Conquistar

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Seijūrō observó la foto de su hijo. Se miraba adorable mientras cargaba el conejo que le había regalado. Sonrió.

Sorprendidos miraron al pelirrojo. Era la primera vez que sonreía desde que su esposa e hija fallecieron. Algo bueno debería haberle pasado.

—Seijūrō— dijo Masaomi—. Presta atención a la junta.

Asintió y bajó el teléfono.

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Kōki miró a través de la ventana. Se dirigían a Akashi Corp, debido a que tenían una junta para ver el nuevo contrato.

Aún no se acostumbra a su nuevo

Aún no se acostumbra a su nuevo

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corte de cabello. Le llegaba a la altura de los hombros, y lucia un peinado moderno.
Además el corte le ayudaba a resaltar el color de sus ojos.

—Akashi va a babear por tí.

Kōki soltó un suspiro.

Nunca volverá a pasar. Akashi está confundido por todo lo que ha vivido. Él jamás volverá a fijarse en mi. Por eso necesito superar este amor que tengo. Debo dejarlo ir. Aunque eso me duela.

Eso es imposible.

— Si tú lo dices— siguió conduciendo.

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Todos notaban el nerviosismo en el heredero del imperio Akashi.

Reb rió al verlo así. La sonrisa se borró al recordar las reacciones de sus dos hijos al decirles la verdad del matrimonio de su difunta hija.  Lo tomaron muy  mal, y estaban dolidos con ambos.

Rin se había encargado de hacerles creer a ambos que ellos se amaban. Que se habían conocido en uno de sus viajes a Londres y se habían enamorado, y que tras una relación de 3 años a larga distancia decidieron casarse. Ella no había querido que sus hermanos se enteraran de sus preferencias sexuales. Así que disfrazó toda la situación en una relación linda y hermosa, llena de amor y amabilidad; lo cual era verdad.

Fue testigo de lo feliz que había sido su princesa. Tal vez ella y Akashi no se amaban pero se comprendían y respetaban.  A tal grado de tomar la decisión de procrear a su linda nieta.

Oh.. las extrañaba tanto.

La puerta se abrió —Los Golds están aquí.

—Hagalos pasar.

—Sí, Akashi-sama.

Segundos después Nash entró a la oficina —Permiso.

Seijūrō se sentó recto y miró detrás del rubio —...

Precioso.  Kōki se miraba precioso con su nuevo corte de cabello. Sus ojos se encontraron. El castaño rápidamente desvió la mirada.

Kōki sentía la mirada del pelirrojo sobre él. Estaba nervioso.  ¿Que tanto le miraba?

La junto continuó sin interrupciones. Todo iba justo como Kōki quería. 

—Fue un placer tratar con usted— dijo a Ren.

—Eso sonó a despedida— dijo Ren dándole la mano al rubio.

—Si. Mañana regreso a casa. He estado mucho tiempo alejado de mi esposa e hijos.

—Solo fueron tres semanas— dijo Kōki.

—Tres semanas es mucho, Cookie.

Sus mejillas se tiñeron de rojo por el apodo. Un apodo que solo trataba en familia.

Seijūrō observaba al castaño y entonces las palabras de Nash tomaron sentido —¿Te vas Kōki?

—Es Golds. Y no. Aún tengo pendientes aquí.

Soltó un suspiro de alivio.

—Vamos. Nash. 

—Espera— sujeto la mano del castaño —. ¿Me acompañas a almorzar?

Kōki miró sorprendido al pelirrojo.

Nash sonrió —Quiero a mi hermano antes de las 10 en casa.

—¡NASH!

—me haré cargo de mi sobrino.

Ren miró entre ambos y salio, prefería mantener su distancia.

—No voy a ir. Yo...

—Iremos. Es mi plan para conquistarte.

Kōki miró al pelirrojo y sintió nerviosismo de aquella sonrisa y mirada.

Por amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora