Había sido difícil estar tanto tiempo evitando a Phoebe, cuando lo único que quería era verla, hacerla reír por cualquier tontería solo para escuchar esa risa que me llenaba el alma de un sentimiento indescriptible, era como si tan solo con reír ella llenara cada rincón de mi alma haciéndome sentir pleno, completo y extasiado con algo tan simple como su risa.
No voy a mentirme tratando de fingir que no extraño su toque, su piel, su suavidad, sus besos, esa forma de besarme, su compañía, su inocencia; a ella.
Extraño verla elevar una ceja cuando algo le resulta interesante, como su nariz se ensancha cuando lee algo que la hace sentir enojada o como pierde el sentido del tiempo y el espacio cuando está dibujando mientras no puede dejar su boca y su lengua quietas ; extraño todo de ella, la extraño demasiado.
Estos días sin ella, sin su cercanía
se han convertido en un infierno del que deseo salir lo antes posible.Ganas de ir a buscarla, olvidar todo y seguir como si nada, no me han faltado, pero cuando recuerdo que todas las excusas que le di para terminar lo nuestro no son más que un reflejo de mi frustración por no tener nada que ofrecerle a Phoebe, me avergüenzo de mi comportamiento y recuerdo que ha sido lo mejor para ambos.
Ella sin dudas se merece algo mejor que yo.
Ni vendiendo mi alma llegaría a darle a Phoebe todas las comodidades a las que ella está acostumbrada, puede que ahora no lo vea así, pero a la larga eso llegaría a ser un tema incómodo para todos. Así que mejor terminar ahora de una vez antes de quererla más, si es que es posible querer más a alguien, y antes de que sea más difícil para ambos.
Siempre pensé que eso de que el amor no tiene edad, color de piel o clase social era cliché y puras tonterías de telenovelas y libros románticos, pero ahora que me ha tocado a mí, puede que no sea tan cliché después de todo.
Dentro de mi tristeza no todo ha sido malo, Ben me ha demostrado ser un buen amigo en el que puedo confiar y con el que puedo contar en las buenas y en las malas. Ha estado ahí para escucharme, para darme su apoyo y hasta esperó que yo pidiera su opinión antes de atreverse a darla. Me dijo que lo que estaba pasando era algo muy privado y que sabía que cuando lo considerara necesario, yo mismo pediría consejo. Así lo hice y me agradó escuchar que piensa que debo dejar que las cosas pasen cuando tengan que pasar y a no adelantarme a los acontecimientos, que Phoebe sabía perfectamente quien era y si a ella no le importaba, a mí tampoco debía importarme. Me dejó claro que conoce a muchas chicas de la alta sociedad que no hubieran dudado si quiera en dirigirme la palabra al momento de saber que no era rico.
Me dijo que eso era algo que le agradaba tanto de Phoebe como de Lucy, ambas trataban a las personas por lo que valían y no por sus fortunas familiares.
También está Jessica, ella más que mi compañera de trabajo y conciudadana, también es una buena amiga que a decir verdad no sabía que tenía.
Ella me veía cabizbajo, desanimado y sin ganas de reír y decidió preguntar si había algo en lo que pudiera ayudar. Me comentó que al principio le costó decidirse, pues, aunque trabajábamos juntos no había ningún tipo de confianza entre nosotros, no quería parecer entrometida y mucho menos molestarme; ya tenía suficiente angustia como para agregar otra más siendo impertinente.
Pero al ver que pasaban los días y seguía igual de triste, se acercó y comenzó a contar la historia de como dos jóvenes colombianos que habían sido vecinos desde niños, compañeros inseparables de juego, de escuela y de travesuras habían descubierto que su amistad era más que eso, mucho más, era amor del bueno y querían estar juntos por siempre. Así pasaron los años juntos, inseparables, compartiendo todas y cada una de sus primeras veces en todo, hasta el último año de preparatoria fue donde su amor se vio a prueba, ella recibió una beca para estudiar muy lejos de casa, mientras que él se quedaría a estudiar en la capital de su país.
Pasaron los meses y el amor a distancia se iba haciendo cada vez más difícil, se hacían una falta inmensa, habían estado juntos siempre, toda su vida desde que tenían memoria. Se hacía cada vez menos llevadero el asunto, no era para nada como habían platicado antes de irse cada uno a hacer si vida lejos del otro. La situación se tornó irritante unos meses más adelante, comenzaron las discusiones con y sin razón, celos injustificados de ambas partes, reclamos innecesarios; así que decidieron no hablarse a diario por el bien de la relación.
Habían sobrevivido más de dos años con altas y bajas, la relación ya no era como antes, pero se esforzaban, al menos eso pensaba ella. Hasta que un día el le confesó que le había sido infiel con una chica que conoció en la universidad y que se lo contaba porque se había sentido muy mal con ambas, con ella por serle infiel y con la chica por no respetarla teniendo algo con ella estando en una relación que él nunca mencionó tener. Le dijo que ya no sentía lo mismo por ella y que quería terminar su relación, necesitaba a una persona que estuviera ahí con él y para él cuando lo necesitara y esta chica le gustaba mucho. Lo perdonó cuando le confesó que estaba en una relación a distancia con alguien, así que estaba dispuesto a intentarlo, pues esta chica valía la pena.
Ella lloró por meses todos los días, se sumergió en un mundo de amargura que la hizo descuidar su apariencia y sus estudios, perdió la beca por no mantener su rendimiento y se vio obligada a conseguir dos empleos para costear el año y medio que le quedaba para titularse. Le dolió tanto su engaño y que la dejara así sin más, ella pensaba que su amor era fuerte para sobrevivir a cualquier tempestad, pero dolorosamente se dio cuenta que su amor ya no era amor, hacía mucho que solo era costumbre.
Se miró en el espejo un día y se dio cuenta que no era justo que ella estuviera llorando todo el tiempo, mientras que él era feliz en una nueva relación, levantó la cabeza y no derramó una lágrima más. Se enfocó en trabajar y estudiar. El verdadero amor llegará cuando tenga que llegar y ella lo esperaría con los brazos abiertos.
Jessica me dijo que esa chica era ella y que sabía perfectamente lo que era estar devastado por una ruptura, sin importar los motivos. Que aunque no lo dijera se notaba la causa de mi tristeza, pero que no debía quedarme derrumbado para siempre. Desde ese día me ha dado ánimos y ha sido una excelente amiga, tanto que vamos en el mismo avión a Colombia a pasar las fiestas con nuestras respectivas familias.
Caballerosamente le ofrecí mi brazo para que se colgara de él, mientras ella con una enorme sonrisa y, luego de hacer una reverencia, tomó con mucho gusto y yo también sonreí ante su ocurrencia.
Será bueno estar en familia, extraño tanto a mis padres, mi abuela y mis traviesas, aunque sé que Phoebe estará en mi cabeza todo el tiempo, como siempre lo está.
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Diseño de Amor (Serie Hermanas Libro #1)
RomanceLuego de ser adoptadas por una pareja que cambiará sus vidas para siempre, Lucy y Phoebe Wallace descubren que la familia es mucho más que lazos sanguíneos. Únete a ellas en su nueva vida de universitarias lejos de casa, en la cual se les presentan...