Capítulo 11

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Astrid

Joder, ¿a quién se le ocurre hacer obras a las diez de la mañana un domingo? Me está taladrando la cabeza. Me levanto del sofá y veo a Nuria y Lucía en la cama hinchable durmiendo. Que alegría que puedan seguir durmiendo. Voy a la cocina y me encuentro a Isabel exprimiendo naranjas con una cara de haber descansado perfectamente sin ninguna resaca. Así que ese es el ruido que me está taladrando la cabeza.

—Me caes mal, ¿lo sabías? —Le suelto en cuanto me siendo en la mesa de la cocina.

—¿Por qué? Encima que os estoy preparando un zumo natural para todas. —Vuelve a exprimir.

—Dios, ¿cuánto te queda?

—Ooooh, ¿alguien está de resaca? Qué pena. —Sé que no siente nada de eso porque la veo sonreír.

—¿Por qué no tienes resaca? —Creo que bebió lo mismo que yo.

—Porque mi cuerpo estará acostumbrado y porque bebo agua antes de dormir.

—Te odio.

—¿Lo pasamos ayer genial verdad? —Hace oídos sordos a lo que le he dicho.

—Sí la verdad. Necesitaba esto, incluida la resaca. —Me mira y empezamos a reír las dos.

Empiezo a recordar la noche anterior. La cena, el karaoke, los lloros incluidos, las películas, la conversación con Noel... ¡Hostias! Ahora estoy recordando que me fui al baño y lo llamé para decirle que lo echaba de menos. Ay Astrid, el alcohol te suelta la lengua. Miro a Isabel, que no sabe aún esto, ni las chicas tampoco. Madre mía cuando se enteren.

—Buenos días chicas. —Me giro y me encuentro a las dos con una cara igual que a la mía, resaca total.

—Buenos días bombones, ¿un zumo? —Pregunta Isabel con una felicidad, que me entra ganas de darle un tortazo. Esta mujer no puede estar así de bien, que envidia.

—Sí, gracias. —Se sientan mientras Isabel nos echa a cada una el zumo y nos entrega unas tostadas, que no había visto, a cada una.

Nos sentamos todas a desayunar, a pesar de que odio en estos momentos a Isabel por no tener resaca, lo compensa con prepararnos el desayuno a todas. Es como nuestra mamá, nos cuida a todas. Menos mal que tiene a mi hermano que sé que la está cuidando a ella.

—Anoche cuando fui al baño. —Empiezo a contar a las chicas.

—¿Qué? Perdona no me he enterado. —Dice Lucía y veo que ninguna se ha enterado.

—Que anoche, cuando fui al baño, llamé a Noel.

—¿¡Qué!?

—¿Qué coño Astrid?

Se han sorprendido las chicas por sus reacciones, aunque a Isabel la veo bebiendo su zumo y con una sonrisa. Parece que, aunque tiene en su cara algo de sorpresa, se alegra por lo que hice, aunque no lo he contado todo.

—Sí, pensé que no lo iba a coger por la hora, pero lo hizo y hablamos.

—¿De qué hablasteis? —Pregunta Isabel.

—Bueno, le pedí disculpas por lo del hospital, le dije lo del karaoke y que tú me dijiste que lo viste en la cafetería.

—Eso está bien. —Veo que las chicas asienten.

—Y también le dije que lo echaba de menos. —Bebo mi zumo y veo que se han quedado con la boca abierta. Vaya eso sí que no se lo esperaban.

—¿Enserio? —Pregunta Nuria.

Reserva [Añejo #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora