Por amor

Familia Gold

Seijūrō observó a las personas frente a ellos.

A la mujer castaña la reconoció de inmediato.

Sentado, con pierna cruzada, y con la mirada dorada, se encontraba un imponente hombre. Su cabello era más rubio que el Nash Jr. Sus facciones eran muy similares con Kōki.

—Akashi Seijūrō.

Hasta la voz era muy parecida a la de Kōki. Mientras que la  voz del castaño era suave y armoniosa, la de Nash era ruda y mandona.

Asintió tontamente mientras observaba a la mujer —Furihata-san.

La castaña sonrió y se acercó al pelirrojo —Bienvenido a la familia, Akashi-kun.

—¡Kaori!/mamá.

La mujer fulminó con la mirada  a su esposo e hijo —Silencio. Sabían que tarde o temprano iba suceder.

—Tú bien sabes que esto no estuviera pasando si su esposa estuviera viva.

Esas palabras destruyeron el corazón de Kōki y Seiki.

El pequeño miró asustado a sus padres y abuelos por qué sabia que era verdad. Si ellas estuvieran vivas sus padres ni estarían juntos.

—¡Seiki!

—Bien hecho papá— dijo Kōki desilusionado; se dirigió a la habitación de su hijo.

—¡Nash! ¿CÓMO TE ATREVES?  ¡SABES QUE EL ESTADO DE KŌKI ES DELICADO EN UN EMBARAZO!

—Lo siento... No quiero que ambos sufran.  Mi hijo ya ha sufrido bastante por ustedes los Akashi.

—Lo sé, Gold-san— Seijūrō miró al rubio mayor —. Yo tampoco quiere que ellos sufran. Han sufrido ambos.

—No solo ellos— Kaori le acarició la mejilla —. Tú también sufriste, haz sufrido a causa de tú padre y reciente pérdida....

Seijūrō sintió que sus ojos se cristalizaban.

—Sabes que siempre te aprecié. Amabas tanto mi Kōki cuando eran adolescentes... Akashi... ¿Amas a Kōki?

—Lo sigo amando como el primer día.

—Claro, y por eso te casaste.

Soltó un suspiro —Siéntense. Les contaré mi vida.

La familia Gold (Nash, Gold, Nash Jr y su esposa, Anna) se sentaron a escuchar al pelirrojo.

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Kōki entró a la habitación de su hijo. Estaba envuelto entre las sábanas. Su sollozo se escuchaba —Sei.

Su pequeño se descubrió la cabeza, y los ojos rojos lo miraron fijamente.

—Abuelito tiene razón.

Kōki se coló entre las sábanas y abrazó a su pequeño —. Si, tiene razón. No te voy a mentir. Si ellas estuvieran vivas yo no estaría con él, y no estaría embarazado... Pero si lo conocerias tú. Ya había decidido traerte para Navidad; quería que lo conocieras, que convivieran.

—¿De verdad?

—Por supuesto...además ya hubiera hecho mi ven...

—¿Ven?

—Nada cariño— le besó al frente —. Ven a saludar a tus abuelos.

— está bien.

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Kaori se limpió las lágrimas —haz sufrido mucho, Akashi.

Asintió, y limpió sus lágrimas.

—Akashi. ¿Amas a mi hijo y nieto?

—Los amo, Gold-san.  Los haré felices, a los tres, viviré para ellos y recuperaré estos 10 años que perdimos. Por eso, permítame permanecer al lado de su hijo y nieto. Prometo hacerlos felices.

—Tienes mi permiso— dijo Kaori sosteniendo las manos del pelirrojo.

—Kaori.

—Amor. Akashi es la felicidad de Kōki. Es hora de mi hijo sea feliz. Además ¡Seremos abuelos!

El rubio soltó un suspiro —Bien. Pero si le haces daño a mi hijo, me encargaré de eliminarte. No sé cómo Kōki desistió de su venganza contra su padre.

—¿Venganza?

—¡Papá!

Seijūrō miró al castaño —¿CÓMO QUE VENGANZA?