Collins

Adam (Maratón 3/3)

- ¿Para que necesitas ir a su casa? - pregunte sin entender lo que hace algunos minutos me había explicado.

- Tengo que hacer un ensayo con ella - respondió mirando por la ventana y sin darle importancia alguna.

- ¿La llamaste para que te diera su dirección? - la mire unos segundos para luego regresar la mirada al camino.

Se quedo pensativa unos segundos sin despegar la mirada de la ventana del asiento del copiloto, lo que me hizo preguntarme qué pasaba por su cabeza, se sentía mal o estaba preocupada de algo o alguien.

- La llame pero no me contesto, así que llame a Nathan y me dio la dirección - volvió a responder, esta vez me dirigió la mirada unos segundos para luego regresarla a la ventana.

- ¿Quién es Nathan? ¿Y cómo sabes que no te está mintiendo? - frene de golpe para mirarla un poco molesto.

- Nathan es él chico nuevo, él la conoce o eso es lo que me dijo, estoy segura que no me mentiría ya que soy su tutora y aparentemente le caigo bien - me miro con seriedad.

- ¿Eres su tutora? - pregunte sorprendido - ¿Desde cuándo?

- Él me lo pidió - respondió.

- Kenzie apenas tienes tiempo para salir bien en clases sin quedarte dormida - proteste molesto.

- Solo lo estoy ayudando - me miro enojada.

- Eso dices tú - respondí molesto.

- ¿Me llevaras o voy caminando? - pregunto cambiando un poco el tema de la conversación gracias a que el vehículo no estaba en movimiento.

Suspire frustrado y coloque el vehículo en marcha, algunas veces detestaba la responsabilidad de Mackenzie con los deberes y su facilidad de creer en alguien fácilmente, ella necesitaba saber que no todos eran de fiar y menos chicos nuevos que solo la buscaban por interés.

Estacione el vehículo frente a la casa que concordaba con la dirección y la descripción que me dio Kenzie de esta, era una casa grande en una zona tranquila, la vivienda era de madera de color blanco con un pequeño porche adelante y un bonito jardín delantero lleno de flores, allí se encontraba una pareja de ancianos charlando animadamente en el porche y con ellos un perro San Bernardo junto a las escaleras.

- ¿Qué desean? - nos pregunto el señor levantándose de una silla.

- Mmm... ¿Aquí vive Allison Collins? - pregunto Mackenzie tímida.

- Si, es nuestra nieta - respondió la señora con una sonrisa - pero no está.

- ¿Cuando regresa? - les pregunte.

- Estoy seguro que viene en camino, entren y espérenla - nos dijo el señor, aquello le dio la respuesta a Mackenzie para tomar sus cosas y así salir del vehículo, pero la detuve.

- Kens sabes que no me puedo quedar - le dije tomándola del brazo - si quieres venimos mañana o el fin de semana.

- Mi nieto puede llevarla a casa si ese es el problema - respondió el anciano llegando frente a ellos.

- Oh, puedo pedirle que me lleve - dijo completamente de acuerdo Mackenzie con el anciano mientras tenía una sonrisa en el rostro.

- Él también debe llegar pronto, si quieres te puedes quedar a cenar - le dijo el señor.