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Niall jugaba con su viejo yoyo, sentado en el filo de su cama resoplando una y otra vez por lo aburrido que estaba. Gemma y Liam habían partido esa misma mañana junto con su padre a Alaska. Jonah, Louis, Selene, Zara y Newman se encontraban en la escuela, mientras que Harry se había ofrecido a quedarse en casa solo para vigilar Niall.

Nunca pensó decir aquello, pero Niall en verdad añoraba la escuela. Extrañaba a sus amigos, extrañaba el club de música, extrañaba sobre todo las tardes en el bar cercano junto con Zayn y Matthew, y ahora todo eso le había sido arrebatado. Como si le hubieran quitado un objeto preciado de las manos y ahora tuviera que soportar ver a alguien más divertirse con él.

Hastiado de tanta monotonía Niall rápidamente se puso de pie y se dirigió a la habitación de Harry, dejando su yoyo de lado levantó el puño para tocar la puerta, pero antes de que su mano pudiera tan siquiera tener contacto con la madera la voz de Harry rugió dentro de la habitación.

—¿Qué quieres Horan?

Niall sacudió su cabeza, dejando sus preguntas de lado, y abrió la puerta con feracidad.

—Estoy harto de estar aquí. Extraño a mis amigos, mi casa, incluso a la escuela. Yo, Niall Horan, ¡extrañando la escuela! —exclamó, levantando sus manos en ademán de frustración— debo estar volviéndome loco.

—¿Y me estás contando esto por qué...? —cuestionó el castaño, lamiendo su pulgar para pasar a la siguiente página de su libro, ni siquiera levantando la mirada.

—Necesito salir de aquí, ¿por qué todos salen menos yo?, ni siquiera creo que ustedes tengan la necesidad de ir a la escuela.

Harry suspiró, dejando su libro de lado. Talló sus ojos con cansancio, parecía algo frustrado, sin embargo, respondió las preguntas de Niall con calma.

—No podemos confiar en ti aún, no tienes el suficiente autocontrol sobre tu cuerpo como para asegurarnos de que no pondrás en peligro a nadie —explicó Harry—. Tus actos no solo te pueden traer consecuencias a ti, sino a la manada entera, estás bajo nuestro cargo después de todo.

Niall pareció querer decir algo, sin embargo cerró la boca nuevamente en cuanto la abrió.

—Y en cuanto a la escuela. Nuestra tarea es proteger a los estúpidos mortales y verificar que las normas del círculo se cumplan, así que tenemos que mezclarnos sin ser notados.

—¿Entonces se supone que me quede aquí sentado viendo como todos ustedes salen a divertirse mientras yo me quedo prisionero en una sucia cabaña en medio del bosque?

Harry rascó su ceja, mientras miraba a un punto fijo en su habitación. Soltó un suspiro largo y profundo y con su lenta voz ronca respondió.

—Te propongo un trato. Mi padre quiere que te vuelva un miembro fuerte de la manada para la fecha en la que él regrese de su viaje —explicó el castaño—. Tu cooperas, intentando cambiar de forma, y yo te dejaré salir de vez en cuando.

Una amplia y blanca sonrisa se abrió paso en el rostro de Niall, pequeñas arrugas aparecieron a cada lado de su rostro acompañadas de dos lindos hoyuelos en sus pómulos, y de repente, el rubio ya se encontraba abalanzándose hacia el fornido cuerpo de su alfa.

—Gracias, gracias, gracias —repitió una y otra vez contra los rizos de cabello castaño, abrazando su cuello.

Harry puso una de sus manos en el costado de Niall, alejándolo un poco con delicadeza. Lo miró a los ojos y continuó.

—Pero saldrás acompañado de nosotros.

La sonrisa de Niall se rompió un poco, sin embargo se mantuvo.

savage; nsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora