Este no era en lo absoluto un día normal, tanto mi esposo como yo habíamos sacado una hora de nuestras ocupadas agendas para dar el primer paso hacia el acto más importante de nuestras vidas.
La llamaban la sala de la esperanza y era lo que se notaba en la cara de todas las parejas que, al igual que nosotros, esperaban ser llamadas. Supongo que los demás me miraban igual que yo a ellos; mientras escudriñaba el lenguaje corporal de algunos para pasar el tiempo y disimular mis nervios, escuché:
—Señor y señora Wallace, pueden pasar por aquí.
Entramos a una pequeña, pero confortable oficina y la señora que nos atendía nos pidió tomar asiento.
—Bienvenidos, como ya saben, soy Mary Anne Perkins la oficial encargada de su proceso de adopción, es un placer volver a verlos —exclama con una sonrisa en su rostro —. Hemos dado los últimos pasos del proceso que consisten en investigar acerca de ustedes, además hemos hablado con familiares, amigos, empleados y conocidos para corroborar que las informaciones que tenemos acerca de ustedes son reales. Tanto psicológica, física, legal y económicamente ustedes cumplen con los requisitos para adoptar. Sus documentos de solicitud indican que desean adoptar una niña entre seis y diez años de edad, de buenos modales y calificaciones sobresalientes en la escuela. La buena noticia es que no solo tenemos una niña que concuerda con su descripción, sino que tenemos dos.
—Excelente —festeja mi esposo.
—Muy buena noticia, pero si hay una buena noticia, por su tono de voz siento que hay una mala, ¿cuál es? —agrego.
—La mala noticia, se podría decir, es que estas niñas han creado un lazo muy fuerte entre ellas, se llaman una a la otra "mi hermana elegida" y, a pesar de haber sido solicitadas en adopción en varias ocaciones, se negaron porque desean ser adoptadas ambas por la misma familia o de lo contrario por ninguna.
Hubo silencio por varios segundos, es que en ningún momento pensamos en dos niñas. A pesar de tener las condiciones económicas de darles a ambas lo que necesiten, ese no era nuestro plan inicial y tanto mi esposo como yo nos regimos por planeado; nada en nuestras vidas es al azar. Así que solo nos miramos con las caras dudosas, pero sabiendo casa uno lo que el otro estaba pensando.
No sé exactamente cuánto tiempo estuvimos en silencio, pero tras un largo suspiro mi esposo pone fin al momento de incertidumbre diciendo que yo decido y que él hará lo que yo decida.
—¿Podría ver fotos de las niñas —pregunto a la oficial.
—Por supuesto que sí —afirma ella, acto seguido me muestra dos fotos.
En ese momento toda duda momentanea se disipó, supe de inmediato que aquellas dos hermosas princesas serían mis hijas y entonces, con mis ojos llenos de lágrimas por la emoción, alcancé a suspirar un...
—Sí, por supuesto que sí, las queremos adoptar a ambas.
Mi esposo y yo nos abrazamos llorando de felicidad y emoción, contemplando a nuestras hermosas hijas, al fin casi año y medio de un largo proceso parecía tener frutos, jamás pensé que fuera tan tedioso el proceso de adopción en Londres, al investigar supe que era igual en todo Reino Unido.
—Ella es Lucy tiene nueve años, su cumpleaños es en agosto siete, le gusta dibujar, en lo que es muy buena; ama el chocolate y leer; habla español ya que su familia era latina, los perdió en un accidente de auto hace cuatro años; no es muy expresiva, prefiere cantar cuando se trata de manifestar emociones.
Sostengo la pequeña foto observando detenidamente cada detalle de Lucy; es preciosa, tiene unos ojos verdes y una piel negra que contrastan muy bien, de abundante y ondulado pelo negro y una hermosa sonrisa que refleja bondad o al menos eso me pareció.
—Ella es Phoebe, también tiene nueve años su cumpleaños es en octubre veintiuno; su madre murió por complicaciones luego del parto y solo estaba su bisabuela que era muy anciana para ocuparse de un bebé, la visitó cada semana hasta que cumplió los tres años, poco después murió —detalla la señora, mientras siento mi corazón compungirse por la triste revelación —. Le fascina crear cosas con sus manos, es muy buena en las manualidades, ordenada, expresiva, también dibuja muy bien, le encanta leer y siempre se porta bien.
Contemplo su foto y veo que también es preciosa; igualmente de ojos verdes, pero de piel blanca, pelo fino y rubio. Su sonrisa se ve tan contagiosa que no pude evitar sonreír también.
—El próximo paso es visitar su casa y ver que los espacios que tienen para ellas sean adecuados —agrega la señora Perkins interrumpiendo mis pensamientos —, pues sé que no estaban preparados para dos niñas. De no haber ningún inconveniente su próxima cita sería para conocer a las niñas y compartir con ellas una hora.
—Me parece una excelente idea —admito— pueden visitar la casa lo antes posible por favor —agrego emocionada.
—Mañana mismo, señora Wallace, ¿tienen alguna pregunta? —inquiere.
—Sí —respondo de inmediato —,
¿cuánto tiempo después de conocer a las niñas debemos esperar para llevarlas a casa?—Si todo está bien mañana y a las niñas les agradan ustedes, solo es cuestión de llenar el papeleo y al día siguiente se irían a casa con ustedes —aclara.
—Gracias por su tiempo y su colaboración, señora Perkins, hasta mañana —Me despido extendido mi mano hacia ella, mientras que mi esposo hace lo mismo.
Salimos de la oficina felices, no sé cómo se sentía mi esposo en estos momentos, pero yo tenía un buen presentimiento y una felicidad desbordante. Fuimos llenos de optimismo con la idea de al fin ser padres de una niña y pasó algo mejor que eso; ahora seremos padres de dos.
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Diseño de Amor (Serie Hermanas Libro #1)
RomansaLuego de ser adoptadas por una pareja que cambiará sus vidas para siempre, Lucy y Phoebe Wallace descubren que la familia es mucho más que lazos sanguíneos. Únete a ellas en su nueva vida de universitarias lejos de casa, en la cual se les presentan...