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—¿Quién eres? —preguntó Niall, su voz sonando temblorosa.

—¿Tan rápido me has olvidado? —interrogó la sombra del hombre de espalda ancha— pensé que nuestra relación había significado algo para tí.

Y aunque la voz le sonaba vagamente familiar, Niall retrocedió dos pasos, viendo el pasillo de reojo, rogando porque Harry se apareciera en cualquier momento.

El hombre se dio la vuelta, quedando cara a cara con Niall. La luz amarillenta de la farola en la calle alumbraba la silueta del extraño, dándole un aire sombrío y mórbido que le erizó la piel a Niall. No pudo apreciar su rostro, el cuarto estaba muy oscuro y su cuerpo se encontraba a contraluz.

Niall tomó lo primero que vio entre sus manos. Ciñó su puño alrededor del viejo palo de golf y lo levantó como si se tratase de un bate de baseball. Por algún motivo aquella escena le parecía vagamente familiar, le recordaba a la ocasión en donde se encontró al vampiro hurgando en su casa.

—Deja de jugar y dime quien mierda eres —demandó el considerablemente más petizo rubio.

Una risa amarga abandono la garganta del extraño, que sin advertencia alguna, se alejó de la ventana, comenzando a merodear por la habitación.

—Tu habitación sigue igual a como la recuerdo —murmuró, tocando con la punta de sus dedos la cinta de uno de los trofeos que Niall había ganado en un partido de futbol a los doce años.

Fue entonces cuando el corazón de Niall comenzó a palpitar vehemente contra su pecho, casi estaba seguro de poder escuchar cada latido. ¿Dónde mierda estaba Harry?

—Recuerdo cuando ganaste este trofeo —dijo, Niall casi pudo percibir en su voz un deje de nostalgia—, era la final y anotaste el gol ganador, entonces tus compañeros te dejaron conservar el trofeo.

Los hombros de Niall se relajaron.

—¿Cómo sabes eso?

—Yo estaba contigo, ¿es en serio Niall?, eres más descerebrado que un trébol.

Entonces fue cuando el razonamiento lo golpeo. Su cabello castaño estaba más corto, su cuerpo había crecido considerablemente. Ya no era el mismo chico pálido y flacucho que recordaba.

—¿Greg?

—Bingo.

El palo de golf cayó a los pies de Niall, antes de que el menor de los hermano se abalanzara sobre la alta figura del castaño, rodeando sus gruesos hombros con sus brazos y escondiendo su cabeza en su pecho.

—No hagas tanto ruido, estoy seguro de que tu guardaespaldas podría aparecerse en cualquier momento.

—¿Qué es lo que haces aquí? —murmuró Niall, apartándose de su hermano.

—¿Qué es lo que haces tú aquí?, deberías estar a kilómetros de distancia. Estás poniendo en riesgo todos los sacrificios que mi padre tuvo que hacer para mantenerte a salvo solo porque te rehusaste a ser un siervo.

Entonces el ceño de Niall se frunció. ¿En serio reprocharle el no querer ser el esclavo de un chupa sangre era lo primero que Greg iba a hacer después de no haberlo visto por años?

—No quise tomar el camino cobarde.

—No acepté ser un siervo por cobardía Niall, además no olvides que tú me metiste en ésta situación, y nunca pedí saber, fuiste tú quien vino a contármelo todo y ahora estoy envuelto en este embrollo.

—Lo siento, ¿sí? —exclamó Niall frustrado, tirando de sus mechas de cabello rubias— tenía doce años, no sabía que rayos estaba pasando, pero fuiste tú quien decidió irse con ellos.

savage; nsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora