Reserva [Añejo #2]

Capítulo 32

Se escucha música desde fuera. Llamo a su puerta y espero. Pero nadie abre, la música está fuerte como para que escuche mi llamada, así que llamo más fuerte.

Un minuto después iba a llamar de nuevo, pero se abre la puerta y me la encuentro ahí, con la misma ropa. Claro no se iba a duchar si va a sudar igual.

Ella se queda sorprendida de verme allí, es comprensible:

—Hola, que sorpresa. No te esperaba aquí.

—Pensé en todo lo que tenías que limpiar y decidí venir por si necesitabas ayuda. –Enarca las cejas. No se esperaba mi ofrecimiento supongo.

—Eh, claro, así terminamos antes. –Me deja entrar y la miro.

—Pues dame las cosas y empiezo.

Me da un paño y un cubo con agua y jabón. Me dice que vaya a limpiar el cuarto de invitados, mientras ella está limpiando su habitación.

Voy a la ha habitación de los invitados y me pongo a limpiar, primero el armario. Mientras tanto, disfruto también de la música que ha pasado a Idol de BTS. Empiezo a motivarme mientras limpio y empiezo a bailar un poco. Me siento bien, por la música, el ejercicio, por Astrid. Mi vida está empezando ir bien de nuevo.

Empieza el estribillo y yo me vengo arriba bailando. Un paso y limpio una puerta y así. Muevo mi cintura con los ojos cerrados, me levanto un poco la camiseta y paso al cabezal de la cama a limpiarlo.

Escucho un carraspeo y me giro rápidamente. Ahí está Astrid con los brazos cruzados he intentando parecer sería, pero tiene poco efecto.

—Pensaba que venías a limpiar, no a bailar.

—Me he motivado, pero bueno también limpio.

—Sí, ya lo veo. -Mira alrededor de la habitación.

—Además, es bueno bailar, venga. –La intento animar para que baile también, pero empieza a negar con la cabeza.

—Nah, no me apetece.

—Venga, ya verás que te anima más, empiezo yo.

Cuando lo digo, empieza La Cintura de Álvaro Soler. Comienzo a bailar de manera seductora, pero lo hago exageradamente para hacerla reír. Y luego paso a limpiar la mesita de noche moviendo el culo y mirándola. Eso la hace reír y se anima.

Empieza a bailar un poco tímida, pero me vale. Está disfrutando más y más con esto y eso me gusta. De esta manera terminamos de limpiar la habitación de invitados y pasamos a otra habitación. Seguimos bailando y limpiando. Astrid se le ha quitado la timidez del principio y estamos disfrutando los dos, sin establecer contacto físicamente, pero no me importa. La veo feliz y eso es lo que importa.

Dos horas después de llegar, de limpiar y bailar, terminamos sentados en el sofá y lanzando un suspiro los dos de agotamiento. Nos miramos y nos sonreímos:

—Gracias por venir, sino fuera por tí, todavía estaría limpiando.

—No hay de que, un placer.

—Te ofrecería algo de comer, pero no tengo comida aquí.

—Podríamos pedir una pizza. –Eso me recuerda a la primera vez que me quedé aquí, también comimos pizza.

—Está bien, avisaré a Isabel de que no voy a comer.

—Sí, y yo a mi hermana. –Tampoco es que le importa. Entre la universidad y los estudios, poca compañía le puedo hacer.

Llamo a una pizzería y pido la comida y la bebida. Cuando termino con la llamada, Astrid ha puesto la tele y la vemos mientras esperamos la ansiada comida.