Conviviendo

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Seijūrō estaba encantado con Seiki.

Era muy lindo e inteligente. Muy perceptivo; algo que sin duda había heredado de Kōki.

Su pequeño les había enseñado sus fotos, videos, juguetes; con los cuales llevaban más de 5 horas  jugando.

—¡No! Ese bloque va aquí— dijo el castaño menor —. Si lo pone se caerá.

—Bien— Seijūrō alzo las manos en rendición, luego colocó la pieza en la parte inferior.

Kōki sonrió. Le encantaba ver a su pequeño tan feliz.

—Kōki— Masaomi llamó la atención del castaño. Ellos estaban bebiendo el té en el jardín,mientras que  Seijūrō y Seiki estaban a unos metros debajo de la sombra de un árbol.

—¿Sí?

—¿Desde cuándo Seiki sabe de Seijūrō?

Kōki bajo la taza de té, y miró al azabache —Desde que cumplió cinco.

—¿CINCO?

Kōki asintió —Seiki al ver a otros donceles, me pregunto dónde estaba su madre o padre. Creía que yo era varón. Así que le dije la verdad. Que yo era el doncel y que tenía un padre varón. Le relate todo nuestro noviazgo, y de alguna manera como termine con Seijūrō.  Me pido conocerlo y vinimos a Japón, pero...

—¿Pero?

—Fue cuando Seijūrō anunció su boda...— Kōki desvió la mirada para que Akashi Masaomi no notará lo dolido que estaba —.  Seiki vio el anuncio de boca de su propio padre.   Le dolió. No volvió hablar de él hasta un año después, fue cuando los dos vinimos nuevamente a Japón. Le diría la verdad pero...

Masaomi espero pacientemente.

—Pero entonces su hijo anunció que estaba a la espera de su primogénito— una mueca se formó en sus labios—. Seiki no hablo durante otro año, hasta que Nash anuncio que Katy estaba embarazada volvió hacerlo.  Pero para ese entonces no quería conocer a Seijūrō y a su hija. Porque tenía miedo a que Seijūrō lo rechazará.

—Seijūrō jamás lo rechazaría.

Kōki se encogió de hombros —Eso no lo sabemos. Después de todo Seijūrō-san tenía su vida soñada: su esposa, el amor de su vida, y el fruto de su amor.

—Respecto a eso.

—Akashi— Koki le interrumpió —. No quiero escuchar nada. No tiene que ver conmigo. Y créame, siento sus muertes. Fueron dos personas inocentes en el momento inadecuado.

—No. Es necesario que sepas la verdad. El matrimonio de Seijūrō fue...

—Kōki. Papá te llama.

—Permiso— el castaño se levantó y se dirigió al interior de la casa.

Masaomi soltó un suspiro. Kōki Furihata había cambiado. Ya no era aquel adolescente frágil.

—Abuelo ¡Juega con nosotros!

La tierna sonrisa de su nieto le movió el mundo.

___________

¿Cómo va todo cariño?

Bien. Papá. Hasta ahora no han hablado de otra cosa.

—Sí les hacen daño, te juro que los mato.

No digas tonterías. ¿Cómo están mamá y  Silver?

—Bien. Tú madre fue a llevarlo a clases de judo.

— Ya veo. Saludarlos de mi parte.

—Adiós.

Soltó un suspiro y miró a través de la ventana. Los tres jugaban de el jardín.

Se acomodó en la silla pero poco le duró el gusto. Su hijo lo había arrastrado con ellos.

Kōki se quejó ante el tirón de su cabello.

—Lo siento— se disculpó Masaomi.

—No se preocupe.

Seijūrō acarició el cabello. Era más suave de lo que recordaba.

—Es precioso. Me gusta largo.

Sí bien esa línea hizo latir rápido el corazón de Koki, se sintió mal al recordar el momento en que Seijūrō anunciaba a su primogénito.

Él había acariciado el largo cabello de su difunta ex-esposa.

Definitivamente tenía que hacerlo.

 

Por amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora