Capítulo 37

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Noel

—Me voy Patri. –Le grito a mi hermana.

—¿A dónde vas? –Me pregunta mi hermana cuando sale de la habitación.

—A casa de los padres de Astrid. Volveré tarde quizás. –Eso si quedo luego con Astrid.

Mi hermana abre mucho los ojos con mi respuesta.

—Vaya, parece que se pone seria la cosa.

—Sí, hasta luego.

—Adiós.

Bajo a la calle y ahí están esperándome Isabel y Astrid en el coche. Me subo y las saludo:

—Hola chicas.

—Hola guapo. –Saluda Isabel.

—Hola. –Me saluda bajito Astrid.

—¿Estás bien?

—Sí, solo un poco nerviosa. —¿Ella, nerviosa?

—Nervioso debería estar yo. –Y lo estoy, un poco solo, por ahora.

Ella me sonríe y niega con la cabeza.

—Mi padre puede dar miedo a veces. –Gracias cariño por tranquilizarme.

—No te preocupes.

Nos quedamos en silencio, cada uno en su pensamiento. Confío en que la comida salga bien, quiero dejarle claro a su familia que voy totalmente enserio con su hija. Ella es demasiado importante como para dejarla escapar.

Llegamos a la casa y es más grande de lo que pensaba, una casa de dos plantas con una buena entrada e intuyo que con un gran terreno trasero. También hay un garaje, aunque lo imagino más como un taller porque veo un coche aparcado fuera y no es el de León.

Me bajo y el primero que me da la bienvenida es su perro, aunque primero va a Astrid que le hace cariños y lo saluda.

—Hola Syrah, ¿y lo más bonito?

Se nota que la echaba de menos, parece que le está sonriendo, da unas dos vueltas y le ladra antes de llegar a mí. Me está oliendo ya que no me conoce.

—Hola Syrah, por fin nos conocemos.

Lo acaricio un poco y me encuentro con la mirada de Astrid que me está sonriendo. Yo le devuelvo la sonrisa. Giro mi mirada a la casa y están sus padres viendo este saludo y esperando a que nos acerquemos.

Nos acercamos los tres para saludarlos. Me pongo a la altura de Astrid para decirle en voz baja:

—Me he puesto celoso cuando le has dicho bonito a Syrah. –Obviamente es mentira, pero le hace sonreír. Yo también lo hago a ver si me relajo un poco.

Isabel es la primera en saludarlos y luego Astrid. Los saluda con un beso en la mejilla y uno abrazo.

—Mamá, papá, os presento a Noel. Noel estos son mis padres María y Ricardo.

—Hola Noel, ¿cómo estás? Teníamos tantas ganas de conocerte. –Esa es su madre, que me da un beso en la mejilla y me sonríe. Es encantadora.

—Yo también señora.

—Por favor, háblame de tú. –Yo asiento sonriente.

—Encantado Noel. –Me ofrece la mano y yo se la doy.

—Igualmente, señor.

—Pasemos atrás y así aprovechamos el buen tiempo.

Nos vamos al otro lado de la casa y me quedo impresionado con las vistas. No solo tiene un terreno, sino que se une a un bosquecito increíble. Astrid nota mi impresión.

Reserva [Añejo #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora