Por amor

Verdades a la luz

Sentía su mundo tambalearse.

Ese doncel era su ex.

-Tú.

Kōki bajo la mirada y jaló un mechón de su cabello -Se que me pidió que jamás me le acercará. Pero es de suma importancia lo que tengo que decir.

Conocía esa postura. La conocía muy bien.

-¿Por qué ahora?

-Porque es necesario. Es de vital importancia.

-¿Qué es eso de importancia?

-La razón de porque termine con Akashi.

-Te cansaste, ¿No?. Ese día lo dijiste. Todo por el dinero de mi familia. Por mi apellido.

Frunció sus labios -Creí que Akashi me conocía muy bien.

-Yo también lo creía - escupió con rencor.

-¿Alguna vez le acepte algún regalo caro?

-...

-¿Alguna vez acepté que me pagará mis gastos, y los viajes que hacíamos?

-...

-Incluso le regrese ese hermoso brazalete. Y debo decir que me encantaba. Era precioso. Y no solo por su valor, sino porque Akashi lo había escogido especialmente para mí.

Era cierto. Cada uno de esas preguntas eran ciertas. Kōki Furihata jamás le aceptó un regalo caro. Nunca.

-No estoy para reclamarle o algo. Estoy aquí es para decir la verdad. La verdad que oculte.

Se paralizó al ver al castaño acercarse y estirar su mano, la miró. Conocía perfectamente ese objeto. El castaño no sabía que teléfono comprarse y él lo había acompañado, lo habían elegido juntos.

-No lo he usado en 10 años, desde ese día en la fiesta. Tómelo y vea el contenido, los vídeos y el audio. Esa es la verdad.

Sus dedos rozaron con los de la mano del castaño. Ignoró el hormigueo y miró el teléfono. Estaba apagado. Encendió el aparato y pedida la contraseña -¿cuál es?

-1204- respondió con una sonrisa triste. Él jamás pudo olvidar la contraseña. Era la fecha en que comenzaron su noviazgo.

Seijūrō desbloqueo el teléfono y miró. Tenía la fecha de ese día. Buscó lentamente el contenido.

Sei. Se leía claramente su nombre.

Buscó la carpeta multimedia.

Entró a los vídeos y reprodujo el último.

Se miraba a una amordazada castaña, quien lloraba y desconsolada.

-Tienes 24 horas para dejar a mi hijo. Si no lo haces, te juro que tu madre morirá. Te lo advertí Kōki Furihata. Aléjate de mi hijo. Si Seijūrō se llega a enterar, te juro que jamás volverás a ver a tu madre. Tienes 24 horas.

Seijūrō miro el vídeo una y otra vez. La voz era de su padre...

-Por eso termine contigo.

-Es mentira. Mi padre jamás.

-Es su voz, Seijūrō... Akahsi. Es la voz de Akashi Masaomi y lo sabe muy bien.

Seijūrō miró una y otra vez el vídeo.

-Es él. No gano nada que mentir con a estas alturas.

-¿Por qué hacerlo? ¿Qué ganaba?

-Alejarme de tí... Enviarte a Londres.

Seijūrō miró al castaño sorprendido.

-Pero no solo por eso me alejé. Sino porque tenía otro motivo. Uno mucho más poderoso.

Seijūrō tomó el sobre. Se miraba marchito... lo abrió lentamente.

-Tenía que mantenerlo lejos de tu padre. No permitiría que le hiciera daño.

Grandes lágrimas surcaron sus mejillas.

Aquel papel era una ecografía. Mostraba la fecha de tres días antes a la fiesta de graduación.

-Estabas...

-Si. Tenía tres meses.

-¿DÓNDE ESTA?

-Aproximase.

Seijūrō siguió al castaño. Se acercaron al borde de la terraza.

Miró hacia donde el castaño apuntaba -Se llama Seiki. Es un varoncito.

Seijūrō miró fijamente el lugar.

A unos metros, debajo de un cerezo yacía un adulto y un niño.

El pequeño era castaño y tenía un mechón rojo. Era de tez pálida.

El niño miró hacia ellos y sonrió.Una sonrisa idéntica a la de Kōki.

El castaño se limpió las lágrimas -Si no me cree, puede hacerle una prueba de ADN.

-... ¿Por qué ahora? ¿Porqué?

Kōki miró al pelirrojo -Cierta persona me dijo lo que estaba pasando. Esa persona me dijo que Akashi necesita una razón para vivir. Por eso decidí decir la verdad.

Kōki miró a su hijo -No es que venga a reemplazar a su hija. O algo parecido. Simplemente quiero que Sei... Akashi tenga una razón para aferrarse a la vida. Y quiero que mi hijo conviva con usted. Es su padre y tiene todo su derecho.

-También puede negarse. Y lo entenderé.

-¿POR QUÉ HACES ESTO?

-Porque no quiero que el padre de mi hijo sufra más de lo que ya está sufriendo. Y quiero que mi hijo conviva con usted. Ha estado preguntado por su padre.

-¿Sabe que soy yo?

-Lo sabe. Por eso está mirando hacia aquí.

Seijūrō miró al niño, este volvió a sonreír. Decía algo. Pero la distancia no deja escuchar.

Un hijo... Tenia un hijo.