¿siquiera tienes edad para estar aquí? –Bajé mi vaso y miré al barman, sonreí de lado mirándolo-.

– ¿No debiste preguntarme eso antes de entregarme una bebida alcohólica? –dije con burla, él sonrió divertido mientras asentía-.

– Touché, al menos deberías salir a bailar, haz rechazado a todos –Yo me encogí de hombros sin darle importancia-.

– No me apetece hacerlo, ¿cómo se llama este lugar? Me gusta el ambiente –Dije observando todo, escuché su risa y me giré a verlo-.

– La perdición –Dijo con su perfecto Francés, yo asentí sintiendo una puntada en mi cabeza, la sacudí un poco y suspiré-. Hay un chico que no ha parado de mirarte, también parece ser asiático, como nosotros –Dijo apuntando al centro de la pista de baile, yo ladeé mi cabeza al verlo, se me hacía levemente conocido, lo vi sonreír y asentir con su cabeza a modo de saludo, hice lo mismo y luego se fue sin dejar de sonreír, que raro-.

– Ya, me largo, nos vemos mañana...

– Dean... Dean Alexandre –Yo asentí y sonreí-.

– Lindo nombre Dean... Alexandre, hasta mañana –Dije despidiéndome-.

– No me haz dicho tu nombre

– Mañana quizás lo haga –Dije alzando la voz ya que estaba caminando a la salida, pasando por entre los cuerpos sudorosos por el baile y calor de la pista-.


Esto era una mierda, no había logrado tomar un taxi y me encontraba caminando, pasadas las 3 de la mañana y con mi teléfono sin carga, una jodida mierda, bufé pateando una lata y me quedé congelado al sentir pasos a mi espalda, me giré rápidamente y vi al mismo chico del bar, me quedé mirándolo y fruncí el ceño, su sonrisa no desaparecía y lo más extraño... es que esa sonrisa se me hacía muy familiar.


– Deja de seguirme! –Dije alzando la voz, él ni se movió y lo vi sonreír aún más-. De verdad no es divertido

– Lo siento –Dijo sin dejar de sonreír, me congelé al escuchar esa voz... la recordaba de mi sueño, cuando reaccioné, él ya no estaba y un taxi venía en mi dirección, así que simplemente lo tomé para llegar pronto a mi casa, cerré los ojos luego de darle la dirección al taxista y suspiré tratando de recordar a quien pertenecía esa voz...-.

– Jungkook! –Grité abriendo los ojos de par a par, luego bufé, no, imposible, ellos... quizás estén muertos o en otro país... aunque-. No Jimin, no te hagas ideas equivocadas

– Joven ya llegamos –Asentí pagando la tarifa y bajé en silencio mientras suspiraba-.

The Intended  (1º Libro) ¡EN FISICO!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora