Capítulo 21

47 5 8
                                    


Había  sido difícil estar tanto tiempo evitando a Phoebe, cuando lo único  que quería  era verla, hacerla reír por cualquier  tontería  solo para escuchar esa risa que me llenaba el alma de un sentimiento  indescriptible, era como si tan solo  con...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Había  sido difícil estar tanto tiempo evitando a Phoebe, cuando lo único  que quería  era verla, hacerla reír por cualquier  tontería  solo para escuchar esa risa que me llenaba el alma de un sentimiento  indescriptible, era como si tan solo  con reír  ella llenara cada rincón  de mi alma  haciéndome  sentir pleno, completo y extasiado con algo tan simple como su risa.

No voy a mentirme tratando  de fingir que no extraño su toque, su piel, su suavidad, sus besos, esa forma  de besarme, su compañía, su inocencia; a ella.

Extraño verla elevar una ceja cuando algo le resulta interesante, como su nariz se ensancha cuando lee algo que la hace sentir enojada o como pierde el sentido del tiempo y el espacio  cuando está  dibujando mientras  no puede dejar su boca y su lengua quietas ; extraño todo de ella, la extraño demasiado.

Estos días sin ella, sin su cercanía 
se han convertido en un infierno del que deseo salir lo antes posible.

Ganas de ir a buscarla, olvidar todo y seguir como si nada, no me han faltado, pero cuando recuerdo que todas las excusas que le di para terminar lo nuestro no son más  que un reflejo de mi frustración  por no tener nada que ofrecerle a Phoebe, me avergüenzo  de mi comportamiento  y recuerdo que ha sido lo mejor para ambos.

Ella sin dudas se merece algo mejor que yo.

Ni vendiendo  mi alma llegaría a darle a Phoebe todas las comodidades a las que ella está  acostumbrada, puede que ahora no lo vea así, pero a la larga eso llegaría  a ser un tema incómodo para todos. Así  que mejor terminar ahora de una vez antes de quererla más, si es que es posible querer más  a alguien, y  antes de que sea más difícil para ambos.

Siempre pensé que eso de que el amor no tiene edad, color de piel o clase social era cliché y puras tonterías de telenovelas y libros románticos, pero ahora que me ha tocado a mí, puede que no sea tan cliché  después de todo.

Dentro de mi tristeza  no todo ha sido malo, Ben me ha demostrado ser un buen amigo en el que puedo confiar y con el que puedo contar en las buenas y en las malas. Ha estado ahí para escucharme, para darme su apoyo y hasta esperó que yo pidiera su opinión  antes de atreverse a darla. Me dijo  que lo que estaba pasando  era algo muy privado  y que sabía que cuando lo considerara necesario, yo mismo pediría consejo. Así  lo hice y me agradó  escuchar que piensa que debo dejar que las cosas pasen cuando tengan que pasar  y a no adelantarme a los acontecimientos, que Phoebe  sabía  perfectamente  quien era y si a ella no le importaba, a mí  tampoco debía importarme. Me dejó  claro que conoce a muchas chicas de la alta sociedad que no hubieran dudado si quiera en dirigirme  la palabra al momento de saber que no era rico.

Me dijo que eso era algo que le agradaba tanto de Phoebe como de Lucy, ambas trataban a las personas por lo que valían  y no por  sus fortunas familiares.

También  está Jessica, ella más  que mi compañera de trabajo y conciudadana, también  es una buena  amiga que a decir verdad no sabía  que tenía.

Ella me veía  cabizbajo, desanimado y sin ganas de reír y decidió  preguntar si había  algo en lo que pudiera ayudar.  Me comentó  que al principio  le costó decidirse, pues, aunque trabajábamos  juntos no había  ningún  tipo de confianza  entre nosotros, no quería  parecer entrometida y mucho menos molestarme; ya tenía  suficiente  angustia  como para agregar otra más siendo impertinente.

Pero al ver que pasaban los días  y seguía  igual de triste, se acercó  y comenzó a contar la historia  de como dos jóvenes colombianos que habían  sido vecinos desde niños, compañeros inseparables de juego, de escuela y de travesuras  habían descubierto  que su amistad  era más  que eso, mucho más, era amor del bueno  y querían  estar juntos por siempre. Así  pasaron  los años juntos,  inseparables, compartiendo  todas y cada una de sus primeras veces en todo, hasta el último año de preparatoria fue donde su amor se vio a prueba,  ella recibió  una beca para estudiar muy lejos de casa, mientras  que él  se quedaría  a estudiar en la capital de su país.

Pasaron los meses y el amor a distancia se iba haciendo  cada vez más  difícil, se hacían una falta inmensa, habían  estado juntos siempre, toda su vida desde que tenían  memoria. Se hacía cada vez menos llevadero el asunto, no era para nada como habían  platicado antes de irse cada uno a hacer si vida lejos del otro. La situación  se tornó irritante unos meses más  adelante, comenzaron  las discusiones con y sin razón, celos injustificados  de ambas partes, reclamos innecesarios; así  que decidieron  no hablarse a diario por el bien de la relación.

Habían  sobrevivido más de dos años con altas y bajas, la relación  ya no era como antes, pero se esforzaban, al menos eso pensaba  ella. Hasta que un día  el le confesó  que le había  sido infiel con una chica que conoció  en la universidad y que se lo contaba  porque se había  sentido muy mal con ambas, con ella por serle infiel y con la chica por no respetarla teniendo algo con ella estando en una relación que él  nunca mencionó  tener. Le dijo que ya no sentía  lo mismo por ella y que quería  terminar su relación, necesitaba a una persona que estuviera ahí  con él  y para él  cuando lo necesitara y esta chica le gustaba  mucho. Lo perdonó cuando le confesó  que estaba en una relación a distancia  con alguien,  así  que estaba dispuesto  a intentarlo, pues esta chica valía  la pena.

Ella lloró por meses todos los días, se sumergió  en un mundo de amargura  que la hizo descuidar su apariencia y sus estudios, perdió  la beca por no mantener su rendimiento y se vio  obligada a conseguir  dos empleos para costear  el año y medio que le quedaba para titularse. Le dolió  tanto su engaño y que la dejara así  sin más, ella  pensaba que su amor era fuerte para sobrevivir a cualquier tempestad,  pero dolorosamente  se dio cuenta que su amor ya no era amor, hacía  mucho que solo era costumbre.

Se miró  en el espejo un día y se dio cuenta que no era justo que ella estuviera  llorando todo el tiempo, mientras que él  era feliz en una nueva  relación, levantó  la cabeza y no derramó  una lágrima más.  Se enfocó  en trabajar y estudiar. El verdadero amor llegará cuando tenga  que llegar y ella lo esperaría  con los brazos abiertos.

Jessica me dijo que esa chica era ella y que sabía perfectamente  lo que era estar devastado por una ruptura, sin importar los motivos. Que aunque no lo dijera se notaba la causa de  mi tristeza, pero que no debía quedarme derrumbado para siempre. Desde ese día  me ha dado ánimos  y ha sido una excelente  amiga, tanto que vamos en el mismo avión  a Colombia a pasar las fiestas con nuestras respectivas familias.

Caballerosamente le ofrecí mi brazo para que se colgara de él, mientras ella con una enorme sonrisa y, luego  de hacer una reverencia, tomó  con mucho gusto y yo también  sonreí  ante su ocurrencia.

Será  bueno estar en familia, extraño tanto a mis padres, mi abuela  y mis traviesas, aunque sé  que Phoebe  estará  en mi cabeza todo el tiempo, como siempre  lo está.

Diseño de Amor (Serie Hermanas Libro #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora