Capítulo 20

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Tris

Después de que Tobías se fuera fui hasta su departamento, no tenía nada que hacer ya que hoy los iniciados tendrían el día libre. Mañana ayudarán a llevar alimentos a Cordialidad según escuché de Christina.

Cerré la puerta tras de mí y fui hasta la cocina por agua; ¿que harán los otros líderes en Osadía? No hemos roto ninguna regla del consejo, todo esta normal que yo sepa. Mi teléfono suena y contesto al ver que es Chris quien me llama.

— Hola Chris.

— Tris, hola. Como estás?

— Eh.. Bien supongo, ¿para que me llamabas?

Tengo curiosidad de que están hablando los lideres y...

— No Christina — digo y me siento en el sofá.

¿Por qué no? Se que también tienes curiosidad.

— La curiosidad mató al gato Chris — digo rodando los ojos, pero es verdad lo que ella dice.

¡Que bueno que no somos gatos!

— Christina, no voy a...

No puedo terminar de hablar porque una mano tapa mi boca y me arrastra hacia atrás con tanta fuerza que hace que el sillón se vaya hacia atrás y caiga. Intento gritar y lo único que consigo que se oigan son sonidos incoherentes.

Mi atacante en un momento de descuido afloja su agarre y su capaz de gritar, esto no es posible. No esta pasando.

No de nuevo, por favor

Mi mente viaja al día de mi ataque, al día en que casi muero en el abismo, si no mataba el agua lo harían las rocas.

Vuelve a apretar su agarre y con fuerza piso su pie; el gime y me deja libre, no pienso solo corro en dirección a la habitación de Tobías, el tipo que entro al departamento estaba bloqueando la entrada así que esa no era una opción.

Trabo la puerta con seguro y la bloqueo con la mesa de noche, busco algo con que defenderme y no veo nada útil ¡Tobías eres un osado prodigio y no tienes algo con que defenderte en tu habitación!

Piensa...

Escucho como los golpes del intruso resuenan en la puerta, en el armario no hay nada, debajo de las almohadas... Ya me habría dado cuenta ¿debajo de la cama? Me agacho rápidamente y rebuscó en la oscuridad hasta que mis dedos tocan algo frío. Un arma pienso y la agarro con firmeza, me pongo en posición y apunto a la puerta esperando a que la derribe para poder apuntarle a mi oponente.

Segundos mas tarde, patea la puerta con fuerza y la abre encarnándolo quito el seguro del arma, el se queda quieto. Su rostro esta cubierto por un pasamontañas negro al igual que su vestimenta, es un osado seguro.

— Quedate, justo donde estás — ordeno y el alza las manos en señal de rendición — ¿Quien eres?

— Vamos estirada, debes recordarme — esa voz es familiar pero... No, eso no es posible.

— Quitate el pasamontañas — el no hace nada — Es mejor que me hagas caso.

El lentamente con una mano se quita el pasamontañas y me deja ver su rostro, definitivamente estoy loca, debo estarlo porque esto es una alucinación.

— Tu estas muerto — le digo cortante.

— Se supone que tu también — dice con su humor de siempre.

Bajo el arma y unas lágrimas rebeldes surcan mi rostro, sus labios forman una cálida sonrisa y corro hacia el para abrazarlo.

Por dios, Uriah esta vivo. ¿Como es posible?

Leal a ti Donde viven las historias. Descúbrelo ahora