~EN EDICION~
~ACTUALIZACIONES LENTAS~
Stiles regreso a Beacon Hills después de 16 años.
Siempre se preguntó por que su padre lo había dejado a tan tierna edad con la familia de su madre la cual resultó ser una familia de cazadores.
Estaba inquieto...
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Derek Hale se sentía... ¿Enojado? ¿Traicionado? ... Mmm... Tal vez enojado, sí.
Sentado sobre aquel sillón y con su vista fijada en la curvilínea figura del joven cazador le dada un aire posesivo, lo cual era, por cierto.
Stiles, por otro lado, platicaba amenamente con el joven y encantador oficial que no le dejaba descansar, ya que a cada rato le bombardeaba con chistes grandiosos.
Arto de tragarse los celos se puso en pie y camino hasta donde el par platicaba. Rodeo con un brazo la estrecha cintura y halo pegándole a su cuerpo para besar su mejilla dulcemente. Esta claro que marcaba su territorio y le hacia ver a ese oficial que la cosa linda y caliente era de su propiedad.
- Derek, cariño, ¿que haces? -preguntó con suavidad y sorpresa el menor.
- ¿Acaso no puedo darle un pequeño beso a mi querido novio? -preguntó haciéndose el sorprendido.
- Claro que puedes amor -dijo con una sonrisa.
Derek también sonrió y volteó a ver al joven oficial. ¡En el blanco! El tipo no estaba nada conforme con aquello.
- Oh, perdona. Creo que no me eh presentado -se disculpo falsamente. - Mi nombre es Derek Hale, novio de este pequeño revoltijo.
El tipo sonrió falsamente y extendió su mano. Derek la estrecho.
- Gustó en conocerlo, señor Hale. Mi nombre es Jason Wanderschaft -se presento de forma educada.
- Mucho gusto, señor Jason -dijo Derek.
- Derek, Jason me contaba que era también gran Fan de los gigantes. ¿No es fantástico? -le sonreía.
Derek volvió a sonreír falsamente. Sabía bastante que su niño era gran Fan de los gigantes y sabía que conocer a alguien que también le gustaran era como una fantasía para él. ¡Una mierda de porquería!
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- ¿Quién es tu alfa? -preguntó en un gruñido.
Sus embestidas eran duras y certeras haciendo ver estrellas al joven chico mientras estrujaba entre sus manos la sabana blanca.
