(Melisa)
Cuando Alondra se encuentra justo frente a nosotros, siento ganas de abofetearla al recordar que se alió con la escoria de Alfredo para separarnos, veo que su cara está algo pálida, pero espero que sea de culpabilidad.
—Hola —dice mirándonos fijamente a ambos.
—Hola —respondemos al unísono Ernesto y yo, antes que siga diciendo cosas venenosas escucho a Ernesto hablar.
—Alondra, no tenemos tiempo para tus tonterías, nos retiramos —me toma firmemente de la cintura y comenzamos a caminar juntos a la salida.
—Esperen —dice Alondra tomando mi brazo, me giro a verla para pedirle que me suelte, pero veo sus ojos llenos de lágrimas —Por favor, necesito hablar con ustedes... —dice con su voz casi en un susurro.
—No tenemos nada que hablar —le respondo —mis hijos y yo no te queremos en nuestra vida, lo siento pero yo no soy una buena persona como Rosalía, la maravillosa esposa de tu hijo que tú despreciaste constantemente.
—Lo sé... —responde con la voz quebrada —no tenemos que hablar hoy, si no lo desean, pero te lo suplico... déjame explicarte, dame una última oportunidad...
La veo con mi cara fría, pero recuerdo que me prometí a mí misma que mis hijos tendrían todas las oportunidades que se merecen, así que si su abuela por fin quiere ser una buena persona dentro de la vida de ellos, puedo escuchar lo que tenga que decir y decidir después si se merece la oportunidad de compartir con mis hijos.
Ernesto como leyéndome el pensamiento me mira mientras asiente —Bien, nos veremos mañana a las 10:00 a.m. —le respondo apretándome al costado de Ernesto.
Salimos al encuentro de mis niños que están con Laura, ella a pesar de lo sucedido ayer ha venido a apoyarnos a nosotros y nuestros hijos, Raúl no ha venido, no quise preguntar por él.
Laura se acerca a nosotros tras nuestros niños, con Guillermo en brazos, Ernesto se lo quita y lo carga cerca de su cuello, Laura nos mira y sólo nos limitamos a asentir mientras le sonreímos, ella abraza a Ernesto y después a mí, cuando la siento abrazarme, la culpabilidad me vuelve a golpear en el centro de mi ser.
—Siento mucho lo de ayer —le digo mientras todavía me abraza —las cosas no deberían haber pasado así... siento haberte herido...
—No te preocupes mi niña, sabía que algo malo estaba pasando cuando Ernesto se alejó de mí un tiempo atrás —y abrazándome aún más fuerte me dice —por favor, no vayas a romper el corazón de mi niño...
Yo contesto con un cabeceo afirmativo, porque siento que mi voz no sale por el gran nudo que siento formarse, jamás pensé que la aceptación de Laura fuera siempre tan honesta y real conmigo.
Ernesto nos abraza a ambas y nos dice:
—Bien amadas mías vamos a buscar que comer porque estos tres nos comerán pronto si no los alimentamos.
Todos reímos y salimos a buscar un restaurante para almorzar.
***
Finalmente estamos en casa, los niños están acostados ya, solamente estoy amamantando a Guillermo para acostarlo a dormir, veo a Ernesto que entra de contarle el cuento de buenas noches a Gracia y Milagro, me mira con los llenos de emociones, pero se nubla con un velo de oscuridad que no estoy segura de lo que significa, pero estoy segura que lo averiguaré.
—Me bañaré mientras terminan ustedes —dice mientras se acerca a besarme la frente pero sé que algo pasa.
—Está bien te espero —le respondo.
En cuento el entra al baño, Guillermo ha terminado de comer, lo voy a acostar y me apresuro, me desvisto mientras camino al baño, abro la puerta y veo a Ernesto bajo el chorro de agua caliente con la frente apoyada sobre las baldosas de la pared, me acerco hasta él y lo abrazo por la espalda, lo siento tensarse un momento ante mi toque, pero después me toma de las manos mientras lo mantengo abrazado.
—¿Vas a decirme que te pasa? —le pregunto besando su espalda —¿O debo trabajar para obtener esa información?
—No pasa nada malo... —dice, pero su voz se corta cuando comienzo a bajar mis manos hasta encontrar su virilidad que ante mi toque está completamente lista para la acción.
—Bien, puedo trabajar para obtenerla... —le digo mientras lo giro y me coloco de rodillas, me sonrío al ver que nuestro querido amiguito está justo a la altura de mi cara, Ernesto me mira con cara entre mezcla de asombro y lujuria.
Lo escucho gemir cuando comienzo a regar besos por todo su miembro, escucho un ahogado "Mierda" cuando finalmente lo introduzco totalmente en mi boca. Comienzo a trabajar en su erección y lo escucho respirar con dificultad a medida que acelero el movimiento, ahora que lo pienso el sexo oral nunca ha sido una de mis actividades sexuales favoritas, casi siempre la evitaba, pero esta vez lo estoy haciendo queriendo hacerlo. Hoy no se trata de mí, quiero que él se sienta bien, que cualquier duda que tenga se esfume de su cabeza, quiero que sienta que lo amo.
Cuando siento que está a tiempo de terminar, él me aparta y me levanta, me gira y siento que entra en mí desde atrás, mi cuerpo lo recibe completamente gustoso, cuando estamos unidos el comienza a moverse muy rápido, siento como el placer crece en mi vientre y se instala en mí centro.
—Cariño, necesito que termines pronto —me dice Ernesto pellizcando mi clítoris.
Yo siento como oleadas del creciente placer comienza a hacer vibrar mi cuerpo hasta que no lo soporto más y mi orgasmo comienza a apretar su miembro dentro de mí y grito su nombre, mientras el llena con su orgasmo.
Nos limpiamos nuevamente y nos acostamos mientras estamos abrazados, el silencio se cierne sobre nosotros, decido romper el silencio y digo:
—Ayer tuve miedo de que no volvieras nuevamente a mí...
—Siento mucho haber sido un cobarde y huir de ti ayer —dice mientras me besa el costado de la cabeza.
—¿Me explicarás que te pasa? —y apoyando mi mentón sobre su pecho le veo los ojos mientras digo —Te conozco y sé que ayer algo cambió entre nosotros...
—Es solamente que anoche descubrí que tal vez yo no soy lo mejor para ti... —voy a replicar, pero él me coloca su dedo en la boca y me dice —por favor déjame terminar de hablar... —yo asiento mientras el continúa —tú nunca quisiste tener este tipo de relación conmigo, las circunstancias te orillaron a casarte conmigo, yo aproveché la oportunidad para hacerte hacer cosas, que en otras circunstancias jamás hubieras hecho o aprobado... Ahora que logramos la custodia de los niños y que mi familia conoce la verdad no tienes por qué seguir con la farsa... Sé que tú me quieres, pero yo te amo y no quiero quitarte la oportunidad que encuentres la felicidad con otra persona... Fui egoísta al pensar que realmente podrías ser feliz conmigo, pero te he amado desde hace tanto tiempo que no importa con quien lo seas, mientras seas feliz...
Mi cerebro comienza a girar, ¿Acaso él cree que no lo amo? ¿No sabe acaso que lo he amado desde el momento en que se convirtió en parte vital de mi vida? ¿Qué él fue mi enamoramiento bobo de adolescencia?
Lo miro y me quedo sin palabras, sé que en este momento nada lo hará sacar esa idea de su cabeza, así que dejo que mi cuerpo le diga todo lo que mi corazón y mi alma sienten.
Esta noche hacemos el amor, realmente el amor de una manera lenta, transmitiendo todo nuestro cariño en cada caricia y beso.
Sé que debo encontrar la manera de hacerle ver a mi amado esposo cuánto lo amo y que lo mejor que me puede pasar en la vida es pasarla con él y mis hijos.
Hola estimadas (os) Lectoras (es) perdón por actualizar antes, pero el trabajo me tiene algo absorbida, prometo subir el próximo capítulo pronto.
Recuerden dejarme saber como les va pareciendo la historia con sus COMENTARIOS y regalarme sus votos con ESTRELLAS.
Gracias por leerme,
Besitos,
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Donde el universo decida llevarnos...
RomanceMelisa es una chica que no cree en el amor, rehuye de los compromisos y definitivamente jamás piensa casarse o tener hijos, un giro inesperado de la vida le orilla a tomar decisiones que traerán consecuencias que deberá asumir. La vida no es nunca...