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Cuando Niall y Harry llegaron de nuevo a Salisbury, Harry se encontraba tan borracho que ni siquiera podía mantenerse de pie. Niall se vio obligado a ayudarlo a llegar hasta la puerta. Harry mantenía su brazo sobre los hombros del neófito, mientras que él rodeaba la cintura de Harry con un brazo y con el otro sostenía a su gato.

Su entrada fue ruidosa, Harry casi cayendo de bruces apenas puso un pie dentro de la cabaña. Louis, Liam y Zara, quienes se encontraban en la sala de estar jugando lo que parecía ser Monopoly, dedicaron sus miradas al par que se encontraba entrando de aquella manera tan escandalosa.

—Joder Harry, ¿estás bien? —preguntó Liam, poniéndose de pie e intentando arrebatar a Harry de los brazos Niall.

—Sí sí —respondió el lobo, arrastrando las palabras.

—No luces bien —dijo Louis.

—¡Estoy bien!

Liam trastabilló, dando un par de pasos hacia atrás ante el grito de Harry. Louis y Zara, por su parte, saltaron en su lugar.

—Se pasó un poco de copas —explicó Niall, intentando sostener el peso de Harry un poco más, pero el muchacho no hacía más que deslizarse entre sus dedos— voy a llevarlo a su habitación.

Liam parecía un poco reacio a la idea de Niall cuidando de su alfa borracho, pues después de todo, era el neófito de la manada y aún no confiaba en él, pero a pesar de sus dudas, asintió con la cabeza, haciéndose a un lado para dejar pasar a dúo.

—Hace años que no lo veía así —dijo Louis, rompiendo el incómodo silencio que había emergido en la sala de estar después de que Niall y Harry desaparecieron en el pasillo.

—Algo tiene que ver ese niño —gruñó Liam, sentándose junto a Louis de nueva cuenta.

—¿Crees que algo sucedió mientras ellos se encontraban fuera? —le preguntó Zara.

—Estoy seguro.

• • •

Mientras, Niall dejó caer el pesado y fornido cuerpo de Harry sobre la dura cama, cayendo sobre ésta como peso muerto y aun murmurando bajo su aliento balbuceos incomprensibles. Dejó a Edward libre por la habitación mientras se dirigía a la salida, listo para aprisionarse en su cuarto a descansar. A pesar de haber bebido lo mismo, Niall podía retener su alcohol mejor (agradeció aquello a sus raíces irlandesas) por lo que solo se encontraba un poco mareado.

Tomó el picaporte de la puerta entre sus manos, y cuando estaba a punto de salir de la habitación, escuchó un sollozo lastimero a sus espaldas. Se dio la vuelta lentamente y observó los hombros de Harry subir y bajar rápidamente.

Niall se dirigió hasta él sin vacilación. No estaba llorando, solo tenía una mueca de dolor en el rostro, haciéndole al rubio preguntarse si tal vez lo había lastimado de alguna manera.

—¿Harry? —dijo en un susurro— ¿estás bien?

—Jem —murmuró el castaño, entonces el corazón de Niall pegó un brinco.

—¿Qué dices?

—Nunca voy a encontrarlo —sollozó una vez más.

—¿De qué rayos hablas Harry?, ¿quién es ese?

—Necesito verlo otra vez —balbuceó, antes de que sus facciones se relajaran y sus ojos se cerraran con pesadez.

—¿Qué?

Más confundido que antes, Niall se dirigió a la puerta nuevamente, esta vez, saliendo de manera exitosa.

—¿Qué pasó allá afuera? —Liam lo interrogó apenas puso un pie fuera de la habitación.

savage; nsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora