Después de la conversación que escuché, no puedo dejar en las palabras tan frías con las que habló Ernesto de nosotros, en especial de mi bebé.
Deben pensar que soy una debilucha o una hipócrita por desear algo diferente, pero como me he dicho a diario desde que nació Guillermo, lo nuestro comenzó por una necesidad de custodia, no es algo que haya comenzado como un cuento de hadas, tuvimos siempre las reglas claras, aunque hemos estado, desde hace algunos meses al borde de ellas, hoy después de cuatro meses, debo verme con David para comenzar nuevamente a caminar, la verdad ese tiempo apartada de todo siempre me ayuda a reordenar mis ideas, es un espacio mío.
Cuando llego a nuestro punto de reunión veo a David sonriente como siempre, nos abrazamos y después de los respectivos saludos comenzamos nuestra caminata, dijo que dentro de un mes comenzaremos a trotar para llegar a correr normalmente en unos dos meses.
—¿Cómo van las cosas con Guillermo? —me pregunta iniciando la conversación.
—Bien, realmente no molesta tanto como creí que lo hacían los bebes —digo sonriendo, al recordar a Rosalía siempre excusarse con los bebés para no salir arreglada o simplemente no salir de casa.
—Eso está muy bien, me alegro de no verte tan ojerosa como el último mes de embarazo —dice riendo ante mi mirada desaprobatoria —lo siento Melisa pero es cierto, los últimos días tenías siempre cara de pocos amigos, por la falta de sueño y comida.
"Y de sexo" —pienso, pero solamente me río de mi pensamiento.
—¿Qué es tan gracioso? — me pregunta David.
—Nada, que tienes razón el último mes fue de lo peor, ni siquiera el parto lo sufrí tanto.
—Si... y ¿Cómo siguen las cosas con Ernesto? —me pregunta, pues últimamente siempre que nos visita Ernesto ha salido.
—Bien... —digo, se que David puede catalogarse como mi amigo, pero no puedo confiar a nadie el motivo de mi matrimonio, ni siquiera Celeste lo sabe.
—Tanta efusividad me deja atónito —me dice negando con la cabeza —no te preocupes, después de un bebé es normal que las parejas deban reajustarse, casi igual que al inicio de la relación.
—¿Usted como sabe eso señor doctor? —le digo con tono burlón.
—Pues aunque no es algo que me guste andar contando por allí hace algunos años estuve casado y tuve un hijo —dice con ojos tristes.
—¿Dónde está? — pregunto algo sorprendida, pues nunca lo había mencionado.
—Murieron en un accidente de tránsito hace cinco años —responde, helando mi sangre —un conductor perdió los frenos y los arrolló cuando iban caminando por la acera hacia a casa.
—Lo siento —digo deteniendo mi caminata —no debería haber preguntado.
—Tranquila, está bien... —me coloca una mano en mi mejilla y me dice —puedo compartir mis secretos contigo, tú con tu modo irreverente y ese gran corazón has llenado mi vida de colores nuevamente...
Me aparto un poco, pues realmente no me siento cómoda con sus palabras y mirando el camino le digo —Gracias, eres un gran amigo... ¿Seguimos? Debo regresar a casa pronto, porque si no Guillermo se habrá terminado la leche que me ordeñé para él...
Él asiente y seguimos nuestra caminata conversando cosas triviales, no quiero profundizar más, pues yo realmente no soy completamente honesta con él.
***
Cuando llego a casa, veo un auto que reconozco como el de Alfredo, ¿Qué estará haciendo aquí? A medida que me acerco, veo que la ventana se abre y lo veo.
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Donde el universo decida llevarnos...
RomanceMelisa es una chica que no cree en el amor, rehuye de los compromisos y definitivamente jamás piensa casarse o tener hijos, un giro inesperado de la vida le orilla a tomar decisiones que traerán consecuencias que deberá asumir. La vida no es nunca...