Capítulo 39

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—No me quiero ir. –Me dice Noel.

—¿Por qué? –Sé el por qué, pero quiero que me lo diga.

—Ya sabes por qué.

—Algún día vas a tener que enfrentarlas.

—Lo sé. –Suelta un suspiro y mira hacia arriba.

Se me ocurre una idea, aunque es algo loca, pero creo que valdrá la pena con el tiempo.

—Mira, habla con tu hermana, que te lo explique ella tranquilos. —Noel empieza a negar con la cabeza. —No seas cabezón, dale una oportunidad, fíate de ella.

—No quiero darle una oportunidad a ella. –Se está refiriendo a su madre esta vez.

—Sí que quieres, pero tienes miedo de que os abandone de nuevo. –Me está mirando muy serio. –Me doy cuenta de cómo hablas.

—Me preocupa que se ilusione mi hermana. –Le acaricio la pierna para consolarlo.

—Lo entiendo, pero es mayor y sabe las consecuencias.

—No quiero que sufra más.

—Lo sé. –Le doy un beso en la mejilla y me dispongo a decirle mi idea loca.

—Mira, si haces eso, te doy una copia de las llaves de mi casa.

Eso le sorprende y luego le hace sonreír. Yo no sé cómo sentirme, pero ahora que lo he dicho en voz alta, no lo veo tan loco, por ahora.

—¿Eso es una propuesta para venirme a vivir contigo?

Bueno, no pensaba en una convivencia cien por cien sino algunos días. Noel ha notado que no era una propuesta porque mi cara es un libro abierto.

—No es eso, sino por si te sientes agobiado por todo el tema a pesar de darle una oportunidad, puedes venirte aquí a despejarte.

—Eso estaría bien, ¿debería traerme ropa?

—Tienes el cuarto de invitados. –Me encojo de hombros.

—Está bien.

Nos sonreímos y acto seguido se levanta Noel.

—Me tendré que ir, entonces. –Yo me levanto con él.

Lo acompaño hasta la puerta. Se da la vuelta.

—Ha sido una buena tarde.

—¿En serio? Después de lo que ha pasado.

—¿Y qué? Estar contigo así, tranquilos y cada vez estando más cómoda conmigo, eso me hace feliz. –Se encoje de hombros, como si su respuesta no fuera para tanto, pero es lo más bonito que me han dicho.

—No te merezco. –Es así de simple

—Esa es mi frase. –Me sonríe Noel y se acerca a mí.

Me besa apasionadamente, mientras me coge por mis mejillas. Creo que mi idea, en realidad, no es tan loca. Si estar en mi casa significa estos besos, y en un futuro algo más, bienvenido sea.

Se aleja y se despide:

—Adiós preciosa.

—Adiós guapo.

Noel

Llego a casa después de pasar la tarde con Astrid. No me esperaba esa propuesta, pero me hace muy feliz que piense de esa manera, de comprometerse conmigo que es capaz de entregarme una llave de su casa para ir cuando quiera.

Mi hermana se encuentra en el sofá con sus apuntes. Me mira seria y vuelve a sus estudios. Me acerco al brazo del sofá para sentarme.

—Lo siento. –Empiezo.

—¿Por qué? –Me pregunta seria.

Ahora la que está enfadada es ella.

—Por haberme puesto como me puse hace unas horas.

—Ya, ahora que Astrid te vuelve a aceptar, pasa de los problemas que haya aquí.

No le hago caso porque no quiero pelearme, vengo a arreglarlo y a dar una oportunidad a mamá.

—No es así, y da gracias porque si no fuera por ella, no intentaría disculparme. –Me mira por un momento y vuelvo a sus papeles.

—Que amable. –Suelta en tono irónico.

—Si quieres explicarme lo que te ha contado mamá, soy todo oídos.

—¿Y por qué no la escuchas ella? –Ahora tengo toda su atención.

—Prefiero que me cuentes tú la historia.

—¿Y luego?

—Luego, quizás hable con ella.

Pone sus apuntes en la mesa, me mira y le devuelvo la mirada.

—Sabes que mamá se fue con su novio a drogarse y no quería saber de nosotros.

—Sí, lo sé.

—Y que su novio después, no la dejó volver.

—Sí, algo me había contado.

—Mamá era adicta y una mujer maltratada, Noel. Cometió errores. Sí, nos abandonó, pero ahora está recuperada. Bueno al menos en el aspecto de la droga. Ha estado desintoxicándose y lleva casi un año sin drogarse. Quiere volver a tener una relación con nosotros, aunque le cueste.

Es cierto lo que dice, le va a costar volver a tener una relación, al menos por mi parte. Mi hermana sigue hablando:

—Yo quiero darle una oportunidad, pero también quiero que se la des tú. Sé que no te fías de ella, pero hazlo por mí. Si nos decepciona, la olvidamos y ya está.

Así de fácil, pero sé que no será así, si nos decepciona, mi hermana no se lo tomaría bien. Aun así, quiere darle una oportunidad y yo no la voy a dejar sola en esto.

—Está bien, le daré una oportunidad.

—Bien. –Eso la hace sonreír y yo me alegro. Me da un abrazo largo y le correspondo.

—Voy a llamarla y así podemos quedar para un café. –Me dice.

—De acuerdo. –Le contesto con poca convicción, pero tengo que hacerlo por mi hermana.

Al cabo de tres minutos, mi hermana me dice que mañana en la tarde hemos quedado con mama. Se vuelve a su habitación para estudiar. Cojo mi móvil para mandarle un mensaje a Astrid:

"Mañana por la tarde he quedado con mi madre"

Enseguida recibo un mensaje:

"Eso es genial, ya verás que te vas a sentir mejor"

Si ella lo dice.

"Mañana nos vemos por la mañana?"

"Claro :)"

Reserva [Añejo #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora