Luego de ser adoptadas por una pareja que cambiará sus vidas para siempre, Lucy y Phoebe Wallace descubren que la familia es mucho más que lazos sanguíneos.
Únete a ellas en su nueva vida de universitarias lejos de casa, en la cual se les presentan...
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Las festividades navideñas habían sido mi época favorita del año desde que tengo memoria.
Toda la magia que envuelve las fiestas, las decoraciones, las comidas, las vestimentas , los postres y sobre todo la actitud de las personas, simplemente me daban felicidad, pero todo era diferente este año.
Mi madre me esperó para decorar el árbol navideño, sabía que era lo que más disfrutaba hacer y aunque debo confesar que fue relajante mientras duró, no fue lo mismo que todos los años.
¿Qué me has hecho Ryan?
¿Por qué no puedo dejar de pensar en ti?
¿Quién era la chica que iba de tu brazo y por qué te veías tan feliz?
¿Por qué yo no puedo verme feliz?
Demasiadas preguntas sin respuestas, no debería estar arruinando esta época tan importante para mí torturándome de esta manera tan ilógica, después de todo solo son suposiciones mías la mayoría de las cosas que pienso acerca de Ryan y esa chica.
Estuve leyendo varios artículos sobre la tristeza y descubrí que las lágrimas son la forma de aliviarnos cuando nuestro cerebro acumula demasiada tensión y necesita expulsar esa ansiedad. Después de hacerlo, se segregan endorfinas que nos relajan y nos hacen sentir mejor, pero yo he llorado tanto este tiempo sin Ryan que he llegado a pensar que hay algo malo con mis endorfinas o quizás con mi cerebro.
—Phoebe cariño, no soporto verte así —Se acerca mi madre hasta mi sacándome de mis pensamientos, toma asiento a mi lado y me ofrece una taza de chocolate caliente.
—Tranquila mamá, ya se me pasará —contesto tratando de tranquilizarla mientras tome la taza que me extiende.
—Phoebe, debes luchar por lo que de verdad quieres —comienza a decir mi madre en tono dulce y comprensivo —. El amor no es un resfriado para esperar a que se te pase, además de que llorar y aislarse no son la solución a nada —concluye.
—Lo sé, mamá, pero es algo que no puedo evitar —admito.
—Sí, por supuesto que puedes. Recuerdo aquella vez que me contaste de cuando iban a adoptarte, pero no a Lucy y mantuviste tu postura de que debían adoptar a ambas o a ninguna. No recuerdo que me contaras que fuiste a llorar sola en un rincón ¿Sabes por qué lo hiciste? —inquiere mamá mirando a mis ojos.
—Porque Lucy era lo más importante para mí y no quería estar en ningún lugar sin ella —contesté recordando aquella vez.
—Pues lo mismo debes hacer esta vez, si de verdad amas a ese muchacho, demuéstrale que el dinero nunca será algo que se interponga entre ustedes —dice encogiéndose de hombros.
—¿Y si no quiere darme esa oportunidad? —pregunto.
—Entonces no es capaz de ver lo valiosa que eres y, por lo tanto, no te merece —Me conforta mientras acaricia mi cabello —Te contaré algo que nos pasó a tu padre y a mí cuando nos enamoramos. Como sabes, vengo de una familia adinerada y tu padre no, nos conocimos en la preparatoria y fue amor a primera vista. Yo, la hija de la familia más respetable de la ciudad; él, el hijo de un empleado a quien los señores de la casa pagaban la educación. La familia Wallace había trabajado para ellos por generaciones y esa era una pequeña manera de demostrar el agradecimiento que le tenían —Me acomodo mejor para seguir escuchando y mamá continúa con el relato.
» Nos enamoramos y comenzamos a vernos a escondidas después de clases inventando cualquier excusa. Mantuvimos lo nuestro en secreto por varios años, pero al momento de ir a la universidad, no queríamos separarnos, así que decidimos contarle a nuestras familias sobre nuestra relación. Juntos hablamos con sus padres quienes lo tomaron muy bien, aunque su madre nos preguntó si éramos conscientes de que seguir juntos no sería nada fácil, a lo que respondimos afirmativamente. Luego fuimos a mi casa y todo fue una pesadilla, mi padre acusó a Walter de oportunista, de estar detrás de su fortuna y lo hizo sacar de la casa amenazando con hacerle la vida imposible si se acercaba a mí otra vez. Me castigó, no pude ir a mi baile de graduación y amenazó con desheredarme si me atrevía a volver a ver a ese oportunista. Como podrás ver no le hice caso, en la Universidad seguí siendo novia de tu padre y renuncié a mi herencia una vez que terminamos nuestras carreras para trabajar junto a mi esposo, ya vez lo bien que nos ha ido. Si le hubiera hecho caso a mi padre no sería feliz junto al único hombre que he amado y amaré, puedo decir que soy feliz porque luché por quien amaba —concluye mi madre.
—¡Oh mamá, es hermosa su historia! —Le digo con lágrimas de felicidad.
—Es hermoso el resultado, pero el trayecto fue difícil y doloroso —admite.
—Gracias mamá, lucharé por lo que amo, al igual que tú y papá lo hicieron —asevero.
Las palabras de mi madre, junto a su abrazo, me hicieron entender perfectamente lo que debo hacer. Demostrarle a Ryan que se equivocó al terminar lo nuestro.
—Espero que ya no llores más, a menos que sea de felicidad, y comiences a disfrutar esta época que tanto te gusta —añade mi madre.
—Lo haré mamá y gracias de nuevo por levantarme el ánimo —Le doy mi más sincera sonrisa.
—No es nada cariño, haría lo que sea por verte feliz, ahora arréglate y sal de tu habitación a contagiarnos con tu alegría —ordena.
—Bajaré en unos minutos, ¿puedes pedirle a Lucy que suba por favor? —Le pido amablemente.
—Por supuesto, cariño —La veo irse y cerrar la puerta tras ella.
De verdad tengo otro ánimo, estoy sonriendo y hasta se me ocurrió una idea para investigar quién es la chica rubia que acompañaba a Ryan y porqué iba de su brazo.
Entro al baño para tomar una ducha mientras Lucy llega, ella será parte importante del plan, quiero contarle lo que tengo en mente y ver si tiene otras ideas.
Lucy ha estado insistiendo en que debo hacer algo y salir de mi encierro estará contenta de verme de tan buen ánimo, es increíble lo que puede hacer tu madre con una simple historia, que bueno que decidió contarla.
Estoy tan emocionada, creo que después de todo no había absolutamente nada de malo con mis endorfinas ni con mi cerebro. Tengo ganas de cantar, de dibujar, de tocar el piano, de disfrutar esta época que tanto amo y solo esperar que el año nuevo me devuelva al lado de Ryan para demostrarle que debemos y nos merecemos estar juntos sin que importe nada más y mucho menos algo tan banal como el dinero.
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Hola, gracias por leer y comentar. Esta historia es corta, así que pronto llegará el final.
Todavía Faltan algunos secretos y algunas historias que serán contadas.
