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—Joder, el agua está helada —masculló Harry con sus dientes tiritando.

—¿En serio? —inquirió Niall, flotando de espaldas sobre la calmada agua—, yo la siento perfecta.

Estruendosas luces surcaron el cielo, seguidas por el truene de un relámpago, pero Niall ni siquiera se movió.

—No había estado así de calmado desde que me fui de Irlanda —confesó, con sus ojos cerrados de cara al cielo.

—¿Por qué? —preguntó Harry, acercándose al cuerpo de Niall.

—He vivido solo desde que llegué a Inglaterra, he tenido que hacerlo todo por mi cuenta, pero ya me he acostumbrado. Algunas veces extraño que mi madre nos hiciera el desayuno los domingos por las mañanas.

—¿Solo los domingos? —cuestionó Harry con una ceja arqueada.

—Mi madre era algo perezosa, solo cocinaba los domingos, el resto de los días se lo dejaba a las niñeras.

—Bueno, ya se de donde lo sacaste.

—¿De qué hablas? Yo no soy perezoso —respondió el rubio con indignación.

—Eres el único de la manada que se despierta a medio día

—No es que me levante tarde, todos ustedes despiertan más temprano —dijo Niall, por fin plantando los pies en el fondo del lago.

Harry estaba a punto de replicar cuando pudo ver el agua del lago comenzar a templarse. La lluvia comenzó a rebotar sobre el agua. Sintió las gotas de lluvia sobre su cabeza y en su barbilla.

Niall amaba nadar en la lluvia, el agua se violentaba a tal grado que parecía que llovía de abajo hacia arriba, pero por la expresión en el rostro de Harry, Niall supo que en cualquier momento le diría que era hora de regresar, por lo que se adelantó y comenzó a salir del agua.

Harry no pudo evitar observar como los boxers de Niall se pegaban a su piel como si de cuero se tratase, su piel se traslucía a través de la delgada tela, dejando a la vista su pálido trasero. Harry desvió la mirada de inmediato. El trasero de uno de sus subordinados no era algo que deseara ver.

Después de ver a Niall tomar su ropa Harry decidió seguirlo.

—Si corremos hasta la cabaña no llegaremos tan mojados.

—Ya estamos mojados genio —arremedó Niall, con una tentadora risa amenazando abandonar su garganta.

—Lo que sea, hablo de que la lluvia no nos sorprenderá tan fuerte.

—¿Y por qué no vamos ahí? —cuestionó el rubio, señalando al otro lado del lago una pequeña choza de madera abandonada que había visto aquella vez que había llevado a Jonah de pesca.

—Es el cobertizo de mi padre, está muy sucio, no vas a querer entrar ahí.

—No puede estar más sucio que mi casa en Nottin Hill —argumentó Niall— vamos.

Entonces, Niall comenzó a trotar hasta la pequeña choza, rodeando el lago. Harry suspiró, demasiado cansado como para discutir, y siguió a Niall.

Ambos se escabulleron dentro del polvoriento cobertizo, recubierto de telarañas y hojas secas en el crujiente suelo hecho de tablas. Los ojos de Niall se ampliaron.

—¿Tenían equipo de pesca todo este tiempo? —exclamó el más delgado, observando las ostentosas cañas de pescar en exposición sobre unos ganchos colocados en la pared.

—A papá le gusta salir a pescar cuando tiene tiempo libre para estar en casa.

—Joder, ¿me hiciste enseñarle a Jonah a pescar con una rama cuando tenían todo este equipo profesional de pesca escondido aquí?

savage; nsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora