Reserva [Añejo #2]

Capítulo 2

  Salgo a correr, a las nueve de la mañana, alrededor de mi zona, sorteando a los niños pequeños que van al colegio y sus madres chillando que no vayan rápidos. Es jueves, ha pasado tres días desde la última entrevista que tuve donde me dijeron que quizás me llamarán. Hasta ahora no he recibido ninguna, lo que era de esperar.

Tengo puesto en mis auriculares ''Jerico'' de Brisa Fenoy para tener la mente en blanco y solo concentrarme en la música y en mi respiración, o eso intento. Los ahorros y la pequeña herencia que recibimos de nuestra abuela no va a durar para siempre y no me gustaría gastarlo todo, quiero mi trabajo y utilizar ese dinero en caso de emergencia.

Sigo escuchando música y sigo corriendo durante unos cuarenta minutos, hasta que llego a la cafetería de siempre, me acerco al mostrador para pedir mi café con leche de siempre y ahí está Sara.

—Buenos días Noel, ¿buena carrera?

—Buenos días Sara, y sí, ha sido una carrera productiva. —Me sonríe y me prepara el café.

—¿Quieres un croissant? —Me pregunta mientras se está haciendo el café.

—Sí por favor, de jamón y queso. —En cuanto se lo digo va a por él y luego me echa mi café en una taza y me lo entrega. Yo le pago.

—Que lo disfrutes. —Me dice con una sonrisa.

—Gracias. —Le devuelvo la sonrisa y me voy al final de la cafetería a tomar mi desayuno tranquilo.

Estoy viendo las noticias mientras desayuno, lo de siempre, violencia machista, accidentes de coche a causa del alcohol o las drogas y demás, el pan de cada día. Es una pena que el mundo esté así pero no veo que haya una pronta solución si no nos ponemos de acuerdo todos, lo cual es imposible.

Hay una pareja que se sienta en la mesa de al lado, pero no me he fijado en ellos porque no me interesa, me gusta estar en mi burbuja aquí, me siento tranquilo hasta que salgo de aquí y veo la realidad en la que estoy.

—¿Noel?

Giro la cabeza en cuanto he oído la pregunta y me encuentro que la pareja que se ha sentado en la mesa de al lado son Isabel y León, se les ve serio y veo que su relación avanza lo cual me alegro por los dos, aunque me sigue sorprendiendo ver a Isabel con un hombre.

—Hola Isabel. Hola León, ¿qué tal estáis? —Los saludo con educación. Estoy un poco en tránsito porque no me esperaba encontrármelos, a personas que han estado al lado de Astrid durante estos meses y saben cómo está.

—Bien, gracias, ¿y tú? —Esa es Isabel.

—Bien también, gracias. —Hay un momento de silencio, así que me vuelvo a mi desayuno. Supongo que no hay más que decir, me encantaría preguntar por Astrid, pero no sé si con el hermano delante, me dará alguna respuesta válida.

Me termino el croissant, por lo que me queda el café, cuando escucho a Isabel hablarme de nuevo:

—¿Has encontrado trabajo? —Cuando la miro, me doy cuenta de que León también le interesa.

—Todavía no, siempre me dicen que me llamarán, pero nunca recibo una.

—Oh vaya, siento oír eso, pero seguro que encontrarás algo pronto. —Me da una sonrisa tímida y yo se la devuelvo.

—Eso espero. —Agacho la cabeza y tomo mi café.

Sigo sentado viendo la tele, no sé si atreverme a lanzar la pregunta, pero me da miedo. Supongo que no me gustaría escuchar de nuevo que no me echa de menos. Noto que se levantan y escucho a Isabel despedirse de mí.

—¿Cómo está Astrid? —Ese soy yo lanzándole la pregunta, quizás no los vuelva a ver y no sabré si está bien, mejorando o sigue estancada que es lo que menos espero.

Isabel y León se vuelven, se lanzan una mirada entre ellos por lo que no sé si me dirán la verdad.

—Está mejorando, aunque no quiere salir más allá del jardín de sus padres. —Es una noticia buena y mala a la vez, aunque habrá que darle tiempo todavía. Asiento con la cabeza.

—Dale recuerdos de mi parte, y dile que sigo pensando en ella todo el tiempo. —Isabel asiente con la cabeza, pero a León no le ha gustado lo segundo que he dicho. Lo entiendo porque estará reacio a que un hombre le diga algo de su hermana, sea bueno o malo. La verdad es que no sé de dónde ha salido eso último que he dicho, pero tenía la necesidad de que alguien se lo dijera y espero que Isabel le transmita mi mensaje.

Nos despedimos de nuevo y se van. Yo me quedo sentado todavía pensando si Astrid recibirá bien mi mensaje o no.