Capítulo 22

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Narrador Omnipresente

La mujer en la sala repiqueteaba sus dedos sobre el viejo escritorio roído de madera contrachapada, no estaba sola, un hombre de traje la acompañaba.

El estudio estaba como lo había dejado aquella mujer, dentro del sector abandonado tenía la mejor "casa" y la mayoría de lujos, si así se le puede llamar a los alimentos, agua limpia, ropa en buen estado entre otros. Todo estaba limpio y en orden, lo que contrariaba sus pensamientos que estaban completamente desordenados.

El caballero frente a ella la miraba fijamente, escudriñando su rostro buscando similitudes con su hijo, a quien tuvo la "dicha" de conocer anteriormente; encontró los rasgos mas notables en ambos, sin embargo el ya los sabía luego de ver al niño crecer a través de los años, el era un testigo discreto de todo lo que pasaba en aquella casa del sector abnegado, de paredes grises y sin algún tipo de decoración mas que los muebles que utilizaban diariamente.

La mujer abandonada se levantó del escritorio y empezó a caminar dentro de aquel estudio, el hombre giró la silla para verla en su desesperación.

- ¿Quien eres y que quieres? - preguntó la mujer luego de un largo silencio, desde que aquel hombre entró en su humilde hogar, o así lo había llamado por muchos años.

- Solo quiero hablar contigo, Evelyn Eaton - dijo el hombre con burla - Lo siento, Jhonson - se corrigió con una sonrisa.

- Lo voy a repetir una vez más ¿qué quieres? - insiste ella

- Soy tu amigo Evelyn, solo quiero ayudarte a obtener lo que quieres - sonrió de manera compasiva y Evelyn resoplo.

-Y según tú, ¿Que es lo que quiero?- Pregunto escéptica.

-Tener a tu hijo de tu lado y que olvide a aquellas personas que lo alejan de ti- Respondió.

-¿Que es lo que propones?-Pregunto ella más interesada en lo que aquél hombre decía.

- Quiero destruir al consejo de Chicago, quiero a los lideres fuera. Para ello necesito tu ayuda y...

- ¿Como eso va a ayudarme a recuperar a mi hijo? El es un líder de Osadía - interrumpió ella.

- Si el esta de tu lado, no habrá problemas - dijo.

Como si eso ayudara en algo pensó Evelyn.

Ella sabía que no podía confiar en ese hombre, ya tenía a un líder de facción en su poder, hasta ahora el que más le interesaba; aunque dudaba si los eruditos permitieran su entrada a la sede de su facción. El clima cambió y empezó una débil llovizna seguida de una lluvia torrencial y parecía no querer escampar.

Un hombre de unos veinte años entró al estudio de Evelyn.

- El erudito está despierto - dijo, Evelyn asintió y con una mano lo despachó.

Aquel hombre aun sentado sonrió.

- Veo que has facilitado mucho las cosas - se levantó y fue hacia ella, apenas unos pasos los separaban.

Evelyn se alejó varios pasos y cruzó los brazos sobre su pecho.

- No te acerques - el se alejó alzando las manos en señal de rendición.

- ¿Quieres escuchar mi plan? - preguntó.

Resignada aceptó.

- Primero dime cual es tu nombre - preguntó Evelyn.

El hombre sonrió maliciosamente.

- David, y quiero ayudarte.

Tobías

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