Capítulo 26

68 7 4
                                    

Entro en casa de Isabel y escucho que está en la cocina por los ruidos que está haciendo, así que me dirijo allí. La encuentro fregando los trastos de anoche, mientras yo voy por una botella del frigorífico.

—Buenos días Isabel.

—Buenos días guapa, ¿cómo estuvo la carrera y la cita con Helena?

—La carrera bien y con Helena igual, me preguntó cómo estaba con mi padre y sobre la citación. Y bueno también cómo me sentía yo y tal. –No me apetece hablar mucho después de lo que ha pasado con Noel.

—Genial, ¿qué vamos el sábado a casa de tus padres no? –Acaba de terminar de fregar y se gira hacia a mí apoyada en la encimera.

—Sí, tengo que llamar a mi madre para avisarla de que vamos.

—Vale genial.

—Me voy a la ducha, ¿vale? Y te ayudo a hacer la comida.

—Claro.

Me voy a la ducha después de lo que he sudado esta mañana. Me quito la camiseta y noto que huelo como un perro. Me meto y pongo el agua fría, necesito despertarme, reaccionar y pensar en lo que ha pasado con Noel antes de irme.

Primero de todo, me puse celosa por el descaro de Sara, sé que no es mío, al menos por ahora, pero no quiero que ninguna le coquetee y más cuando ves que no consigues resultados. Un poco de dignidad chica. Luego sentados en la mesa, volví a darle un repaso con la mirada a su cuerpo, después de habérsela dado en la puerta de la cafetería.

Me quedo embobada mirándolo y sentí calor con solo mirarlo, como se ha transformado en estos meses. Esos brazos que me podrían coger fácilmente y sentarme sobre mi encimera, o esa barba, qué con solo de pensarlo, sería capaz de notarla rozando por mi cuello, mis piernas. O esos ojos marrones, que puede ser un color común, pero la forma en que me mira, podría hacer que se bajaran mis bragas solas.

Pensando en él, no siento el agua fría, no siento nada salvo calor ahí bajo, la necesidad de tocarme. Lo hago, no puedo contenerme. Sigo pensando en él mientras me toco despacio, en su sonrisa blanca que promete travesuras, o esos abdominales que esconde bajo su camiseta, podría ser perfectamente un paquete de seis o de ocho incluso. No me importa, sé que cuando ponga mis manos ahí lo voy a disfrutar. Joder, tengo que hacerlo más rápido. Solo pensando en él, hace que pierda el control. Me muerdo el labio para no gemir, apoyo la otra mano en la pared para no caerme y sigo y sigo hasta que termino y la última imagen que tengo de él es de su boca en la mía.

En cuanto se me pasa este éxtasis, vuelvo a notar el agua fría que necesito ahora más que nunca. Joder me acabo de masturbar después de la violación, y todo por Noel. Él es el único que podría hacerme algo así desde la lejanía.

Espero a calmarme para lavarme, y que Isabel no note lo que acabo de hacer en la ducha, por lo que tardo diez minutos más en la ducha.

Una vez que salgo me encuentro a Isabel en el sofá viendo el programa de los gemelos de Divinity. Me siento ya más tranquila y me pongo a ver el programa con ella. La verdad es que a mí también me encanta, así que no hablamos hasta un rato después que da publicidad:

—¿Preparamos la comida? Son las una y media.

—Claro.

Vamos las dos a la cocina y cogemos todos los ingredientes para hacer unos espaguetis a la carbonara. Yo estoy controlando la pasta para que se hierva bien mientras Isabel está haciendo la salsa. Estoy moviendo la pasta cuando me pregunta:

—¿Estás nerviosa por lo de mañana? –La miro y está concentrada en la carbonara.

—No la verdad. Estoy bien. –En realidad no, y menos después de la escena de la ducha.

—Haré como que me lo creo, porque te noto rara, pero espero que nos divirtamos un poco que lo necesitamos.

—Sí, yo también. –Podrá notarme como me siento, pero todavía no ha sospechado que lo he visto dos veces más sin que ella lo supiera y eso me hace sonreír un poco.

Una vez que hemos terminado, preparamos la mesa y nos disponemos a comer. Estamos en silencio porque se nota el hambre. Cuando hemos empezado a hacer deporte, comemos más, aunque bueno, siempre comemos mucho haya o no hayamos hecho deporte. Nos encanta la comida.

—¿Te apetece ver una película después de comer? –Me pregunta Isabel.

—Claro, ¿tienes alguna pensada?

—Podemos ver 'Sin compromiso'.

—No sé cuál es. –No me suena para nada. Veo a Isabel llevarse la mano a la cara.

—Por dios Astrid. Natalie Portman y Ashton Kutcher. Vaya ahora que lo pienso ahora la veo para disfrutar de los dos, antes de Natalie. –Se pone pensativa. –Bueno disfruto el doble. –Yo empiezo a reír porque vaya personaje de amiga.

Terminamos de comer y recojo y limpio yo la cocina, ya que esta mañana lo hizo ella. Tardo veinte minutos hasta que vuelvo al salón e Isabel ya está preparada para darle al play. Nos sentamos cada una en una esquina del sofá y empezamos a verla.

No sé qué película es, pero lo cierto es que ver a Asthon, nunca es un aburrimiento. No está mal la película, amigos de toda la vida empiezan a mantener sexo sin compromiso. Pero según avanza la película, está claro que no pueden evitar enamorarse. Viendo una de las escenas donde lo hacen en un cuarto del hospital, me hace pensar en Noel. Es mi amigo también, aunque queremos ser algo más. Y sé que no me hará daño, él mismo me lo dijo. Si quiero que mi cuerpo no reaccione de mala manera, quizás tenga que forzarlo un poco y pedirle a Noel que me ayude en eso. ¡Sí! Eso podría ser, me preguntó en que podía ayudarme y podría ayudarme a eso, a tocarme, llevar el control yo y así podremos tener una relación normal. Sí decidido, mañana se lo diré en privado.

Con esta decisión vuelvo a la película, me giro un momento para ver a Isabel, que la veo medio dormida. ¿Por qué no me extraña? Poner una película después de haber comido, es llamar a la siesta para que venga a ti. Termino de verla sola y después me voy a mi habitación a leer, mientras Isabel sigue durmiendo en el sofá. 

Reserva [Añejo #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora