Astrid
Es jueves, hoy tengo cita con Helena. Seguramente que hablaremos sobre lo que pasó en el juicio, aunque también le contaré la noticia de que estoy viviendo de nuevo aquí, aunque sea con Isabel.
—¿A dónde vas? –Me pregunta Isabel que está a medio vestir.
—A ver a Helena. –Me encojo de hombros. Ella me mira extrañada.
—¿Por qué no me esperas?
—Bueno, ya no me tienes que llevar, puedo ir andando y así puedes hacer tus cosas.
—¿Segura? Sabes que no me importa, además viene tu hermano también, me acaba de llamar.
—Estoy segura, voy dándome un paseo y vosotros disfrutad de la mañana. Después os contaré.
—Bueno si estás segura, llámame cuando salgas por si nos pillas de camino y te recogemos.
—De acuerdo, hasta luego.
—Hasta luego bonita.
Cierro la puerta y salgo a la calle de camino a la oficia de Helena. Isabel estaba sorprendida que le dijera de irme sola y yo también estoy sorprendida. No tenía decidido ir sola hasta allí, pero esta mañana me levanté con ganas de dar un paseo sola para tener tiempo para pensar.
Pensar en mi padre, que desde el martes no me hablo con él. Mi madre me llamó ayer para preguntarme si estaba bien, pero no me dijo nada sobre él. Supongo que sigue cabreado, pero no me importa. Sé que me quiere proteger, pero no voy a estar encerrada el resto de mi vida después de lo que pasó. Ahora tengo que avanzar, hacer justicia y seguir con mi vida, libre. Libre de elegir a quien quiera y de equivocarme.
Hace sol y las calles animadas como siempre en las mañanas. Hacía tiempo que no disfrutaba de un paseo así, con gente alrededor, no como en el bosque de atrás de casa de mis padres que paseaba con Syrah.
Podría dar este tipo de paseos en las mañanas, hacer un poco de ejercicio, creo que me vendría bien. Quizás hasta Isabel se una.
Cuando me doy cuenta, estoy casi llegando. Miro el reloj y noto que voy ajustada de tiempo, así que me aligero un poco. Cuando llego a la sala de espera, veo que hay una persona esperando y por la actitud que tiene estando en el móvil, quizás jugando, será un familiar esperando a quien está dentro. Saludo a la secretaría María y me siento.
Solo han pasado cinco minutos cuando la puerta se abre y veo a un chico de quizás unos 17 años. Se le nota triste, que pena que con esa edad ya están sufriendo de las maldades de los demás. El padre se levanta, supongo que es, le da un par de palmadas en la espalda, le sonríe y se van.
Helena está en la puerta y me hace un gesto para que pase para dentro.
—Hola Astrid, ¿qué tal estás?
—Hola Helena. –Me siento en el sofá. –Pues bien, el día tan bueno que hace supongo que ayuda.
—El tiempo influye más de lo que creemos. Bueno, y sobre el juicio, ¿cómo te sientes?
Comienzo a reír un poco sarcástica y veo a Helena con una ceja levantado, preguntándome en silencio:
—Pues de pasar a ser la víctima a la culpable es gracioso. En el juicio estaba entre alucinada y cabreada. Que tenga esa cara de acusarme de ser la culpable ahora me parece hasta gracioso, pero a la vez me cabrea porque la justicia le da el beneficio de la duda.
—Entiendo que te sientas así con la justicia y con él. Escuché su testimonio y me sorprendió que el juez no me llamara para dar parte de tu situación. Supongo que, para la próxima, pero tranquila, conseguirás la justicia que buscas, no pierdas la esperanza.
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Reserva [Añejo #2]
RomanceEs la continuación de Añejo, donde Noel, dolido por como ha terminado con Astrid, decide esperarla y que se recupera para poder demostrarle que están hechos el uno para el otro,. Pero no todo será fácil con Astrid dolida por lo que le he pasado. ¿Se...