Le pido a Celeste que me ayude a ordenar varias fotografías, en las que se ve claramente a Denia con tres hombres diferentes, dos de los cuales están casados y son amigos de su padre. Deben preguntarse cómo las obtuve, pues la verdad es que nunca confíe en esa zorra, supuse después de nuestra boda y su mal comportamiento que debía vigilarla, así que al tiempo contraté una persona que la siguiera, para así tener algo en su contra si quería herir a mi familia de alguna manera.
No lo sabe nadie más que yo, bueno hasta hoy que se lo conté a Celeste, Denia no sólo salía con esos tres sino con al menos diez más en el tiempo que la seguí, y ahora será el momento en que usaré estas evidencias para obligarla a ayudarme y que después se aleje de nosotros.
Le escribo un mensaje, pues desde que había comenzado a recibir mensajes extraños, antes de saber que era Alfredo, saqué el número de teléfono de Denia del celular de Ernesto, pues estaba segura que era ella.
"Hola, soy Melisa, debemos hablar. Veámonos en una hora"
El celular comienza a sonar en mi mano en pocos minutos. Respiro hondo y respondo:
—Denia —digo con toda naturalidad.
—Asumo que hablaste con Alfredo —Le escucho decir en tono de sorna —realmente no tengo nada que hablar contigo, él debe haberte dejado todo claro.
— Lo hizo pero igual es sobre otra cosa que necesitamos hablar —le envió una foto algo comprometedora de ella por mensaje y termino—revisa la imagen que te envié, tengo mucho más de eso, así que nos veremos en una hora en el café frente al parque, ve sola y por tu bien no le digas a Alfredo.
Cuelgo la llamada antes que ella responda, sé que irá al punto de reunión. Celeste se acerca a mí, con los ojos brillantes por la emoción y me dice:
—¡Qué bueno es tenerte de vuelta! Desde que murió tu hermana, no te había vuelto a ver, así tan enérgica y decidida, con ese deje de sarcasmo y grosería que siempre me ha fascinado de ti —y mientras me abraza susurra —sé que Rosalía estaría eufórica de verte defender lo que es tuyo, sabiendo que te mereces ser feliz.
—Gracias —es lo único que atinó a decir, ante esa efusiva afirmación de mi amiga.
***
Estoy sentada esperando a la arpía de Denia, espero no tener que derramar todo mi odio y frustración en esa mujer, para lograr que hago lo que necesito.
La veo entrar con un sombrero y unas gafas de sol inmensas, no puedo evitar reírme al verla disfrazada de agente secreto, me recompongo cuando se acerca a mi mesa, después de encontrarme con la mirada.
—Tú dirás... —me dice sentándose en la silla frente a mí.
—Como viste en la imagen que te envié sé que te acuestas con al menos tres hombres casados, entre ellos dos de los mejores amigos de tu padre, así que espero que me ayudes, a cambio de mi silencio y discreción —digo sin ningún miramiento, quiero ser lo más clara posible, así que continúo —Ambas sabemos que perderías mucho si... digamos que estas pequeñas indiscreciones salieran a la luz pública o llegaran a las manos de tu padre...
—No te atreverías... sabes que Ernesto sigue enamorado de mí y no le harías daño... —me dice en un intento de quebrarme o hacerme desistir, pero en sus ojos veo el miedo vivo.
—Claro que lo haría, tú no sabes nada de nuestra relación, además mis niños son lo primero —le digo con la mirada más fría que antes.
—¿Y qué tendría que hacer para obtener tu silencio? —dice después de un momento apartando su mirada.
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Donde el universo decida llevarnos...
RomanceMelisa es una chica que no cree en el amor, rehuye de los compromisos y definitivamente jamás piensa casarse o tener hijos, un giro inesperado de la vida le orilla a tomar decisiones que traerán consecuencias que deberá asumir. La vida no es nunca...