Miserable

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Abrió los ojos; lo hizo por rutina, no por qué le naciera hacerlo.

Desde hace siete meses que su vida era miserable.

Un maldito ebrio le había arrebatado a su princesa y esposa.

Había perdido al ser que había iluminado su vida, Akashi Hikari. Su linda niña de 3 años. Era hermosa. Pelirroja de ojos cafés.

-Jorder- se limpió las lágrimas.

-Seijūrō-sama. Su padre lo espera

-humm..

Soltó un suspiro. El joven Akashi había regresado a aquella época de joven. Cuando su ex novio, el adorable y tierno, Furihata le había dicho que estaba con él por interés. Jamás creyó en esas palabras. Al doncel se le notaba lo enamorado que estaba de Seijūrō Akashi.

Y ahora, que había perdido a su esposa e hija había caído nuevamente en aquella depresión.

-Su desayuno favorito está listo.

-Omelette. Quiero omelette.

-Si, Seijūrō-sama- una sonrisa se dibujó en sus labios. Omelette. La comida favorita del joven Furihata. Siempre era ese desayuno.

Se levantó, y se dirigió al baño. Se deshizo del bóxer y metió a la ducha. El agua fría hizo que su piel erizara.

-Papito. Te quelo mucho

El agua disfrazó sus lágrimas.

¿Por qué?

¿Por qué le habían arrebatado a su pequeño angel y a su esposa?

¿Qué había hecho ellas para merecer ese destino?

Nada.

Absolutamente nada.

-Joder.

Primero su madre y ahora ellas.

Golpeó la pared frente a él.

Desde ese día, su vida era un desastre.

El amor de su vida le había utilizado por dinero, por la fama que tenía el apellido Akashi.

Su padre le había enviado a Londres y no le había permitido regresar por 6 largos años

Y cuando se lo permitió fue para casarlo con su difunta esposa, Hiroshima Rin.

Una hija de un importante socio para su padre. Al casarse, ambas empresas se unieron y se volvieron las mejores de Japón.

Quería a Rin, la había aprendido a querer y respetar; más no la amaba. Su corazón aún seguía queriendo a ese despreciable doncel que le había roto su corazón.

Todo ese amor seguía allí.

Intacto.

Esperando que un día ese doncel regresara y le dijera que todo fue mentira. Que le amaba. Que nunca estuvo con él por el dinero de su familia.

-Kōki...

Aquel nombre se escapó de sus labios.

Aquel nombre que jamás había planeado volver a mencionar.

-¿Por qué Kōki? Yo te amo... Te amaba.

Soltó un suspiro y dejó que el agua se llevará las lágrimas.

_________

Sus ojos negros no dejaron de ver a ese varón.

Tenía el cabello largo y revuelto, desalineado. Una barba de meses yacía hecha un embrollo. Su tez se miraba más pálida de lo normal. Si delgadez era extrema.

Le dolía ver a su hijo de esa manera. Hacia años que no lo miraba así.

Un recuerdo cruzó por su mente y le hizo sentir culpable.

¿Qué haría su hijo cuando supiera que él le arrebató su primer oportunidad para ser feliz?

Ahora, su hijo era miserable.

La vida le arrebataba todo lo que quería.

No solo la vida. Él también lo había hecho.

¿Dónde demonios estaba Koki Furihata?

Tal vez él podría hacer que su hijo volviera hacer el mismo de antes.

Tal vez él podía hacer que Seijūrō volviera ser feliz.

-¿Papá?

Miró al pelirrojo -Come.

Observó el desayuno. Omelette -Tiene...

-Arroz, tocino y queso manchego.

-Perfecto- tomó una cuchara y lo probó. Era parecido. Muy parecido a los que Kōki cocinaba.

____________

-ashuuuu...

-Salud.

-Gracias. Creo que me voy a enfermar.

-A lo mejor alguien está hablando de tí.

Rió -Lo dudo.

-¿Estás listo?

Miró aquel ser que yacía mirando a través de la ventana -No. No estoy listo. Pero es lo mejor para él.

-Papá. ¿Falta mucho?

-Si, cariño. Cuatro horas.

Un puchero se formó en los labios de su hijo; le acarició el cabello -Descansa.

Kōki inhaló fuertemente.
Esperaba que todo marchara bien.



Muchas gracias por sus comentarios. me alegra que les haya gustado.
La publicación va a ir lenta, y de capítulos cortos.

Tengo planeado de que sean cortos.

Nos leemos pronto.





Por amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora